Parto domiciliario planificado

Actualmente, cada 600 partos uno es realizado en el hogar de forma planificada, aunque este número aumenta notablemente en el caso de los partos domiciliarios que se producen de manera imprevista. Ante tales cifras, que fueron reveladas por el grupo de Educer, los ginecólogos recomiendan conocer el índice y el tipo de complicaciones que pueden llegar a presentarse.
Según Educer,  el 0.17 por ciento de los partos que se producen en España son realizados en el hogar a pedido de los padres. Por su lado, el Instituto Nacional de Estadística indicó que, de los 478.037 partos que se produjeron en 2010, 1298 han sido domiciliarios.
Generalmente, gran parte de los partos que se producen en el hogar se debe a razones de urgencia, dificultades de acceso u otras circunstancias que impiden el traslado de la madre al centro hospitalario.
Para poder ajustar los datos a cifras reales, han sido descartados aquellos partos que se produjeron en lugares que carecen de profesionales dedicados a esta clase de parto, siendo que 20 ciudades se hallan en tales circunstancias.
Los profesionales médicos no dudan en afirmar que hay evidencias a nivel internacional acerca de que el parto en casa asistido por especialistas no reviste mayores riesgos, por lo que es considerado más seguro tanto para la salud de la madre como la del bebé.
De todas maneras, a pesar de tales datos, existen numerosas investigaciones que sostienen que no se encuentran en condiciones de afirmar la seguridad de estos partos. Por ejemplo, el American Journal of Obstetrics and Ginecology publicó que dos de cada mil pequeños muere en los partos domiciliarios. Aunque quienes están a favor de este tipo de partos remarcan que dichas cifras mezclan los partos que son asistidos con los que no lo son.

Imagen:

http://img.bebesymas.com/2008/11/parto4.jpg

Cuerpos extraños en los niños

Durante la infancia, los niños se encuentran expuestos a numerosos peligros, en algunos casos externos y, en otros, producto de su propia experimentación con el entorno, por ese motivo es común que gran parte de los pequeños se introduzcan piezas pequeñas en los orificios del cuerpo, lo cual reviste un verdadero peligro para su salud.
El niño convive a diario con todo tipo de elementos pequeños a su alrededor, que van desde piezas de juguetes hasta tornillos, bolitas de papel y un sinnúmero de objetos que pueden ir a parar accidentalmente a alguna parte del cuerpo del pequeño, ya sea la boca, nariz, ojos u oídos, siendo en algunos casos difíciles de remover.
A veces, esos cuerpos extraños pueden ser retirados por los padres,  aunque se corre el riesgo de introducirlos más adentro, pudiendo ocasionar infecciones o serios daños en el cuerpo del pequeño. Pero en ocasiones es preciso acudir al médico para que puedan ser extraídos sin lastimarlos.
En caso de haberse introducido algo dentro del ojo, es recomendable  colocarle una gota lubricante para facilitar que la basurita se vaya moviendo hacia el ángulo externo del ojo y poder removerla más fácil.
Si, en cambio, el niño se introduce algún elemento en el oído, jamás hay que intentar quitarlo con otro objeto pues lo que se logra es empujarlo más hacia adentro. En esos casos, resulta conveniente que el pequeño incline la cabeza del lado del oído afectado, sacudiéndola suavemente, para intentar que el objeto salga.
Mientras que si el objeto se halla en la nariz, es necesario indicarle al pequeño que respire por la boca para impedir que se vaya más arriba. Es necesario reconocer cuál es el orificio afectado, para así tapar el otro y pedirle al niño que intente expulsar el objeto.
De todos modos, en cualquiera de los casos, lo mejor es acudir al médico con urgencia para poder ser extraído el cuerpo extraño sin generar daños. 

Imagen:

