El sobrepeso en las embarazadas predispone a los bebés a sufrir obesidad

Según los profesionales médicos, los problemas de sobrepeso o de obesidad en las madres constituyen un factor de riesgo en la gestación debido a que existe la posibilidad de que sufran complicaciones, que pueden llegar a afectar incluso al bebé que se está gestando.

En efecto, investigadores colombianos realizaron un nuevo estudio según el cual los problemas de sobrepeso en las embarazadas predispone al bebé que está en el vientre a padecer lo mismo, es decir, la mayoría de las mujeres obesas dan a luz a bebés obesos, algo pudiendo llegar a afectar su desarrollo desde su nacimiento.

Del estudio, que ha sido llamado «Factores de riesgo perinatales para sobrepeso y obesidad en escolares en una población bogotana», participaron unas 528 mujeres y sus respectivos niños cuyas edades oscilaban entre los 5 y los 10 años.

Uno de los ítems más importantes de la investigación ha sido el de la programación fetal, que da cuenta cómo el ambiente al que es expuesto un feto influirá indefectiblemente en él durante su desarrollo.

De esta manera, se verificó que aquellas mamás que sufrían de sobrepeso antes de quedar embarazadas poseían casi el doble de riesgo de que sus hijos padecieran obesidad entre los 5 y 10 años de edad. Por lo que el cuidado inapropiado de la mujer influye en la vida de los niños.

Las mujeres obesas corren el riesgo de tener bebés demasiado grandes. Incluso, es sabido que cuanto mayor sea el peso del pequeño al momento de nacer mayores serán las posibilidades de padezca obesidad, ya sea a corto como largo plazo, pues necesitará más calorías para poder mantenerse y las continuará almacenando.

Una alimentación inadecuada produce alteraciones hormonales que, cuanto antes comiencen, se volverán permanentes. En caso que el niño nazca con un peso normal también será susceptible de ser obeso, ya que adoptarán las malas costumbres alimenticias de sus madres que, sumado a una vida sedentaria, los expondrá a padecer serias enfermedades.

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Dieta para mujeres con diabetes gestacional

En España, el 8,6% de las mujeres embarazadas padecen diabetes gestacional. Esta cifra da cuenta de un problema, el cual se presenta como una de las alteraciones más comunes durante la gestación.

En las últimas décadas se ha registrado un notable aumento de casos de diabetes gestacional que, según los especialistas, se debe principalmente al incremento de la obesidad en las mujeres.

La diabetes gestacional acarrea diferentes complicaciones. Entre ellas, el aumento de peso del feto y mayores posibilidades de cesáreas. Al mismo tiempo, tras el parto, los bebés serán más propensos a sufrir diabetes, mientras que sus madres tendrán mayores posibilidades de padecerla a largo plazo.

De todos modos, es bueno saber que la calidad de la asistencia a la embarazada con diabetes gestacional mejoró de manera considerable y se espera la creación de unidades específicias de diabetes y gestación en los principales centros de salud españoles.

Las mujeres con diabetes gestacional, pueden verse beneficiadas si adoptan una dieta con bajo índice glucémico. Por lo menos, así lo asegura el Servicio de Salud del Sudeste de Sydney, Australia, en un estudio que realizó recientemente. De acuerdo a lo revelado en dicha investigación, este tipo de alimentación puede ayudar a las mujeres con diabetes gestacional a disminuir de manera  significativa la necesidad de insulina.

La dieta con bajo índice glucémico consiste principalmente en consumir carbohidratos de digestión lenta, como por ejemplo el pan, la patata y el arroz. Además de proteínas magras, presentes en el pollo, la carne y el pescado; y productos naturales, evitando lo más que se pueda aquellos que sean muy procesados.

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La excesiva exposición frente al TV repercute en el desarrollo de los niños

No son pocas las familias que acosumbran dejar encendida la televisión  todo el día a modo de compañía. Ante esto, los especialistas se han encargado de señalar que es una costumbre por demás negativa ya que puede afectar el desarrollo de los niños. Precisamente, se llevó a cabo una encuesta en los Estados Unidos acerca del consumo de la televisión por parte de los pequeños, según la cual los niños pasan la misma cantidad de horas frente al TV que en la escuela.

Los expertos aseveran que los niños, entre los 8 meses y los 8 años de edad, pasan unos 232 minutos diarios en su hogar con la televisión como ruido de fondo, a lo cual se le suman unos 80 minutos extra de exposición activa. En total, los niños están aproximadamente 5 horas por día en constante contacto con el aparato, un dato que resulta realmente sorprendente.

De la encuesta participaron 1500 padres, quienes debieron contestar preguntas sobre las actividades que realizaban sus hijos, debiendo detallar si tenían la costumbre o no de dejar prendido el televisor aún cuando no se esté mirando nada en particular. La situación es preocupante, y debe ser tomada por los padres como una señal de alarma.

