La leche de fórmula aumenta el riesgo de obesidad

Investigadores de la Universidad de Brigham Young dieron a conocer que darles leche de fórmula en demasía a los bebés aumenta el riesgo de que sufran obesidad a futuro, pues este hábito puede hacer que se acostumbren a comer alimentos en exceso a lo largo de su vida.

Según sostienen los expertos, las madres cometen el error de procurar que sus bebés tomen todo el biberón, porque a pesar que el incremento calórico que aporta la leche de fórmula suele quemarse, se acaba alterando la auto-regulación alimentaria.

Otras acciones que vuelven propensos a los pequeños a sufrir obesidad son: incorporar los alimentos sólidos antes del tiempo recomendado por los médicos o ponerlos a dormir con un biberón. Por todo esto, los expertos recomiendan cuidar la alimentación infantil, respetando las pautas para prevenir el exceso de peso.

Es importante tener en cuenta que un niño de dos años con sobrepeso u obesidad es más proclive a desarrollar dicha enfermedad durante la niñez, la adolescencia e incluso en la etapa adulta.

Durante el estudio, los expertos se dedicaron a analizar los datos de aproximadamente 8.000 familias, gracias a lo cual establecieron que los bebés alimentados con leche de fórmula tenían hasta 2,5 veces más de probabilidades de ser obesos en un futuro, en comparación con los bebés que toman exclusivamente leche materna durante los primeros seis meses de vida.

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Los bebés que comen sano son menos propensos a las alergias alimentarias

Hay evidencias que demuestran la existencia de una relación entre los hábitos alimenticios que mantienen los niños durante el primer año de vida y la aparición de alergia a los alimentos en torno a los dos años de edad, al menos así lo indica un estudio realizado por un grupo de expertos de la Universidad de Southampton (Reino Unido).

Aproximadamente el 8% de los niños padecen algún tipo de alergias alimentarias, motivo por el cual es importante ofrecerles a los bebés alimentos naturales y saludables.

Para el estudio se evaluó la dieta diaria de unos 1.140 bebés durante el primer año de vida y se realizó una comparación entre lo que consumían aquellos pequeños que padecían alergia y los que no. 41 de los cuales presentaron algún tipo de alergia alimentaria. Así, los expertos pudieron determinar que los que seguían una dieta saludable, a base de frutas, verduras, carne y pescado, eran menos propensos a desarrollar una alergia.

Los investigadores concluyeron que la dieta infantil puede ser un factor determinante en el desarrollo de una alergia alimentaria. Además, establecieron que los alimentos frescos para bebés, es decir, naturales y sin añadidos, como las frutas y verduras; producirían menos alergias que los procesados o congelados. La razón residiría probablemente en los distintos minerales, antioxidantes, vitaminas, ácidos grados y minerales que le aportan a los bebés.

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Semana Mundial de la Lactancia Materna: Revaloricemos la cultura de amamantar

Aprovechando la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que tiene lugar entre el 1 y el 8 de agosto, es importante subrayar que esta práctica tan natural no sólo es beneficiosa para la salud del bebé y la mamá, independientemente del tiempo por el que se pueda prolongar, sino que además es una excelente manera para afianzar el vínculo entre las madres y sus pequeños.

Amamantar es un acto muy íntimo. Siglos atrás, dicha práctica se “heredaba” pues, como no había otra manera de alimentar a los niños, ninguna mujer necesitaba aprender a dar el pecho ya que todas crecían viendo cómo se hacía. Incluso, al convertirse en madres, recibían el apoyo de las mujeres mayores de su familia o comunidad. Sin embargo, la situación actual es muy diferente. En las ciudades, las madres deben enfrentar retos mayores. Es bastante factible que un buen númmero de las mujeres que hoy se encuentran en edad reproductiva, no hayan visto más que en contadas ocasiones a otra mujer dándole el pecho a su bebé, puesto que muchas de ellas son hijas de la generación en la que amamantar no era la norma.

En las últimas décadas, hemos visto como ha crecido la oferta de leche de fórmula y mamaderas, entre otros accesorios, lo cual contribuyó en gran medida a que se fuera perdiendo cada vez más la cultura del amamantamiento.

Debido a la falta de referentes, la existencia de mitos como “mi leche no lo alimenta” o “hay que amamantar al bebé cada tres horas” y hasta el hecho de contar con información errónea, las madres de hoy suelen encontrar diveras dificultades al poner a sus bebés al pecho. Las dudas, la angustia o el dolor físico, pueden llegar a interferir e incluso llevar a renunciar al acto de amamantar.

