Huellas imborrables del embarazo

El embarazo, al igual que la lactancia, cambia el cuerpo de la mujer, a veces de forma temporal y otras para siempre, por lo que no queda otra cosa más que asumirlas.
Entre los cambios temporales suelen encontrarse las manchas de la piel, la caída del pelo, el volumen del abdomen y los escapes de pis, los cuales desaparecen poco tiempo después de haber dado a luz.
Sin embargo, la maternidad deja también huellas permanentes, no sólo en el cuerpo sino en la mente. Podemos comenzar mencionando a las indeseables estrías, que luego del parto tienden a aparecer en la tripa y el pecho, como producto de la gran distención de la piel. Por eso, es importante prevenirlas.
Las várices, que son básicamente venas dilatadas, también pueden aparecer tras el parto. Para ello, existen diversas cremas frías para piernas que calman las molestias y que pueden usarse desde el comienzo del embarazo a modo de prevención.
La medida de la cintura es otra de las cuestiones que suelen desvelar a las madres, ya que se trata de una zona que almacena grasa para garantizar la adecuada producción de leche para el bebé. Con una alimentación equilibrada y realizando un poco de ejercicio es posible perder peso y afinar la cintura.
La celulitis o piel de naranja, a causa de los cambios hormonales, es muy común en en el embarazo. Para procurar evitar su aparición lo más conveniente es llevar una alimentación sana y hacer ejercicio.  Es casi imposible eliminarla en su totalidad, pero con los masajes se puede prevenir o mejorarla.
En cualquiera de los casos lo importante es no obsesionarse con el tema, sino más bien disfrutar a pleno la maternidad, pues en definitiva se trata de marcas causadas por una de las etapas más hermosas para cualquier mujer: ser madre.

Imagen:

http://static.consumer.es/revista/imgs/20120601/bebe1.jpg

Huellas imborrables del embarazo

El embarazo, al igual que la lactancia, cambia el cuerpo de la mujer, a veces de forma temporal y otras para siempre, por lo que no queda otra cosa más que asumirlas.
Entre los cambios temporales suelen encontrarse las manchas de la piel, la caída del pelo, el volumen del abdomen y los escapes de pis, los cuales desaparecen poco tiempo después de haber dado a luz.
Sin embargo, la maternidad deja también huellas permanentes, no sólo en el cuerpo sino en la mente. Podemos comenzar mencionando a las indeseables estrías, que luego del parto tienden a aparecer en la tripa y el pecho, como producto de la gran distención de la piel. Por eso, es importante prevenirlas.
Las várices, que son básicamente venas dilatadas, también pueden aparecer tras el parto. Para ello, existen diversas cremas frías para piernas que calman las molestias y que pueden usarse desde el comienzo del embarazo a modo de prevención.
La medida de la cintura es otra de las cuestiones que suelen desvelar a las madres, ya que se trata de una zona que almacena grasa para garantizar la adecuada producción de leche para el bebé. Con una alimentación equilibrada y realizando un poco de ejercicio es posible perder peso y afinar la cintura.
La celulitis o piel de naranja, a causa de los cambios hormonales, es muy común en en el embarazo. Para procurar evitar su aparición lo más conveniente es llevar una alimentación sana y hacer ejercicio.  Es casi imposible eliminarla en su totalidad, pero con los masajes se puede prevenir o mejorarla.
En cualquiera de los casos lo importante es no obsesionarse con el tema, sino más bien disfrutar a pleno la maternidad, pues en definitiva se trata de marcas causadas por una de las etapas más hermosas para cualquier mujer: ser madre.

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Manchas de la piel en el embarazo

El embarazo es un estado maravilloso, pero durante este periodo puede que surjan ciertas complicaciones como las manchas de la piel, denominadas cloasma o melasma.
Esta alteración en la piel se produce por el incremento de los niveles de estrógenos y progesterona, las hormonas que promueven la formación de la melanina, la sustancia que le da la pigmentación a la piel.
Las manchas, generalmente oscuras, aparecen con mayor frecuencia  en el rostro, por eso comúnmente son conocidas como máscara del embarazo. Las áreas que suelen ser las más afectadas son la frente y las mejillas, sobre todo a partir del tercer mes de gestación pues es cuando aumentan los niveles hormonales que influyen en la pigmentación. También, pueden aparecer en la zona del labio superior, la nariz, debajo de la mandíbula, los antebrazos, y otras partes del cuerpo que permanecen expuestas al sol.
Incluso, las manchas del embarazo aparecen en zonas del cuerpo que poseen ya una pigmentación más oscura, como los pezones, cicatrices, las axilas, las pecas y la entrepierna.
Por lo general, no generan molestias, pues no producen dolor ni picores, aunque sí resultan antiestéticas, pero lo bueno es que tienden a desaparecer paulatinamente tras el parto, a medida que la  piel va recuperando su pigmentación original.
Las mujeres de tez oscura son más propensas a que le aparezcan manchas en la piel durante el embarazo.
Lo ideal en estos casos es protegerse  del sol antes y después del parto, utilizando alguna crema protectora, así como cremas faciales y productos de limpieza suaves. Para disimular las manchas es recomendable usar maquillaje, pero no así productos blanqueadores de la piel.

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