De manera que la televisión debería permanecer apagada cuando no la están mirando, limitando su consumo por parte de los menores de 2 años pues el ruido que genera el aparato puede confundirlos en esta etapa tan importante en la que están comenzando a aprender a hablar. Los bebés a quienes leen cuentos sus padres se animan a balbucear palabras, en tanto que los que miran televisión permanecen en silencio. Por lo que el desarrollo del lenguaje se ve seriamente amenazado.

A pesar de que los especialistas no saben exactamente cuáles son los efectos que esta circunstancia ocasiona en el cerebro de los niños, sí se sabe que a causa de estas costumbres los pequeños juegan menos o realizan poca actividad física, lo cual los va condicionando paulatinamente, volviéndolos sedentarios y exponiéndolos a padecer obesidad o cualquier otro tipo de problemas de salud.

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Se vincularía a la obesidad con una menor sensibilidad de las papilas gustativas

Un estudio realizado recientemente en Alemania dio cuenta de que los niños con problemas de obesidad tienen unas papilas gustativas menos desarrolladas que las de los niños de peso normal. Por consiguiente, son menos capaces para distinguir entre los cinco tipos más importantes de sabores, a saber: dulce, agrio, umami, amargo y salado, lo cual los podría llevar a desear comer más comida para alcanzar la sensación gustativa que poseen el resto de los individuos.

De la investigación participaron unos 99 niños con problemas de obesidad y 94 con peso normal. En ambos grupos, las edades estaban comprendidas entre los 6 y los 18 años. Los especialistas evaluaron la sensibilidad gustativa de cada uno, colocándoles en la lengua 22 tiritas que contenían los cinco tipos de sabor. Las pruebas dieron como resultado que los niños podían distinguir mejor los sabores dulces y salados, aunque tenían más dificultades para diferenciar  entre lo salado y lo agrio o lo umami. Mientras que a los niños con problemas de obesidad se les dificultaba más distininguir los tipos de sabores.

Al evaluar los resultados, los investigadores consideraron que tanto los genes como las hormonas y la exposición a distintos sabores durante la niñez se relacionan con las diferencias existentes entre las personas en cuanto a su sensibilidad a los sabores. Por lo que quienes poseen más sensibilidad a los sabores pueden ingerir menos cantidad de alimentos, pues no precisan demasiado para lograr satisfacer su necesidad gustativa, todo lo contratio a lo que sucede en los niños obesos. De todos modos, aún no se ha  podido hallar una relación directa entre la obesidad y la reducción en el desarrollo de las papilas gustativas.

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Los bebés tratados con antibióticos corren riesgo de sufrir obesidad a futuro

Se dio a conocer un nuevo estudio, realizado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, en el cual se afirma que administrarles antibióticos a los bebés menores a los seis meses tendría efectos negativos, puesto que incrementaría el riesgo de padecer obesidad a futuro.
En general, la obesidad se produce a consecuencia de dietas desequilibradas y la falta de ejercicio físico. No obstante ello, hay investigaciones que dan cuenta de que los microbios existentes en los intestinos podrían desempeñar un rol fundamental en cómo absorbe el organismo las calorías. Además, la exposición a los antibióticos, sobre todo en niños de corta edad, podría atentar con las bacterias saludables que inciden en cómo son procesados los nutrientes en el cuerpo y que, de permanecer ahí, servirían de ayuda para mantenerse delgado.
Investigaciones anteriores, vincularon la obesidad con diversos factores. De todos modos, éste es el primer estudio que se realiza en lo que respecta al incremento de posibilidades de padecer obesidad en niños de edades tempranas a los que se les suministra antibióticos, pues estos fármacos influyen directamente sobre su masa corporal.
Así se comprobó que los niños, que habían sido tratados con este tipo de fármacos durante los primeros meses de vida, tenían un peso ostensiblemente mayor en comparación a su altura, en contraste con otros bebés a los que no se les suministró antibióticos.
En realidad, todo depende del momento en el que los pequeños son tratados con antibióticos, pues resulta riesgoso cuando se trata de niños menores a los seis meses de vida, pero no así en los pequeños de mayor edad.

