El consumo de tabaco en el embarazo aumenta el riesgo de sufrir cólicos en el futuro bebé

Existen mujeres que durante el embarazo continúan fumando, porque no quieren o no pueden dejar el cigarrillo. En tanto que hay algunas madres que optan por realizar una terapia de reemplazo de nicotina para controlar de alguna manera la adicción.  Lo real, es que ambas opciones pueden acarrear una gran cantidad de problemas de salud para el feto, a los cuales ahora se agrega la predisposición a dar a luz bebés que sufran de cólicos.
La exposición del bebé a la nicotina  en el vientre materno, tanto por la adicción al tabaco de la madre o por el consumo de los distintos productos de reemplazo, presenta una relación directa con el riesgo que corren los bebés de sufrir cólicos.  A esta conclusión llegó la investigación titulada “Terapia de reemplazo de nicotina durante el embarazo y el cólico infantil”, cuyos resultados fueron publicados por la Academia Estadunidense de Pediatría.
Según Ioanna Milidou, del Hospital Regional Herning, Dinamarca, que estuvo a cargo de la investigación, la nicotina que recibe el feto afecta de igual manera las funciones gastrointestinales del bebé así como el desarrollo de su sistema nervioso.
De modo que el uso de parches, chicles o inhaladores con nicotina, causan los mismos efectos sobre el pequeño que la exposición al tabaco.
En los últimos años, los efectos contraproducentes del tabaquismo en el embarazo ha ido en claro ascenso y, por ese motivo, buena parte de las mujeres se han inclinado por las terapias de reemplazo, las que hasta ahora no implicaban complicaciones para el bebé, pero que a partir de esta investigación se sabe que se basan en productos que representan un riesgo latente para el feto.
Durante el estudio, se observó que los bebés que eran expuestos a las terapias de reemplazo durante la gestación nacían tenían un riesgo mayor de padecer cólico infantil al igual que los bebés que eran expuestos al humo del cigarrillo.

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Proceso de sueño de los bebés

Durante sus primeros meses de vida, los bebés suelen pasar despiertos toda la noche y durante el día duermen plácidamente. Acostumbrar al bebé a dormir de noche no es algo que ocurrirá fácilmente, pues representa todo un proceso que puede extenderse entre uno a tres meses.
Lo que toda madre debe saber, especialmente las primerizas, es que los horarios de sueño del bebé, que se dividen durante el día en tiempos distintos, son mayores que el nuestro.
Se estima que un recién nacido duerme alrededor de entre 16 y 18 horas diarias, distribuyendo el sueño  en 6 o 7 intervalos de aproximadamente unas 2 o 3 horas.
Una de las cuestiones principales que hace que los bebés posean el sueño interrumpido es el hambre, pues los bebés precisan alimentarse a cada momento ya que sus estómagos son muy pequeños, y sus necesidades de vitaminas, proteínas y minerales son amplias porque se encuentran en constante crecimiento y desarrollo. Además, al alimentarse de forma exclusiva con leche materna,  como ésta se digiere rápidamente,  los recién nacidos precisan alimentarse cada un espacio de entre dos y cuatro horas.
Por otro lado, vale señalar que los bebés no diferencian el día y la noche, de modo que no saben que la noche es para dormir, sino que siguen los mismos patrones de sueño que tenían en el vientre materno.
También, influyen bastante las condiciones ambientales. De modo que si hace mucho calor o frío en el cuarto del pequeño, esto no le molestará al momento de dormir, propiciando que despierte con llanto. Es importante no abusar con el abrigo pero tampoco dejarlo muy desprotegido.
Las molestias por tener el pañal sucio, son otros de los factores que suelen interrumpir el sueño, puesto que hay que cambiarlo.
Los gases, a la vez, pueden ocasionar también problemas a la hora de dormir, porque propician la aparición de molestias e incluso cólicos.
El proceso de la dentición influye mucho también en el proceso de sueño de los pequeños, debido a que puede generar inflamaciones en las encías o escozor.
Incluso, demasiada luz o demasiada oscuridad en la habitación del bebé puede llegar a generar trastornos en el sueño del pequeño, por lo que resulta recomendable utilizar una lámpara pequeña de luz tenue por las noches.