http://pequelia.es/files/2011/12/oidos.jpg

Riesgos del embarazo prolongado

Entre 37 a 42 semanas es lo que dura un embarazo normal. Cuando se sobrepasan las 42 semanas, contando a partir de la fecha de la última menstruación, es considerado un embarazo prolongado y, por ende, de alto riesgo. Dicha situación, ocurre con mayor frecuencia en mujeres menores de 35 años, generalmente madres primerizas.
Normalmente, se aguarda hasta la semana 41 y, en caso de no desencadenarse el parto,  se evalúa a través de ultrasonidos realizar una inducción o una cesárea para evitar futuras complicaciones. Para ello,  se lleva a cabo un seguimiento al estado de salud del bebé, evaluando los movimientos fetales, la frecuencia cardíaca y el funcionamiento de los órganos, entre otras cosas; la cantidad de líquido amniótico, ya que si disminuye  puede provocar trastornos en el feto; el buen funcionamiento del cordón umbilical para asegurar la buena nutrición del bebé, caso contrario habrá sufrimiento fetal; el estado de la placenta, pues si está madura no garantiza la nutrición del bebé, corroborar si el bebé elimina materia fecal (meconio), a través de la observación del líquido amniótico; y la madurez de los pulmones, para verificar si el bebé se encuentra preparado para respirar por sus propios medios.
Mientras no existan problemas en la gestación, se suele aguardar hasta la semana 42 para hacer una inducción del parto o una cesárea. Pasado ese lapso, se corre el riesgo de que el bebé aspire el meconio a sus pulmones.

Imagen:

www.lookfordiagnosis.com/mesh_info.php?term=E..

La toxoplasmosis en el embarazo I

La toxoplasmosis es una infección provocada por un parásito microscópico llamado toxoplasma gondii. A pesar que por lo general se trata de una enfermedad leve, ésta resulta peligrosa durante el embarazo pues el parásito puede llegar a infectar la placenta e incluso al bebé.
La infección puede ser leve o grave, y poseer serios efectos, como el nacimiento de un bebé sin vida o problemas a futuro. De todas maneras, se pueden hacer diversas  cosas para prevenir la infección.
Un dato llamativo, sólo aproximadamente un 15 por ciento de las mujeres en edad fértil no pueden contagiarse toxoplasmosis, pues son inmunes. Pero es cierto que son bastante pocas las mujeres que contraen la enfermedad durante la gestación y no en todos los casos la infección es transmitida a sus bebés.
Aquellas que se infecten con toxoplasmosis en el primer trimestre del embarazo, el riesgo de que el bebé también se infecte es de alrededor del 15 por ciento. Dicho riesgo va aumentando conforme va pasando el tiempo, siendo de un 30 por ciento si se contrae la infección en el segundo trimestre y del 60 por ciento durante el tercero. A pesar de que el nivel de contagio de la enfermedad se incrementa en las últimas etapas del embarazo, la toxoplasmosis congénita reviste mayor gravedad cuando el bebé se infecta durante los primeros tres meses de gestación.
Al mismo tiempo, si la madre contrae la enfermedad pocos meses antes de quedar embarazada también existe la posibilidad de infectar al bebé. Por ello, si sabes que has contraído la infección de manera reciente, lo mejor es aguardar 6 meses antes de intentar buscar un embarazo.
Vale aclarar que la toxoplasmosis no se transmite de persona a persona, excepto en el caso de la transmisión de madre a hijo durante la gestación o mediante una transfusión de sangre infectada o de un transplante de un órgano de alguien infectado.

Imagen:

http://www.mujerglobal.com/wp-content/uploads/2008/07/riesgos_toxoplasmosis.jpg

La leche de vaca no es buena para niños menores de un año

No caben dudas de que la alimentación es una de las principales preocupaciones de los padres en relación a sus hijos, en especial cuando más pequeños son.
Es sabido que los niños que tengan menos de 6 meses solamente pueden alimentarse  con leche materna o, en caso que esto no sea posible, con fórmulas maternizadas, es decir, a base de leche de vaca, pero modificada para bebés. Bajo ningún concepto se les puede suministras leche de vaca sin modificar, como es el caso de la leche entera, líquida o en polvo, cualquiera sea su marca comercial, ya se trate de sin lactosa, Light o calcio con hierro. No obstante, son muy pocos quienes se preguntan porqué no es conveniente darles leche de vaca. La mayoría cree que es por la lactosa, la grasa o por lo “pesado” de la leche de vaca; pero el problema fundamental reside en las proteínas.
Mientras en 100 gramos de leche materna hay cerca de 1.5 gramos de proteína,  en igual cantidad de leche de vaca existen alrededor de 4 y 7 gramos de proteínas. Esto, puede llevarnos a pensar que la leche de vaca es más nutritiva, pero la realidad es otra. La leche materna, se encuentra formulada de manera especial para el organismo de un bebé, conteniendo la cantidad de proteína que el bebé puede metabolizar, esto es, la cantidad de proteína es capaz de convertir en lo que necesite sin ocasionar daños en sus órganos.
En el caso de la leche de vaca, darle una cantidad de proteínas mayor al bebé provocaría que se creen muchos desechos tóxicos en su organismo, aparte de  no poder digerirla del todo haciendo que ingresen substancias enteras extrañas a su torrente sanguíneo. Además, sus riñones no se encuentran del todo desarrollados hasta el año de edad, por lo que esa sobrecarga de proteínas es por demás perjudicial para su cuerpo en desarrollo.
En conclusión, el bebé recién nacido posee la mayoría de sus órganos aún en desarrollo, por ello en el caso de la leche vacuna sin maternizar, debido a su elevado contenido de proteínas, grasas, y demás, lo habitual es que le genere daños al bebé. Puede que algunas personas nos lleguen a decir que hay bebés que han tomado esta leche desde muy pequeños y no les hizo ningún daño, pero eso se debe a que seguramente esos bebés tuvieron un desarrollo de su organismo más rápido. Ahora bien,  ¿cómo saber a ciencia cierta si nuestro bebé tiene sus órganos completamente desarrollados? No hay forma de saberlo, por lo que es preferible darle leche materna o de fórmula y evitar cualquier tipo de riesgos que pongan en peligro su salud.

