Cambios de humor en el embarazo

El embarazo es una etapa de grandes cambios, no sólo hormonales sino también  de humor. En tal sentido, la ansiedad, los miedos y las preocupaciones, al igual que el entorno en el que se mueve la embarazada, son considerados factores decisivos que influyen en el humor y las emociones de las futuras madres.
Son muy comunes los cambios de humor durante el embarazo, por lo que no es necesario preocuparse demasiado por ellos. No obstante, también es normal que dichos cambios  provoquen angustia.
En la mayoría de los casos, la mujer embarazada se siente vulnerable, e incluso incomprendida, de modo que necesita que la protejan y acompañen más de lo habitual.
La maternidad, además de profunda felicidad, suele despertar en la mujer sentimientos encontrados. Así, puede que por momentos se sienta feliz y llena de euforia, mientras que en otros la invada el malhumor o esté deprimida.
Estas variaciones en los estados de ánimo generalmente aparecen entre la sexta y décima semana de gestación, tendiendo a disminuir hacia el segundo trimestre, para retornar después en el momento del parto. De todos modos, esto no se da en todas las mujeres por igual ya que no siempre son tan marcados los cambios.
Para poder sobrellevar mejor esta etapa es importante estar tranquila, no sólo por el bien de la madre sino también del bebé, y aprovechar esta situación para fortalecer el vínculo con la pareja, hablándole sobre las emociones que se están experimentando. También puede ayudar buscar distraerse, ya sea saliendo de compras, visitando amigas, dando un paseo, etc.

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Inteligencia emocional del bebé

Los bebés pueden pasar de la risa al llanto de un momento a otro, con bastante facilidad. Estos repentinos cambios de humor encuentran su causa en que las emociones de los bebés se caracterizan por producirse de manera muy intensa y muy frecuentemente, algo que va reduciéndose a medida que el bebé va creciendo y va disponiendo de mecanismos tranquilizadores, propios de su proceso madurativo.
Tales estrategias de auto-tranquilización se encuentran, por lo general, vinculadas con rutinas que le resultan placenteras como es el caso de chuparse el dedo o abrazarse a su osito, pero requieren de un nivel de maduración y se producen por efecto de una evolución emocional. El desarrollo de tales estrategias, le llevará a un uso inteligente de las emociones y representan el origen de la capacidad que tendrá una persona para elaborar una respuesta apropiada ante ciertas situaciones.
El llanto representa el primer modo de comunicación del bebé y para los padres constituye la señal principal a la cual prestan atención. Estudios recientes han revelado que se debe evitar mantener el llanto como el único medio de comunicación con el bebé, prestándole más atención a la comunicación positiva.
Los besos, los abrazos, los juegos compartidos, las caricias y las palabras, entre otras cosas, componen esa comunicación positiva.
Responder de manera adecuada a sus necesidades y tener en cuenta su disposición para prestar atención a la comunicación y a los juegos, resulta esencial para el correcto desarrollo de la inteligencia emocional del bebé.
Los recién nacidos pasan cerca de 9 horas durmiendo a lo largo del día y aproximadamente 8 por la noche, con diferentes intervalos para alimentarse. Cuando el bebé despierta, los padres pueden contribuir a afianzar el vínculo afectivo con su hijo, ayudándole a construir un positivo desarrollo emocional.
Mientras están despiertos, los bebés pasan por tres etapas de actividad y expresión emocional:
La alerta tranquila, se produce cuando el bebé despierta. Se quedará acostado y quieto, contemplando tranquilo y satisfecho  todo cuanto haya su alrededor. Los padres pueden aprovechar la ocasión para darle cálidamente los buenos días, y él responderá mirándolos a los ojos.
Durante la alerta activa, el bebé se verá interesado por los objetos visuales y por los estímulos auditivos, intentando responder a los sonidos moviendo sus brazos y piernas, y girando el cuello para observar lo que sucede a su alrededor.
La tercera fase es el llanto, durante la cual se mostrará cansado. Para calmarlo, nada mejor que saciar sus necesidades de aseo y alimentación, arrullándole en brazos para calmarlo.