Las mujeres con ovarios poliquísticos no tienen problemas reproductivos

ovario-poliquísticoHay quienes piensan que las mujeres con ovarios poliquísticos tienen problemas reproductivos. Pero pocos saben que, en realidad, esto solo sucede en un pequeño porcentaje de mujeres.
Es necesario dejar en claro que tener ovarios poliquísticos no es lo mismo que padecer el síndrome del ovario poliquístico, pues el término poliquístico hace alusión a los ovarios que presentan características distintas al resto. Es decir, su tamaño es mayor y poseen más folículos que no superan los 10 mm.
Uno de los síntomas más evidentes del síndrome del ovario poliquístico es el desequilibrio hormonal, que se da por el aumento de los niveles de hormonas masculinas y que propicia la aparición de acné, alteración de la regla y crecimiento excesivo de vello. En cuanto a los períodos menstruales irregulares es importante saber que, si el síndrome no es tratado correctamente, podrían provocar dificultades reproductivas debido a la falta de ovulación, lo cual hace necesario consultar con un profesional. Sin embargo, en el caso de la amenorrea, ausencia de menstruación, o la oligomenorrea, disminución del número de menstruaciones, son alteraciones que pueden corregirse con facilidad con un adecuado tratamiento hormonal.
Aquellas mujeres cuya ovulación sea casi nula deben recibir un tratamiento para inducirla a base de fármacos, como el clomifeno o las gonadotropinas. Solo las pacientes que presenten casos más extremos tienen mayores posibilidades de producir óvulos que sirvan para la gestación. Lo importante es consultar con un ginecólogo y no olvidar que una mujer con ovarios poliquísticos puede llevar una vida normal, decidiendo cuándo y cómo quedarse embarazada.

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Sexo del bebé: ¿niño o niña?

La compañía británica My Vouchers Codes realizó un estudio, del que participaron unas 1.289 parejas, acerca de las preferencias de las personas respecto a la paternidad/maternidad. Si bien la mayor parte de los encuestados afirman que lo más importante es que el bebé sea sano, no han dejado de expresar  sus preferencias sobre el sexo del pequeño.
Según este estudio, el 66% confiesa preferir un varón como primogénito, puesto que piensan que cuidará mejor de sus hermanos y debido a que, por ende, se garantiza la continuidad del apellido. Aquellas parejas que prefieren tener una niña, lo hacen porque consideran que son más responsables y un buen modelo a seguir para los hermanitos.
No hay forma de decidir el sexo del bebé, pues esa es tarea de la naturaleza. Pero es bueno saber que las posibilidades son de alrededor de un 50% para cada sexo. De todos modos, hay algunos métodos y hábitos que tal vez puedan servir de ayuda para concebir un bebé de uno u otro sexo.
Los espermatozoides de carga masculina resultan más rápidos en contraste con los que poseen carga femenina, aunque además son menos resistentes. Lo cual quiere decir que si bien los que engendran a un varón llegan al útero de forma más rápida, éstos mueren primero que los que engendran a una niña, pues a pesar que demoren más en llegar su supervivencia es de varios días. Por eso se dice que aquellos que desean tener un niño, les conviene no mantener relaciones hasta llegado el día de la ovulación. En tanto que los que prefieren una niña lo más conveniente es que mantengan relaciones sexuales un par de días antes.
Por su parte, investigadores de la Universidad de Oxford han descubierto que al hacer una dieta rica en calorías, sin saltarse el desayuno, existen mayores probabilidades de concebir un varón. En el caso que se desee una niña, hay que procurar de no sobrepasar las 2.200 calorías diarias y consumir  alimentos que contengan calcio y magnesio.
Al mismo tiempo, se cree que cuanto más sexo se practique mayores posibilidades habrá de concebir una niña. Existe la teoría de que la frecuencia de las relaciones sexuales influye de manera negativa en la producción del cromosoma Y en el esperma.

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Factores que influyen en la fertilidad de las parejas

