Cuando pensamos en la crisis de pronto llegan a nuestra mente muchos casos de niños que tienen que alimentarse con cualquier cosa. No es algo nuevo, ya le ocurrió a nuestros abuelos y a nuestros padres, es la necesidad de supervivencia frente a la escasez de recursos. Un enorme problema para muchas familias españolas a día de hoy.
La peor parte se la llevan los más pequeños de la casa. Este verano, sin ir más lejos, leíamos un informe sobre la cantidad de pequeños de determinadas regiones de España que no ingieren la cantidad correcta de vitaminas ni nutrientes para su correcto desarrollo, ¿estamos por tanto ante un grave problema que debemos solucionar?
Efectos contrarios ante un mismo problema
El último informe sobre el Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada, reconoce que sólo un 2% de los habitantes de nuestro país, admite pasar hambre. Sin embargo, casi un 20% no consigue llevar una correcta alimentación por los problemas económicos que atraviesan.
Es por eso que muchas empresas sociales se han afanado para lanzar campañas navideñas con el fin de concienciar a la población de lo importante que es, primero, no tirar comida y segundo, donar parte a los bancos de alimentos para que otros puedan hacer uso de productos no perecederos que nos sobren o que podamos aportar de forma libre.
Sin embargo, hay un contrapunto interesante que debemos analizar: la obesidad. Y es que, la mala alimentación que se ven obligados a llevar muchos hogares, ha generado problemas de obesidad entre los más pequeños de la casa, sobre todo en países como Estados Unidos y México, según datos que manejan los expertos.
Calorías frente a comida saludable
El hecho de que se esté desarrollando más población que sufre obesidad no quiere decir que no haya falta de alimentos disponibles, en realidad lo que evidencia es que los hogares están apostando por una ingesta desproporcionada de calorías, frente a una dieta saludable.
Acción contra el hambre es una de las organizaciones que trata de concienciar a la gente del problema y solucionarlo, en la medida de lo posible. Sus datos no engañan: de 2008 a 2012 el número de familias que no pueden afrontar gastos imprevistos ha aumentado de un 28 a un 40%, y todo parece indicar que este año, seguirá aumentando la cifra.