Hijos únicos ¿son igual de sociables?

Cuando tenemos un hijo, lo que más deseamos es que no esté solo. Es por eso que muchas parejas se plantean la posibilidad de darle un hermanito o hermanita. Alguien con el que pueda crecer, jugar y aprender, que le proteja y le anime cuando las cosas no salgan bien y que sea su amigo y compañero.

Sobre todo por una idea muy extendida, que los hijos únicos son menos sociables que los que tienen hermanos. Sus hábitos de juego, la necesidad de compartir, el hecho de enfrentar caracteres desde pequeños, son claves que favorecen una predisposición a la interrelación personal. Pero, ¿hasta que punto es cierta la afirmación que nos ocupa?

Crear familias más allá de la línea de sangre

Aprender a confiar en el otro. Una pata importante para los niños que debemos fomentar desde que son pequeños. La idea es que no vean al otro como un rival ni un adversario que trata de captar la atención de los demás, sino como un igual. Alguien con el que compartir mi rato de juego y de disfrutar con su compañía.

El ser humano está diseñado para no estar sólo, pero los niños aún no lo saben. Les gusta ser el centro de la atención de sus padres y por eso un hermano puede crear una fricción que, de hecho, es necesaria en la vida actual.

bebes jugando
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Sin embargo, no está comprobado que un hijo único sea menos sociable, más callado e introvertido que alguien que tiene hermanos. Depende de la educación y del propio carácter del niño. Pensemos que, el hecho de que tenga hermanos le ayuda a desarrollar su hábito de juego en los primeros años, y también en momentos en los que salen de su ambiente natural, como pueden ser las vacaciones.

Pero más allá, cada uno de los hermanos tiene su círculo de amigos y sus relaciones. Es por eso que a veces son totalmente diferentes, su carácter se ha forjado así, y no por tener a un hermano cerca son más sociables.

De hecho, han hermanos que, por la propia necesidad de protagonismo de uno, crea en el otro esa conciencia un poco de ser el menos atendido, el más desfavorecido en ese sentido, y se vuelve más introvertido con el tiempo.

Al final, lo que de verdad importa a la hora de tener un hijo es saber que puedes darle lo que necesita, que estará protegido y que se sentirá querido. Luego tocará la aventura de aprender a volar solos y ahí, aunque le podamos aconsejar y ayudar, a la larga él será el que tome sus decisiones y escoja a sus compañeros de viaje.

Los celos comunes ante la llegada de un hermanito

Ante la llegada de un hermano son muy normales los celos, sobre todo en niños de dos años en adelante ya que son sumamente sensibles a los cambios. Para ayudarles a superar dichos celos, los padres tenemos que hablar previamente con nuestro hijo y dejarle que toque el vientre de mamá. Y, lo más importante, cuando nazca el bebé, es necesario dedicarle más tiempo al hermano mayor para evitar que se sienta desplazado.
Los celos, una combinación de amor y odio muy complicada de tolerar, representan un sentimiento natural. Los cuales pueden expresarse de diferentes maneras, a través de berrinches, llanto, irritabilidad, o mediante otro tipo de acciones, como hacerse pis encima.
Por eso, sin importar la edad que tenga su hijo, los padres deben explicarle a él que va a tener un hermano. No es bueno esconder aspectos tan evidentes como el embarazo, ya que resulta contraproducente.
Hay que dejar al niño que toque el vientre de su mamá. También,  pueden mostrarle fotos suyas de cuando él era pequeño o mostrarle otros bebés para que se vaya haciendo una idea de lo que va a suceder.
En sí, lo que el niño espera es que llegue un compañero de juego y no un bebé. De ahí que resulta indispensable explicarle la diferencia y que tendrá que pasar un tiempo hasta que puedan jugar juntos. 
Para el hermano mayor, el bebé, a quien ve como un invasor de su territorio, demanda mayor atención y el tiempo de sus padres. En estos casos, es conveniente  reservar un espacio para el juego para el hermano mayor, dándole al pequeño un espacio amplio con sus juguetes y enseñándole que hay zonas que deben ser respetadas. Y siempre hay que dejar bien claro que no se permite ningún tipo de agresión.
Al mismo tiempo, los padres deben intentar repartirse el tiempo dedicado a los hijos. De ese modo, mientras uno se dedica al bebé, el otro puede dedicarse a los hermanos mayores acompañándoles en sus actividades diarias.
Si bien al comienzo la llegada de un hermanito es una situación un tanto difícil para el o los hijos mayores, con el tiempo se vuelve una experiencia maravillosa. Lo fundamental es demostrarles mucho cariño, ya que eso les da seguridad y les ayuda a crecer y a ser independientes.