Las parejas, que mantienen relaciones sexuales con regularidad, tienen una probabilidad de embarazo mensual  de aproximadamente del 20%.
De todos modos, existen numerosos factores que pueden influir en la fertilidad de las mismas, aunque la mayoría de ellos tienen solución.
Una de las cuestiones que inciden a la hora de lograr un embarazo es la edad, por lo que cuanto más años se tenga mayores dificultades habrá para conseguir concebir en un espacio corto de tiempo. En efecto, una mujer de entre 20 y 25 años posee tan solo entre un 20% y un 25% de posibilidades de embarazarse en el primer intento. En tanto que este porcentaje se ve reducido al 15 por ciento en aquellas mujeres de más de 30 años.
Generalmente, los profesionales médicos suelen recomendar la consulta con un especialista en fertilidad cuando luego de doce meses la pareja no ha coneguido concebir. No obstante ello, el 95% de esas parejas logrará un embarazo durante el segundo año sin haberse sometido a ningún tipo de tratamiento.
Aunque suene difícil de creer, la mayoría de las mujeres suelen desconocer con exactitud cuándo están ovulando y, por consiguiente, cuáles son sus días fértiles.
Para lograr un embarazo es importante que las mujeres vigilen su peso, ya que el estar por encima o por debajo de su peso ideal puede influir en su fertilidad. En un estudio realizado por la Universidad de Harvard, en Estados Unidos,  se comprobó que las mujeres que poseen un IMC tanto bajo como alto producían más óvulos inmaduros.
De igual manera, el consumo de tabaco y alcohol es contraproducente. Se ha demostrado que el consumo habitual incide en la fertilidad de la pareja e incrementa las probabilidades de aborto espontáneo. Tanto la cantidad como la calidad del esperma se ven afectados por el tabaco, mientras que en las mujeres esta adicción puede desembocar en una menopausia temprana.
Hacer ejercicio es positivo, porque colabora en la disminución de los niveles de estrés, que influyen de manera negativa cuando se desea buscar un bebé.
Al mismo tiempo, es importante mantener una vida sexual activa. De hecho, una investigación realizada por la Universidad de Sydney, en Australia, develó que los hombres que poseen un bajo recuento de espermatozoides tienen mayores probabilidades de concebir si mantienen relaciones sexuales diariamente en contraste con aquellos que lo hacen semanalmente.

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Falsa regla en la etapa inicial del embarazo

Durante la etapa inicial del embarazo, hay mujeres que menstrúan o tienen pérdidas, lo cual puede confundirse con el ciclo menstrual. Por lo general, las embarazadas dejan de tener la regla, por lo que este falso sangrado se produce por motivos diferentes, que nada tienen que ver con la ovulación.
Tales alteraciones pueden darse, por ejemplo, por tener un ciclo menstrual regular. Hay mujeres que pueden tener la regla a pesar de estar embarazadas. Esto, normalmente, sucede cuando una mujer queda embarazada cerca del inicio de su próximo período menstrual. Lo cual, puede generar confusión al momento de definir la fecha del parto.
Por su parte, el embarazo ectópico también puede provocar sangrado semejante al flujo menstrual o regla. El embarazo ectópico ocurre cuando un óvulo fertilizado es implantado en un órgano que no es el útero, como pueden ser las trompas de falopio. Esto puede producir daños de órganos o, incluso, abortos espontáneos. Para definir si el sangrado se debe a un embarazo de esta naturaleza, lo más conveniente es acudir al médico.
También, la presencia de sangrado se puede deber a un aborto espontáneo. Un dato que pocos conocen es que tan solo un 25% de las gestaciones llegan a buen término. Si estás embarazada y tienes calambres y sangrados, podrías estar sufriendo un aborto espontáneo. Ante la menor duda, consulta con tu médico de confianza.
Los problemas en la placenta, como la placenta previa y desprendimiento prematuro de la placenta, pueden producir sangrado aunque estas alteraciones únicamente se dan en un embarazo avanzado. La placenta previa es cuando esta cubre de forma parcial o total el cuello del útero o el espacio por el que el bebé debe salir. En tanto que el desprendimiento ocurre cuando la placenta se suelta de manera prematura de la pared uterina.
Por último, valen mencionar las hemorragias típicas del primer trimestre, debido a lo cual muchas mujeres poseen leves sangrados durante los primeros meses de gestación. En este caso, la sangre es poca y de un color rosáceo o marrón.
De todos modos, si estás embarazada y tienes sangrado, lo mejor es consultar de forma inmediata con tu médico para descartar cualquier tipo de complicación.

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Diferentes métodos para identificar cuándo se produce la ovulación