Por todo esto, es fundamental revalorizar la cultura de la lactancia, tal como lo hacen los grupos de apoyo que son promovidos por distintas organizaciones en todo el mundo, para que el amamantamiento vuelva a convertirse en norma. No hay que olvidar que la leche materna es el mejor alimento para los bebés.

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Preocupan los altos niveles de azúcares presentes en las fórmulas lácteas

Tal como lo han alertado profesionales en salud infantil, existen determinadas marcas de leche en polvo que contienen altos niveles de azúcar, lo cual puede perjudicar el desarrollo del bebé. Por ello, es importante saber cuáles son sus efectos negativos antes de alimentar a los niños con esta clase de productos.

De acuerdo a un estudio realizado por la organización El Poder del Consumidor de América Latina, la cantidad de azúcares que contienen las leches de fórmula hace que los niños acaben consumiendo aproximadamente entre  3 y 6 cucharadas diarias de azúcar. Lo cual no es un dato menor, sobre todo si se tiene en cuenta el impacto que esto representa en la lucha por la buena nutrición infantil y el combate contra la obesidad, que es uno de los mayores problemas que afecta a niños de todo el mundo.

Por esa razón, es necesario destacar que la leche materna continúa siendo el mejor alimento para los bebés, especialmente en los primeros seis meses de vida. Sin embargo, cada vez más crece la demanda de productos industrializados para bebés, como es el caso de las fórmulas y alimentos usados para la alimentación complementaria, lo cual es preocupante porque contienen azúcares añadidos.

La raíz del problema reside en que la ruta metabólica de este tipo de alimentos sería radicalmente distinta a la de la leche materna. Teniendo en cuenta esta información, es necesario continuar insistiendo con la lactancia exclusiva pues es el alimento más efectivo y natural para el buen desarrollo del bebé.

Pérdida de peso del recién nacido

Todos, seguramente, alguna vez hemos escuchado decir que los bebés suelen perder peso durante su primera semana de vida. En efecto, este fenómeno es conocido como pérdida de peso fisiológica. Pero, ¿a qué se debe?

En su mayoría, los bebés que nacen a término, entre la semana 38 y 40 de gestación, pesan aproximadamente entre 2.7 y 4 kg. No obstante, es posible que su peso se encuentre un poco fuera de este rango y estar saludables.

Existen diferentes factores que afectan al peso del bebé, como por ejemplo la semana de gestación en la que nace, el sexo, la salud y nutrición de la madre durante el embarazo y la constitución física de sus padres. En cualquier caso, los bebés suelen perder entre un 5% y un 10% de su peso durante los cuatro días siguientes al parto, en relación con el peso corporal que tuvieron al nacer. Incluso, la pérdida de peso presentarse entre los 5 y 7 días posteriores al nacimiento.

Dicha pérdida de peso temporal es producida por el cambio de ambiente, la humedad corporal, la temperatura ambiental y, desde ya, por las primeras heces fecales, la orina y el sudor.   El peso del recién nacido también puede disminuir cuando la madre no produce la cantidad de leche suficiente durante los primeros días. Comúnmente, la producción de leche materna se incrementa a partir del quinto día de haberse producido el parto.  Es preciso señalar que los bebés que son alimentados con leche materna es normal que pierdan hasta un 10% del peso, mientras que en aquellos a quienes les dan leche de fórmula la pérdida es de alrededor del  5%. Por supuesto que esto es algo temporal, ya que entre los 10 y 14 días de vida los bebés recuperan su peso.

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La lactancia materna ayuda a que el cerebro de los bebés se desarrolle mejor

Es sabido que no existe mejor alimento para el bebé que la leche materna. Además de los beneficios a nivel nutricional y emocional de la lactancia, se ha comprobado que también favorece el desarrollo del cerebro de los bebés.

La leche materna contiene anticuerpos que protegen al bebé contra diversas infecciones, bacterias y virus. El que la mamá haya contraído un virus leve no es motivo para dejar de amamantar por temor a contagiar al pequeño sino que, por el contrario,  es necesario que siga dándole el pecho porque, de ese modo, le transmite las defensas creadas por su cuerpo para combatir dicho virus.

Aparte de ser natural, la leche materna le proporciona al bebé las vitaminas, proteínas y grasas necesarias. Es bueno saber que la composición de la misma va cambiando conforme va creciendo el bebé, ajustándose a las necesidades nutricionales en sus distintas etapas de desarrollo.