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La lactancia materna ayudaría a reducir a futuro los casos de obesidad en las mujeres

La lactancia materna no sólo entraña beneficios para el desarrollo y la salud del bebé recién nacido sino que ahora los especialistas no dudan en afirmar que también resulta beneficiosa para la madre, ya que la ayuda a mantenerse más delgada, disminuyendo así el riego de padecer obesidad a futuro.
Todo embarazo influye de manera directa en el cuerpo de las mujeres, muchas de las cuales poseen dificultades para bajar los kilos que aumentaron durante la gestación. Incluso, a cierta edad el sobrepeso impacta de manera notable en la silueta de la mujer, pudiendo generarle en muchos casos problemas de autoestima de la mujer y desembocar en toda clase de enfermedades.
Según los expertos, amamantando a los bebés, las mujeres serán más delgadas una década después. Tal afirmación, se desprende de una investigación llevada a cabo recientemente en el Reino Unido, para la cual se realizó un seguimiento de unas 740.000 mujeres durante varias décadas.
A través de dicho estudio, que fue publicado en la International Journal of Obesity, se logró comprobar que las mujeres alrededor de los 50 años poseían un índice de masa corporal mayor, cuantos más hijos tenían. Estos datos cambiaban visiblemente en aquellas  mujeres que habían amamantado a sus hijos, puesto que por cada seis meses de lactancia el índice de masa corporal disminuía un 1%.
La investigación, dirigida por de la organización Cancer Research Uk y el Consejo de Investigación Médica (MRC) del Reino Unido, se apoyó en los datos del Estudio del Millón de Mujeres que, desde hace décadas, viene recavando información acerca de cómo los factores reproductivos y el estilo de vida impactan en la salud de la mujer.
De acuerdo a lo que sostienen los especialistas, el efecto positivo en el peso de la mujer se evidencia a largo plazo, lo cual representa un hallazgo revelador pues, de ese modo, la lactancia materna ayudaría a reducir los casos de obesidad a futuro y, por ende,  disminuiría la aparición de enfermedades relacionadas con el sobrepeso, como las afecciones cardíacas y la diabetes. Esto supondría una baja importante en el número de muertes prematuras generadas cada década por efecto de la obesidad.

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Los malos hábitos de las embarazadas modificarían el ADN del feto

Un estudio reciente logró demostrar que ciertas conductas y hábitos de las mujeres durante el embarazo, actuarían como una suerte de “programación” en el feto, predisponiéndolo a padecer sobrepeso duurante toda su vida.
Las mujeres que a lo largo del embarazo no se cuidan como es debido, al fumar, beber alcohol, tener una mala alimentación, la cantidad de ejercicio que realice o la exposición a ciertos agentes contaminantes,  podrían poner en riesgo la vida de sus bebés, puesto que tales factores influyen directamente en la alteración del ADN del bebé, influenciando su estado de salud durante su crecimiento. Esta teoría, es conocida como epigenética.
Para arribar a dicha conclusión, un grupo de investigadores se ocupó de analizar los genes de niños, con edades comprendidas entre los nueve y los once años, buscando genes que tuviesen la misma letra pero que se comportaran de manera distinta, en función a si el niño era obeso o delgado.
Tras la obtención de todas las muestras, se prosiguió realizando un análisis de las pruebas de sangre de esos mismos niños, las cuales habían sido tomadas cuando nacieron. De este modo, los resultados comprobaron que en diversos casos el ADN de los niños con sobrepeso poseía una composición química diferente desde el momento de su nacimiento.
Los niños que nacen con estas alteraciones en su ADN, al llegar a la vida adulta poseen  un sobrepeso que no es coincidente con sus hábitos alimenticios, por lo que no pueden restar la grasa localizada en su organismo de forma sencilla, a través de dietas o ejercicios. Por lo que su propensión a la obesidad se debe a los malos hábitos de sus madres cuando estaban embarazadas.

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La obesidad podría predisponer a las mujeres a sufrir complicaciones en el embarazo e incluso abortos

En una de las sesiones clínicas que se realizan en el Hospital Universitario de Canarias,  la doctora Nieves González hizo referencia a las complicaciones que devienen producto de la obesidad de la madre durante la concepción, la gestación y después del parto. En efecto, según la especialista, las mujeres que sufren de obesidad poseen el doble de posibilidades de aborto en contraste con las mujeres que no son obesas.
Al mismo tiempo, González expresó que la obesidad es como una epidemia de origen no infeccioso que, durante el embarazo, afecta a la fisiopatología de la mujer.
Las mujeres obesas, de por sí, es común que tengan problemas de esterilidad y  si a eso se le agrega el mayor riesgo de abortos, los problemas para lograr la concepción serían importantes.
En el embarazo, las mujeres con obesidad poseen un mayor riesgo de padecer tromboembolismos, apneas del sueño, diabetes gestacional, complicaciones infecciosas e hipertensión o preeclampsia. Incluso por el exceso de peso materno, puede verse alterado el crecimiento fetal ya sea  por exceso o por defecto, aumentando el  riesgo de padecer luego obesidad infantil y problemas cardiovasculares durante la adultez.
Como es sabido, es sumamente importante tomar ácido fólico previo al momento de la concepción, más aún en el caso de mujeres obesas,  para la prevención de malformaciones.
Vale recalcar la necesidad de llevar un control del peso previo al embarazo para, de ese modo, evitar posibles complicaciones.