Los ciclos menstruales, por lo general, no son tan regulares, debido a que la mujer no siempre posee la regla los mismos días, sino que hay meses que se adelanta y otros en los que se retrasa, entre uno, dos o más días. De modo que no es tan simple saber cuándo se produce la ovulación y cuáles concretamente son los días fértiles.
Para identificar en qué momento va a producirse la ovulación, hay distintos métodos, como la observación del flujo vaginal y la temperatura basal, así como la hormona luteinizante (LH) y la observación microscópica de la saliva o del flujo vaginal.
Durante el ciclo menstrual el flujo vaginal sufre cambios significativos para la mujer. En los días no fértiles, no suele haber flujo, por eso son denominados “días secos”. Mientras que cuando se presenta, tiene una textura densa y de color blanquecino que dificulta el paso de los espermatozoides por el cérvix uterino.
A medida que se aproxima la ovulación, en la mitad del ciclo, el flujo vaginal comienza a adquirir un color más transparente y menos denso, hasta trasnformarse en un líquido. Lo cual indica que es el momento de la ovulación.
Tales cambios tienen lugar por el aumento de los niveles de estrógeno, una hormona sexual femenina que es producida por los ovarios y que regula el ciclo menstrual.
Luego, el flujo nuevamente cambia de textura y se torna más pegajoso, lo que implica que los niveles de estrógeno disminuyeron y, por ende, también el momento fértil de la mujer.
Por su parte, el método de la temperatura basal también es útil para poder determinar el día de la ovulación. Se trata de tomarse la temperatura a diario y a la misma hora con el mismo termómetro antes de levantarse de la cama, anotándola en una tabla que reúna todos los días del ciclo a lo largo de varios meses.
La temperatura basal del cuerpo varía muy poco de una mujer a otra. Normalmente, se sitúa entre los 36.5 y los 36.7ºC previo a la ovulación, y aumenta 0.5ºC luego de la misma. Por consiguiente, los cambios producidos son mínimos, de tan solo décimas de grado. Lo más conveniente es tomarse la temperatura debajo de la lengua o en el recto, según se prefiera, pero siempre en el mismo lugar.
Cuando la temperatura llega al pico, y se sostiene en un nivel más elevado de lo normal a lo largo de unos tres días, es señal de que se ha producido la ovulación. Dicha temperatura, se va a mantener más alta hasta que vuelva a producirse la regla.
El registro de la temperatura se debe iniciar el primer día de la menstruación y mantenerse a lo largo de todo el ciclo. Para medir la temperatura basal, existen termómetros especiales que pueden comprarse en las farmacias, debido a que poseen una división en décimas de grado más sencilla de leer que en los termómetros convencionales.
En tanto que la hormona luteinizante (LH) constituye una proteína que controla la ovulación en la mujer así como la secreción de la progesterona. A través de una prueba de orina, se puede localizar esta hormona entre 24 y 36 horas anteriores a la ovulación. El test, que se adquiere en farmacias, es bastante fácil de utilizar.
Hay otro test farmacéutico que da la posibilidad de precisar los días fértiles de una mujer, el cual se basa en la observación al microscopio de una muestra de saliva o flujo vaginal y en el cambio de las imágenes que se observan en los momentos cercanos a la ovulación. Dicho test, posee la ventaja de poder ser usado varias veces durante un año, de manera que se compra una sola vez y sirve para ser usado todo el año, sin importar las veces que deseemos comprobar la ovulación.
Todos los métodos hasta aquí mencionados sólo representan indicativos de cuándo va a producirse la ovulación, y pueden ser puestos en práctica de manera conjunta o por separado.
Asimismo, puede usarse un sistema de cálculo aproximado de la ovulación contabilizando las tres últimas reglas y los días en las que tuvieron lugar.

Cálculo de días fértiles para lograr un embarazo

Quedar embarazada no es tan sencillo como parece. El tiempo normal aproximado para lograr un embarazo es de entre seis meses a un año, aunque existen algunas mujeres que lo consiguen en el primer intento.
La concepción sólo es posible durante los días fértiles de la mujer, momento en que se produce la ovulación, lo cual ocurre cuando un óvulo se desprende de uno de los ovarios, a la mitad del ciclo menstrual.
Durante la menstruación, las mujeres no pueden quedar embarazadas debido a que el óvulo se ha degenerado y no puede ser fecundado. Asimismo, el sangrado existente y el ambiente hostil en el interior del útero impiden el paso de los espermatozoides y la supervivencia de los mismos.
Lo que sí suele ocurrir es que una mujer haya quedado embarazada mientras tenía pérdidas y que estas sean confundidas con la menstruación, pero sólo se trata de un sangrado irregular que coincide con la ovulación, y que definitivamente no es la regla.
Si pasa más de un año y no se consigue un embarazo, lo mas conveniente es consultar al médico  para realizarse pruebas que permitan descartar cualquier problemas de infertilidad o de otro tipo, ya sea en la mujer como en el hombre.
Para calcular la ovulación, se deben contar 14 días a partir del primer día de la regla. El 13 y 15, esto es, el día previo y posterior a la ovulación, son los más idóneos para que pueda producirse la concepción.
Un dato a tener en cuenta es que la vida fértil de un óvulo dura entre 12 y 24 horas, en tanto que la fertilidad del espermatozoide es de unas 72 horas.
Algunos médicos ginecólogos piensan que existen mayores probabilidades de concebir si se tienen relaciones sexuales en días alternos, justo antes del momento de la ovulación y luego de la misma. Según esta consideración, para un ciclo menstrual regular de 28 días, lo usual sería ovular el día 14, con lo que deberían mantenerse relaciones sexuales los días 13 y 15.
Mientras que otros especialistas recomiendan tener relaciones los tres días previos a la ovulación, porque es cuando el moco cervical toma una textura más líquida y transparente, siendo más apropiado para la supervivencia del espermatozoide.