Al margen de contribuir a que los bebés sean más saludables, prevenir la obesidad e incrementar su coeficiente intelectual, un estudio desarrollado por expertos de la Universidad Brown ha demostrado que la leche materna colabora con el desarrollo cerebral de los pequeños.

Para arribar a esta conclusión, los realizadores de la investigación estudiaron el desarrollo del cerebro de unos 133 bebés y niños, con edades comprendidas entre los 10 meses y los 4 años, mediante resonancias magnéticas (IRM). De este modo, pudieron observar que aquellos niños que ya habían cumplido los dos años y que habían sido alimentados exclusivamente con leche materna, como mínimo hasta los tres meses de vida, evidenciaban un mayor desarrollo en las zonas del cerebro vinculadas con las emociones, el lenguaje y la capacidad de pensamiento, en contraste con aquellos que fueron alimentados con leche materna y leche de fórmula a la vez o sólo con esta última. En concreto, se hallaron diferencias de entre un 20 y un 30 por ciento en el crecimiento de la materia blanca del cerebro.

Asimismo, una vez que los niños fueron mayores, los expertos comprobaron que quienes habían sido amamantados evidenciaban un mejor desempeño en el lenguaje, así como un control motor y una percepción visual mayores.

Y como si esto fuera poco, también se descubrió que los bebés que fueron amamantados hasta después de cumplir su primer año de vida mostraban un mayor desarrollo cerebral en aquellas áreas que controlan las habilidades motoras, en comparación con aquellos que fueron alimentados con leche materna por menos de un año.

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La actitud de las embarazadas ante la lactancia

La actitud que manifiesta una embarazada frente a la lactancia puede revelar si la madre amamantará o no a su bebé. Por ese motivo, resulta de suma importancia que reciban todo el apoyo necesario, ya sea de la propia familia, de especialistas o instituciones públicas; para ayudarles a superar las dudas y preocupaciones que que posean en torno a la lactancia materna. Así lo han determinado en un estudio un grupo de  investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá), según el cual  ayudar a disipar temores y dudas servirá para que la madre alimente a su hijo con leche materna durante más tiempo.

Mediante dicha investigación se concluyó que las madres primerizas abandonan progresivamente la lactancia antes de cumplir los primeros seis meses, en contra de lo que recomienda la OMS (Organización Mundial de la Salud). Para realizar esta afirmación, los expertos encuestaron en dos oportunidades a unas 402 mujeres, la primera cuando estaban cursando un embarazo de 12 semanas y la segunda tras el parto. Los resultados revelaron que a pesar de que aproximadamente el 99% de las mujeres encuestadas amamantaba a sus bebés, solamente el 54% de ellas continuaron dándoles el pecho tres meses después del parto. Mientras que a los seis meses de haber dado a luz, tan solo el 15% de las mujeres que participaron del relevamiento reconoció que continuaba amamantado.

Al mismo tiempo, se determinó que el 54% de las madres mostraban una actitud neutral frente a la lactancia, es decir, que no tenían especial interés en amamantar a los bebés. La misma postura expresó el 53% de madres que alimentaban a sus pequeños con leche de fórmula a lo largo de los primeros seis meses de vida. Pero tal vez lo más llamativo de todo fue que poco más de la mitad de las mujeres que participaron del estudio optó por interrumpir la lactancia antes de cumplir con el periodo recomendado porque consideraban que no producían leche suficiente para alimentar a sus bebés.

Por otro lado, el estudio determinó que las madres que no eran primerizas eran más propensas a amamantar a sus hijos durante más tiempo. Lo cierto es que lo más recomendable es prolongar la lactancia materna el máximo de tiempo posible. Para eso, es necesario promover la lactancia entre las embarazadas, para modificar su actitud sobre la alimentación del bebé.