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Factores que condicionan la fertilidad de la mujer

Al momento de conseguir un embarazo, muchas cosas entran en juego. Llevar una vida saludable, así como mantener una dieta equilibrada y evitar el estrés son algunas de ellas, que resultan claves para incrementar las posibilidades de lograr un embarazo.
La edad es uno de los factores más importantes que condicionan a las mujeres a la hora de tener hijos. A pesar de que el hombre es fértil hasta una edad avanzada, en la mujer es bien diferente, ya que a partir de los 35 años empiezan a surgir las dificultades para concebir. Aunque los avances de la ciencia han posibilitado que el umbral de edad en las mujeres para lograr un embarazo sea mayor. Si bien en la mayoría de los casos las dificultades se deben a problemas médicos, el estilo de vida es otro elemento que puede complicar conseguir con éxito la gestación. Cuestiones como la obesidad, el tabaco, el alcohol y una mala alimentación pueden generar efectos adversos en la fertilidad de cualquier mujer.
En el caso de la obesidad, ésta causa inconvenientes al momento de  la gestación, incluso mediante tratamientos de reproducción asistida. Por ello, hay que controlar el peso ya que una mujer que intenta aumentar su fertilidad necesita comer bien y mantener un peso saludable. De manera que si se padece obesidad, lo más conveniente es perder peso, mejorando así la calidad de los óvulos.
En el caso de las adeptas al deporte, si bien es cierto que resulta beneficioso para la salud y la calidad de vida, a la vez que ayuda a prevenir diversas enfermedades, lo mejor es bajar el ritmo y la intensidad del ejercicio, realizando deportes livianos como por ejemplo natación.
Para aquellas que toman fármacos, lo más indicado es consultar con el médico previo a intentar quedar embarazada, puesto que ciertos medicamentos afectan a la fertilidad e, incluso, hay algunos que pueden provocar defectos en el feto y hasta abortos.
Otro punto a tener en cuenta es evitar el contacto con ciertas sustancias como es el caso de los fertilizantes inorgánicos (nitratos, fosfatos), pesticidas y detergentes. 
Por su parte, el estrés también es un gran condicionante a la hora de buscar quedarse embarazada, debido a que puede reducir el nivel de gonadotropinas e incrementar los niveles de prolactina, lo que puede devenir en ausencia de ovulación. Hay que tener en cuenta que en aquellas mujeres que sufren un alto nivel de ansiedad y estrés las tasas de embarazo disminuyen considerablemente, aumentando a su vez las posibilidades de sufrir un aborto.
El apoyo psicológico es de suma importancia para poder afrontar la infertilidad. Está comprobado que la ayuda psicológica en tratamientos de reproducción asistida reduce la ansiedad y la depresión en pacientes infértiles, al tiempo que puede mejorar la tasa de embarazo.
Teniendo en cuenta todo esto, si al cabo de un año no se consigue quedarse embarazada, se debe acudir a un especialista para detectar la causa.

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El sobrepeso y la obesidad disminuyen las posibilidades de embarazo

Embarazo y obesidad son dos cosas que no deberían ir de la mano. Si bien el sobrepeso y la obesidad son dos términos bien diferentes; de acuerdo al enfoque que deseamos darle a este post, la situación casi es la misma. Lo que sí está más que claro es que no es lo mismo un embarazo con sobrepeso u obesidad que un embarazo de una persona saludable, con el peso adecuado. 
Es una realidad que la población con sobrepeso y obesidad sigue en aumento, y,  por supuesto,  esto no es bueno ni para quienes padecen dicho problema ni, claramente, para sus hijos.
De acuerdo al primer estudio realizado que asocia el sobrepeso y la concepción, reveló que el 43% de las madres con exceso de peso poseen problemas al momento de intentar quedar embarazadas.
Las posibilidades de concebir un bebé de manera natural van disminuyendo por cada punto que aumenta el índice de masa corporal de una mujer. Para que quede bien en claro,  una mujer con un índice de masa corporal de 35, con 1, 60 m de altura y 90 kilos de peso, posee un 26% menos de probabilidades de lograr un embarazo.
Al mismo tiempo, se debe prestar especial atención a la obesidad abdominal, es decir, esa acumulación de grasa localizada en la cintura que puede traer como consecuencia bebés con síndrome metabólico, una afección que se caracteriza por el desarrollo durante la niñez de enfermedades coronarias y diabetes. 
La mamás con problemas de obesidad, por lo general son sometidas a césareas, exponiendo al bebé a ciertos riesgos innecesarios y evitables. Si bien no es tarea fácil bajar de peso, una dieta equilibrada  y el consejo de un médico especialista serán de ayuda para mejorar las condiciones físicas de la mujer al momento de pensar en buscar un bebé.