La lactancia, en sí misma, comienza poco después del parto, cuando el pecho de la madre empieza a producir leche. Al comienzo, se segrega un líquido que recibe el nombre de calostro, una sustancia baja en grasas y alta en proteínas que le confiere al bebé los anticuerpos necesarios. Entre 48 a 96 horas después de producido el parto, comienza la producción a gran escala de leche. Aunque, no siempre es así ya que algunas mujeres enfrentan problemas para amamantar al bebé.
Por lo general, el problema para amamantar reside en que la leche no baja o lo que baja resulta insuficiente. De modo que si el médico ha descartado cualquier problema de salud que pueda generar una situación de este tipo, existen ciertos factores que influyen de manera negativa en el ánimo de la madre y que impiden esa bajada de leche, tan importante para la alimentación del bebé durante sus primeros meses de vida.
En ocasiones, la ausencia de la leche materna se debe a causas tan comunes como fáciles de corregir. Sentimientos erróneos acerca de la lactancia, tales como vergüenza o temor; estrés excesivo, en especial si la madre sufre depresión postparto; la fatiga del parto y la crianza del bebé durante los primeros días; y la posición inapropiada del bebé o la madre al momento de amamantar, son sólo algunas de las causas a las que hacemos referencia.
También, existe la posibilidad de que los senos, en especial en las primerizas, sufran una congestión que impida el libre flujo de la leche. Pero esto es algo que el médico puede ayudar a solucionar.
La mayoría de los casos, se deben a un manejo inapropiado de la lactancia. Sobretodo por el suministro de biberones de complemento, lo cual produce en los bebés una confusión de succión, ya que el modo de tomar el biberón y la manera en que el bebé toma el pezón son totalmente diferentes.
Los protectores del pezón acarrean el mismo riesgo de confusión de succión. Asimismo, la boca del bebé no entra en contacto de forma directa con la areola y las terminaciones nerviosas son estimuladas de modo deficiente, por lo que la cantidad de leche producida baja y llega a ser insuficiente en muy poco tiempo.
De todas maneras, vale aclarar que resulta extraño no poder dar una solución a una insuficiencia de la producción de leche. Es importante un diagnóstico adecuado y oportuno, para que el médico pueda aportar las soluciones que se adapten a cada situación para permitir que madre y bebé continúen con su relación de lactancia.