Las obligaciones laborales son el principal motivo de abandono de la lactancia materna

Considerando los resultados de una encuesta desarrollada por Iniciativa Global para la Lactancia (The Global Breastfeeding Initiative), el tiempo de lactancia materna se ve reducido por las obligaciones laborales. En tal sentido, a pesar de que las madres sostienen que lo mejor es que sus hijos dejen el pecho a los 17 meses, cuestiones como la vuelta al trabajo y los problemas sociales hacen la lactancia se vea interrumpida a los 6 meses de edad. De acuerdo a los datos de la encuesta, un 89% de las madres dejan de amamantar a sus bebés antes del primer año de vida, aunque la media del abandono se produce a los 6 meses. Además, la información que se desprende de dicho sondeo da cuenta de la existencia de una progresión entre el abandono y la edad del bebé, pues el 69% de las madres amamantan a sus hijos durante los tres meses iniciales, pero luego el porcentaje se reduce de manera gradual mes a mes, al punto de que solamente un 18% de las madres continúan con la lactancia hasta que sus hijos cumplen dos años. Con respecto a la tasa de abandono de la lactancia, los especialistas en el tema sostienen que la sociedad puede ser catalogada como responsable de haber modificado el hábito de lactancia a largo plazo. En efecto, muchas madres no pueden mantener la lactancia, por más que así lo deseen, sobre todo debido a la actividad laboral que llevan a cabo, aunque a ello se le suman las dificultades para amamantar en espacios públicos. La inexistencia de conciliación laboral y familiar, así como la imposibilidad de gozar de un permiso de maternidad semejante al de  otros países del mundo, haciendo hincapié en la alimentación y el bienestar del bebé, los prejuicios sociales que surgen al ver al ver cómo una madre amamanta a su bebé en un lugar público, son cuestiones en las que se está trabajando para poder cambiar la situación, aunque para ello parece quedar un largo trecho.

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La lactancia materna exclusiva previene la muerte súbita

Los beneficios de la lactancia materna, tanto para el recién nacido como para la madre, son ya conocidos. Por un lado, es el mejor alimento para el niño, puesto que aumenta sus defensas. Y, por el otro, ayuda a generar un vínculo más fuerte con su madre.
Los médicos indican que lo ideal son seis meses de lactancia exclusiva, para que el bebé pueda crecer sano. Esto además es ventajoso para la familia porque no tiene que gastar dinero en leche de fórmula, sino que la madre sólo necesita llevar una dieta equilibrada  y un estilo de vida saludable.
Es importante destacar que, según diversas pruebas que se han realizado, la falta de lactancia materna puede acarrear ciertos riesgos al niño, pues está comprobado que los bebés que no son alimentados con leche materna corren un riesgo mayor de sufrir el síndrome de muerte súbita.
Los especialistas indican que es necesario tomar a la lactancia como una obligación, porque se trata de un alimento que supera en nutrientes a cualquier otra alternativa natural o artificial, debido a que previene el riesgo a infecciones, enfermedades y alergias.
Considerando el aumento de desastres naturales que ocurren en distintos lugares del mundo, como terremotos, inundaciones o huracanes, los profesionales de la salud señalan que en dichos casos los niveles de mortalidad infantil son de entre 2 a 70 veces más a causa de que los bebés, al no haber sido alimentados con leche materna, no poseen las defensas altas, quedando expuestos de ese modo a todo tipo de infecciones, enfermedades respiratorias o cuadros de desnutrición severa, etc.

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La lactancia materna exclusiva previene la muerte súbita

Los beneficios de la lactancia materna, tanto para el recién nacido como para la madre, son ya conocidos. Por un lado, es el mejor alimento para el niño, puesto que aumenta sus defensas. Y, por el otro, ayuda a generar un vínculo más fuerte con su madre.
Los médicos indican que lo ideal son seis meses de lactancia exclusiva, para que el bebé pueda crecer sano. Esto además es ventajoso para la familia porque no tiene que gastar dinero en leche de fórmula, sino que la madre sólo necesita llevar una dieta equilibrada  y un estilo de vida saludable.
Es importante destacar que, según diversas pruebas que se han realizado, la falta de lactancia materna puede acarrear ciertos riesgos al niño, pues está comprobado que los bebés que no son alimentados con leche materna corren un riesgo mayor de sufrir el síndrome de muerte súbita.
Los especialistas indican que es necesario tomar a la lactancia como una obligación, porque se trata de un alimento que supera en nutrientes a cualquier otra alternativa natural o artificial, debido a que previene el riesgo a infecciones, enfermedades y alergias.
Considerando el aumento de desastres naturales que ocurren en distintos lugares del mundo, como terremotos, inundaciones o huracanes, los profesionales de la salud señalan que en dichos casos los niveles de mortalidad infantil son de entre 2 a 70 veces más a causa de que los bebés, al no haber sido alimentados con leche materna, no poseen las defensas altas, quedando expuestos de ese modo a todo tipo de infecciones, enfermedades respiratorias o cuadros de desnutrición severa, etc.

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