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Cómo aliviar los cólicos en los bebés

Los cólicos, sobre todo en los bebés de menos de seis meses, conforman una dolencia bastante frecuente. Por lo general, son provocados por la intolerancia a la leche materna, sobre todo cuando la madre sigue una dieta rica en alimentos a los que son sensibles, como es el caso de  bebidas gaseosas, comidas picantes, etc; o porque no  toleran la leche de fórmula;  cuando se traga aire por el chupón del biberón, al comer pues está tragando aire; y al no eructar lo suficiente. También, el estado de ánimo de la madre puede influir en el bebé, provocándole cólicos.
Cuando un bebé llora de manera incesante y prolongada, sin ningún motivo aparente como hambre o el pañal sucio, y atrae sus rodillas hacia el vientre, éste es considerado como llanto por cólico.
De modo que cuando observes que tu bebé tiene cólicos nunca pierdas la calma,  todo tiene solución. Si te desesperas, le puedes llegar a transmitir tu ansiedad al bebé, agravándole sus molestias.
Siempre es fundamental hacerle eructar luego de tomar la leche, con su cabeza colocada por encima de uno de tus hombres, sobándole la espalda.
El agua de anís es muy efectiva para calmar los cólicos. Así que puedes preparara un té con esta hierba y, luego de dejarla entibiar, dársela con una cuchara.
Los masajes pueden ayudarlo mucho al pequeño para calmarle los dolores estomacales, al igual que la música clásica, pues está comprobado  que es un excelente calmante para los bebés.
Para prevenir los cólicos es importante que cuides tu dieta, evitando ingerir aquello que creas puede estar afectando tu leche, cambies de fórmula, previa consulta con el pediatra,  y cambies de tetina en caso que el biberón posea el orificio muy grande.

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Cómo aliviar los cólicos en el lactante

Últimamente, se ha generalizado la teoría del cólico, el cual es tradicionalmente conocido en pediatría como cólico vespertino o cólico de los tres meses, que se manifiesta como llanto inexplicable.
Los cólicos por lo general son asociados con las molestias vinculadas con el aparato digestivo, todavía inmaduro, que ocasionan dolores de panza, retorcijones o gases.
Si bien es poco probable evitar los cólicos, es posible aliviar el dolor del bebé mediante algunas técnicas.
Es importante observar la succión del bebé, corrigiéndola en caso de que trague mucho aire al amamantar, ayudando de ese modo a que tenga menos gases.
También, es bueno hacer movimientos suaves con sus piernitas, imitando el movimiento de pedaleo.
Sostenerlo boca abajo, sobre el antebrazo,  masajear su pancita con movimientos circulares, darle un baño de agua tibia o mecerlo y arrullarlo, son otras de las cosas que suelen calmar al pequeño.
Generalmente, los cólicos tienden a desaparecer cerca de los 3 meses, momento en que madura el intestino.
Una de las creencias más extendidas es aquella que sienta por hecho la relación entre los cólicos del lactante y los alimentos que ingiere la mamá. Sin embargo, los cólicos son normales en todo lactante y, hasta tanto no madure su intestino, es poco lo que podemos evitar.
Es bueno aclarar que los alimentos que ingiere la madre no pasan de manera directa al bebé, pero existen algunos alimentos, como el ajo o los picantes, que por su fuerte sabor pueden alterar de algún modo el gusto de la leche, generando en el bebé un rechazo momentáneo de la misma.
Algunas mamás, han notado que cuando ellas comen alimentos que les ocasionan gases, sus bebés se ponen más molestos y suelen tener más cólicos de lo habitual. Esto quizá se trate de algo más psicológico que fisiológico en sí.