Neurosis infantil

En la actualidad, los casos de neurosis en los niños se dan con mayor frecuencia, según reveló el doctor José Gustavo Bolaños Urrutia, especialista en salud mental infantil. Por este motivo, es de suma importancia permanecer bien atentos para, de ese modo, poder ofrecerle la atención que necesita al niño afectado. Su detección precoz representa la única posibilidad de disminuir los problemas de depresión, reduciéndose de ese modo la taza de suicidios tanto a corto como a largo plazo.
Según las estadísticas de neurosis en los niños, los porcentajes de casos son altos y preocupantes. En efecto, al menos 4 de cada 10 niños sufre en diferentes grados este problema, el cual suele manifiestarse especialmente antes de ingresar a la etapa de la adolescencia, alcanzando su punto más crítico entre los jóvenes adolescentes, que es cuando se incrementa exponencialmente el riesgo de suicidio.
Los expertos consideran que se trata de niños que no han sido deseados, fruto de una relación por mero placer sexual, por lo que no han recibido amor desde que fueron concebidos, y ahí es donde se inicia el problema. La adolescencia es la etapa en la cual los chicos empiezan a tomar sus propias decisiones, por lo que es en ese momento cuando comienzan a aflorar los problemas psico emocionales.
Según Urrutia, por difícil que parezca, los padres son los responsables del problema, pues los adultos son quienes pueden convertir a los hijos en personas felices y saludables o de potenciar su cuadro depresivo al negar la realidad o la cuestión de que su hijo tiene un problema.
El suicidio en los adolescentes representa un problema que viene siendo arrastrado desde hace años. En muchos casos, se debe a una neurosis que el niño ha ido desarrollando sin que sus padres lograran advertir que tenía un problema. Incluso, esta situación suele darse en aquellos niños cuyos padres también sufrieron de neurosis durante el transcurso de su vida, que jamás fueron  tratados.
Los padres se sienten responsables de sus hijos, lo que conlleva la desilusión a la decepción, hasta llegar a tal punto de que los niños no deseen vivir. Por eso es que desde pequeños deben ser observados sus comportamientos.