Imagen:

http://dumboshop.blogspot.com/2011/12/por-que-no-es-bueno-tomar-leche.html

Efectos del yogur bajo en grasas en el embarazo

Muchas mujeres, durante el embarazo, procuran cuidar la línea para intentar engordar lo menos posible, preocupándose por conservar una imagen similar a la de antes de la gestación. Esto es lo que lleva a algunas madres a ingerir alimentos bajos en grasa durante el embarazo. En relación a esto, un estudio realizado por la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH) ha determinado que esta práctica, sobre todo  en el caso de los yogures con contenido reducido en grasas, podría aumentar el riesgo de que el futuro bebé padezca rinitis alérgica o asma.
El objetivo del estudio residía básicamente en determinar si los ácidos grasos, que están presentes tanto en la leche como en los productos lácteos, podían servir para prevenir que los bebés no desarrollen estos problemas y otras afecciones de carácter alérgico. Para ello, se llevó a cabo un análisis de los productos lácteos que ingirieron las mujeres embarazadas que participaron del estudio. Además, posteriormente se realizó un seguimiento a los bebés para precisar la cantidad de casos en los cuales se desarrollaba rinitis o asma infantil. De este modo, los resultados han revelado que la leche no tenía relación alguna, lo que sí ocurría con la ingesta de yogures bajos en grasa durante la gestación.
Según el estudio, en comparación con las madres que consumían yogures enteros, la ingesta de yogures reducidos en calorías aumentaba en 1,6 veces las posibilidades de que los bebés sufrieran alguna de las enfermedades mencionadas cuando llegaran a la edad de 7 años. Los investigadores llegaron a la conclusión de que ciertos componentes no grasos de los yogures pueden desempeñar un esencial en el incremento del riesgo.
Éste representa el primer estudio que se realiza buscando la relación del consumo de esta clase de yogures con las enfermedades de los futuros bebés. De todos modos, la hipótesis de esta investigación no es del todo concluyente, por lo que  los expertos han indicado que será necesario efectuar nuevos estudios enfocándose en otras líneas de investigación, como por ejemplo el tipo de dieta y hábitos alimentarios, seguimiento del consumo de ciertos alimentos con y sin grasa, por mencionar sólo algunas.
Los extremos nunca son buenos, por lo que un término medio es lo más conveniente. De manera que una dieta saludable y equilibrada, sería lo más adecuado para asegurar que los futuros bebés puedan desarrollarse de forma adecuada, contando con todos los nutrientes para ello y, por consiguiente, disminuir el riesgo de sufrir ciertas enfermedades y alergias.
Si tienes alguna duda al respecto, lo mejor es consultar con tu médico para que te recomiende la dieta más conveniente, la cual irá a depender siempre de las condiciones físicas de cada mujer.

¿Por qué se produce un embarazo múltiple y cuáles son sus riesgos posibles?

