Familia feliz gracias a Aprender a ser padres

Sue Jenner nos presenta esta interesante obra para introducirnos en el  mundo de la paternidad. La idea, conocer y entender las técnicas utilizadas por profesionales para enfrentar los principales problemas del desarrollo infantil. Para ello, se centran en las experiencias de psicólogos y otros expertos de  este campo.

Una autora que muchos recordarán de “El juego de padres e hijos”, la técnica que revolucionó las relaciones entre dos partes muchas veces difícilmente conjugables, pero obligadas a entenderse. Y, si al final, son capaces de escucharse y hacerse entender, pronto descubrirán que tienen muchas más cosas que les unen que, que les separan.

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¿Cuándo comienzan a sentirse las pataditas del bebé?

Todas las embarazadas ansian que llegue el día en el que puedan comenzar a sentir las pataditas de su hijo. Aunque lo cierto es que el bebé se mueve en el interior de la panza desde que es tan solo una pequeña célula. Las pataditas indican que el bebé está bien y continúa creciendo, a la vez que reafirman, sin, dudas, el lazo emocional entre madre e hijo.

El feto comienza a dar pataditas desde el momento mismo en el que le brotan los brazos y las piernas, que es en torno a la semana 8. Pero la madre no lo percibirá hasta que éstos crezcan y posean la fuerza necesaria, pues para sentirlas el pequeño deberá mover las paredes del útero, las cuales se encuentran en contacto con la pared del abdomen.

Aquellas mujeres que ya han tenido un embarazo previo, puede que comiencen a sentir las pataditas entre la semana 20 y la 24. En el caso de las primerizas, éstas las notan más tarde debido a que el útero y la pared abdominal no tuvieron la extensión del primer embarazo. De todos modos, desde esa primera vez las futuras mamás percibirán los movimientos de su bebé a diario.

A las mujeres que estén transitando su primer embarazo, quizás les cueste distinguir al principio los movimientos fetales de los intestinales. La mayor parte de las embarazadas describen esa sensación como un pez nadando en su interior.

Las patadas del feto son señal de que todo marcha bien. Por eso es necesario estar atentas a ellas, puesto que si no se mueve estaría indicando de que algo ocurre.

Otra de las cuestiones que se suelen oír es que las patadas refuerzan el vínculo con el bebé, porque las embarazadas logran sentir que su hijo está creciendo en su interior.  De modo que al notarlas se establece la primera relación entre la madre y  la criatura.

En tanto que para el padre, las pataditas le hacen  aflorar un instinto paternal cada vez que toca el vientre de la madre y percibe los movimientos fetales. Una sensación parecida es la que experimentan los hermanos.

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¿A dormir con mamá y papá?

Hay dos corrientes contrapuestas en relación a si los niños deben o no dormir con sus padres, ya sea en la misma cama o habitación o, bien, en dormitorios separados. Siempre hay que tener en cuenta que, más allá de los argumentos que defienden una y otra posición sobre este tema, la última palabra la tienen los padres.
Existen muchas opiniones encontradas acerca de si resulta conveniente o no que el niño comparta el dormitorio o la cama con los padres. Con frecuencia, tales argumentos se basan en modas o tendencias que carecen fundamento. Lo importante aquí es que, más allá de todo, es la familia quien debe reflexionar y obrar de acuerdo a la manera que le parezca más apropiada, conforme a su modo de pensar.
Por un lado, encontramos aquellos que defienden el hecho de que los padres y los niños deben dormir en dormitorios separados. Esta es una apreciación  que suele ser defendida sobre todo por los pediatras. Según dicho argumento, a partir del sexto mes, el bebé tiene que aprender a dormir en su propia habitación, sin ningún tipo de excepción. Tanto el dormitorio como la cama de los padres pasa a ser un lugar  “prohibido» para los niños.
Según este punto de vista, en cierta forma, se debe enseñar al bebé a dormir solo; ya que  los bebés, que hallan la protección en sus padres, por lo general desean permanecer todo el tiempo con ellos.
Una de las ventajas de que los niños duerman en cuartos separados reside en que los padres recuperan de alguna manera su independencia por la noche. No obstante, cada vez que le den el consentimiento  a su hijo para que duerma con ellos en su cuarto, no será muy fácil lograr que duerma luego solo en su cuarto.
La otra opción, un tanto más blanda o natural, es aquella que promueve el colecho. Hay que tener en cuenta que a lo largo de la Historia, ha sido muy común que los bebés durmieran con sus padres, e incluso al día de hoy continúa siendo la norma en diversas culturas.
Muchos padres, aún hoy, consideran esta opción como algo absolutamente natural. No existe una fecha precisa para que el niño pase a dormir solo en su cuarto sino que la decisión recae en cada familia, de acuerdo a sus necesidades y la evolución del bebé.
La cama de los padres constituye un lugar perfecto para compartir, ya sean mimos y cosquillas, o para consolar al bebé cuando esté lo requiera.
Si bien es real que los padres pierden de algún modo cierta intimidad, esto pasa a un segundo plano ya que la atención al bebé, al ser compartida por ambos padres, hace que ganen complicidad entre ellos y con su bebé.
En contra de lo que muchos creen, los niños que poseen esta relación tan cercana con los padres suelen desarrollar prontamente su independencia.

Los mimos estimulan el desarrollo de los bebés

El contacto físico es algo esencial para el desarrollo del bebé, desde el momento de su nacimiento. Por tal motivo, tanto los papás como las mamás tienen que estar siempre dispuestos a prodigarle mimos a sus hijos.
Tales demostraciones de cariño, además de regalarle  a los padres momentos de pleno disfrute, ayudan a que el bebé crezca en óptimas condiciones.
Si bien no es posible regular o definir pautas exactas, lo cierto es que existen determinadas cuestiones que puedes contemplar para aprender a mimar a tu hijo, de manera tal que estimules su desarrollo.
En el caso de los recién nacidos, es esencial tenerlos en brazos, darles mimos y hablarles dulcemente. Esto es todo lo que padres pueden hacer por ellos en esta etapa. No obstante, este contacto es absolutamente imprescindible para los niños.
Durante el trascurso de los tres primeros meses, es indispensable tener al niño en brazos por lo menos 25 minutos al día, lo cual ayudará a afianzar su confianza y darle seguridad.
En tanto que, entre los tres y seis meses de edad, bastará con tenerlo en brazos unos quince minutos al día.
Ya entre los seis y nueve meses, se puede tener al bebé en brazos unos diez minutos. Pero además resulta necesario empezar a pasar más tiempo jugando con él.
Al cumplir el año, el bebé ya no necesita un contacto físico tan estrecho. De todos modos, es muy importante jugar con él, darle afecto, hablarle suavemente, hacerlo reír, para que sienta la compañía de sus padres.
Más allá de todo, resulta innegable que no existe nada más lindo que darle cariño y mimar a nuestros hijos.