Por lo general, lo normal es concebir los hijos de a uno pero también pueden darse casos de embarazos múltiples. Según las estadísticas, uno de cada 80 embarazos es de mellizos, uno de cada 8.000 es  de trillizos y uno de cada 1.000.000 es de cuatrillizos. Hay que tener en cuenta, que los embarazos múltiples también pueden darse debido a tratamientos de estimulación ovárica y embarazos a través de técnicas de fertilización asistida, por lo cual la aparición de embarazos múltiples crece cada vez más.
Existen factores hereditarios,  que son transmitidos solamente por vía materna, que influyen para que exista un embarazo múltiple. También, inciden la toma de fármacos inductores de la ovulación y quedar embarazada al mes siguiente a la suspensión de pastillas anticonceptivas anovulatorias.
En el caso de los gemelos, el embarazo se da cuando un óvulo es fecundado por un espermatozoide y se divide en dos o más células que prosiguen de manera independiente su desarrollo dando como resultado dos o más embriones, que comparten características físicas, emocionales y el mismo sexo idéntico, debido a que comparten la misma carga genética.
Por su parte, los mellizos nacen de dos óvulos que son fecundados por dos espermatozoides, dando como resultado dos embarazos simultáneos, aunque con su propia placenta. Éstos son los más frecuentes.
El diagnóstico, en general, se realiza porque el tamaño del útero es mucho mayor en los embarazos múltiples, y, en ocasiones, la embarazada presenta más síntomas de los habituales. Con una ecografía, es posible realizar un diagnóstico precoz.
En este tipo de embarazos existen algunas complicaciones, siendo la más frecuente el parto prematuro. Lo normal es que la duración promedio de un embarazo único es de 40 semanas, en tanto que en los casos de embarazos múltiples la duración promedio es de 37 semanas.
Aparte del riesgo de parto prematuro, existen otros como la preeclampsia o hipertensión provocada por el embarazo, que se presenta en el doble de casos en comparación con los embarazos únicos.
El bajo peso al nacer es otra de las complicaciones más frecuentes. Cerca del 50% de los embarazos dobles presentan este tipo de complicación. El bajo peso está ligado a que los bebés deben compartir el flujo de alimentos que reciben del útero materno. No obstante, aumentan de peso mucho más rápido que los recién nacidos que nacen con pesos conformes a su edad gestacional.
También, existe el síndrome transfusor-transfundido, la cual representa una complicación que se da en los gemelares que comparten una única placenta. Es bastante difícil de tratar y se produce porque uno de los bebés recibe un aporte mayor de flujo placentario que el otro, hecho que genera que uno de los dos tenga un crecimiento mucho menor que el otro. Sin embargo, la detección precoz de esta patología puede evitar riesgos mayores.
Los riesgos de las complicaciones pueden disminuir con el diagnóstico precoz de un embarazo múltiple. De ahí en adelante tu médico se encargará de asesorarte respecto a cuáles son los síntomas y signos que preceden a las complicaciones que pueden surgir.
Respecto a la vía del nacimiento, esta va a depender de la evolución del embarazo, así como de la posición en la que se hallan los bebés en el útero. De todas maneras, hay mayor frecuencia de partos por cesárea que en los embarazos únicos.
En cuanto a la lactancia, al principio resultará más fácil que amamantes a los bebés de a uno a la vez, aunque con el tiempo te darás cuenta que lo harás más rápido amamantándolos en simultáneo.

Parto por cesárea

Muchas mujeres, ya sea por consejo médico, cualquiera sea el caso, como por decisión propia, tienen sus hijos por cesárea. La cesárea consiste en una cirugía que es practicada para extraer al bebé y a la placenta del útero materno, cuando por algún motivo en particular el parto vaginal no es viable. De hecho, según las estadísticas, 1 de cada 5 bebés nacen por cesárea.
Las cesáreas pueden dividirse en 2 grupos: programadas y de urgencia.  Las cesáreas programadas son pautadas con anterioridad al trabajo de parto, existiendo la posibilidad de  fijar con comodidad fecha y hora del procedimiento.
Por su parte, las cesáreas de urgencia son efectuadas cuando surge algún inconveniente durante el trabajo de parto, con el fin de evitar riesgos en la salud de la mamá o del bebé.
Las cesáreas programadas, por lo general, son efectuadas en el caso de que exista una mala posición y mala presentación del bebé; cuando el bebé está sentado o ubicado en forma transversal; embarazo múltiple, cuando se trata de dos o más bebés ubicados en posiciones peligrosas para un parto vaginal;  herpes genital, para evitar el riesgo de contagio del bebé al pasar por el canal del parto, Placenta pevia, cuando la misma se halla bloqueando la salida del bebé, enfermedades maternas, que pueden poner en peligro la vida de la madre o del bebé; y cirugías uterinas previas, como cesáreas anteriores o miomectomías.
Por otro lado, se realizan cesáreas de urgencia debido a afecciones de la placenta, por desprendimiento placentario o placenta previa con sangrado;  tamaño del bebé, cuando son muy grandes en relación al tamaño de la pelvis materna; sufrimiento fetal, cuando los latidos cardíacos fetales se ven alterados durante el trabajo de parto; vueltas del cordón umbilical, el cual puede  enrollarse alrededor del bebé impidiendo que el flujo sanguíneo del cordón sea normal; procidencia del cordón umbilical, cuando el cordón impide el flujo de sangre e impide que el bebé pueda oxigenarse correctamente; y detención del trabajo de parto, por insuficiente dilatación o porque el bebé está ubicado en alguna posición inadecuada.
En la actualidad, un 60% de las embarazadas a las que se les ha realizado una cesárea con anterioridad requiere nuevamente de otra cesárea, ya que el principal riesgo que corren es la rotura uterina en la zona de la cicatriz del útero de la cesárea anterior, lo cual reviste una complicación seria tanto para la madre como para el bebé. De modo que en todos los casos se debe realizar un interrogatorio muy preciso de las causas de la cesárea previa, para que el médico pueda evaluar cada caso en particular y definir los riesgos individuales.

¿Qué es un embarazo ectópico?

Quedar embarazada, además de constituir todo un milagro de la naturaleza, conlleva por lo general ciertos riesgos, siendo el embarazo ectópico uno de ellos.
El término “ectópico” hace referencia a algo que se produce fuera de lugar. En tal sentido, un embarazo ectópico es aquel que se produce fuera del útero, sitio donde tiene lugar la formación del feto. El embarazo ectópico, puede darse en las trompas de Falopio, en el área abdominal, en los ovarios o, incluso, en el cuello del útero.
Los síntomas de un embarazo ectópico son bastante similares a los de un embarazo normal, como mareos, náuseas y vómitos, dolores de cabeza, sangrado fuerte y anormal, dolor en la parte baja de la pelvis y calambres, por eso hay que prestarles mucha atención.
Para expresarlo de manera más sencilla, el óvulo ya fecundado no puede ingresar al útero para la formación del feto, debido a la existencia de una obstrucción en su camino, la cual puede darse, por ejemplo, en las trompas de Falopio.
Las mujeres que son más propensas a sufrirlo son aquellas que han presentado un embarazo ectópico con anterioridad, aquellas que fuman, que tienen más de 35 años, que poseen problemas en las trompas de Falopio, que sufren infecciones o han tenido operaciones en este mismo lugar.
El óvulo fecundado en un embarazo de esta clase no logra desarrollarse, de manera que no se implanta dentro del útero. Por lo que debes acudir de forma inmediata al médico para realizarte un aborto médico.
Lo usual, es que el profesional te aplique una inyección metotrexato que hará que las células no continúen desarrollándose, para que tu cuerpo las reabsorba. Pero, en función al grado de peligro que represente este embarazo, el médico puede solicitar una cirugía para extraer la célula e inclusive la trompa.
Es bueno saber que millones de mujeres en el mundo pueden presentar este tipo de problema. Si estás intentando quedar embarazada, busca  el consejo de un médico especialista para que pueda guiarte en tu proceso de concepción.
Lo fundamental, es que te repongas tras la pérdida y no pierdas las esperanzas.  No debes dejar de intentarlo, probablemente quedes embarazada cuando menos lo esperes. Ten en cuenta que un tercio de las mujeres que tuvieron un embarazo ectópico puede quedar nuevamente embarazada con un desarrollo normal del feto.

Posición del bebé para dormir

Un tema que suele generar demasiadas dudas y opiniones encontradas es la posición del bebé a la hora de dormir, debido a que las costumbres sociales ejercen una gran influencia en ello y, por lo general, las abuelas, tías o madres experimentadas aconsejan aquello que realizaron en su momento, lo que puede dar lugar a confusiones.
En la década del 90, la Asociación Americana de Pediatría logró determinar que lo más adecuado es que el bebé sea colocado boca arriba o a lo sumo de costado para dormir, ya que  de ese modo se evita que el bebé pueda ahogarse con sus propios fluidos. Dicha práctica, una vez difundida, consiguió reducir un gran porcentaje de los casos de muerte súbita.
En tal sentido,  se recomienda que esa sea la posición en la que se coloque al bebé para  que duerma, intentando que los piecitos del bebé rocen el borde inferior de la cuna, a la vez que debe estar apoyado a una de las paredes. De esta manera, el niño se sentirá acogido, tal como cuando estaba en el útero materno, algo de suma importancia, en especial al principio, para que duerma lo más relajado posible.
De igual modo, es preciso evitar el uso de cojines, peluches, juguetes, así como el exceso de abrigo, para reducir los riesgos de padecer muerte súbita.
Al mismo tiempo, el cuarto del bebé no tiene que estar muy calefaccionado ni muy refrigerado, lo cual favorecerá el buen descanso del bebé, en condiciones más seguras.