Una de las primeras cosas que nos enseñan, cuando somos madres, es que tenemos que controlar y cuidar la temperatura de nuestro bebé. La vigilamos con celo y tratamos de que se encuentre lo más calentito posible en todo momento. En el instante en el que cambia la estación y comenzamos a salir con él a la calle, solemos envolverle en mantas para asegurar su calor.
Es parte de lo que ellos necesitan. Lo mismo que a la hora de echarse la siesta, como cualquier persona, su temperatura corporal tiende a bajar y se encuentran mucho más seguros y confortables con una manta encima. Sin embargo, cuidado, ahora descubrimos que puede perjudicar el desarrollo de nuestro pequeño.
¿Por qué es un riesgo?
Según un estudio del Hospital de la Universidad de Southampton, en Gran Bretaña, existe el riesgo de que altere el desarrollo natural de su cadera, ya que se restringe el movimiento del bebé al estar envuelto en un tejido. Además, podemos sobrecalentarlo, algo que tampoco resulta adecuado.
Esta idea choca de forma frontal con la concepción tradicional de que al envolver a nuestro bebé en una manta, simulamos la sensación de estar aún en el vientre materno. Una estrategia para favorecer su sueño y descanso, a la vez que calmamos llantos y malestar provocados por los cólicos del lactante.
Quizá, por tanto, el mayor problema radica en la forma en la que envolvemos a nuestro pequeño, ya que podemos dejar limitada la posibilidad de estiramiento de sus extremidades inferiores. Ya sabemos que lo habitual es que los bebés cambien mucho de postura y que se estiren con frecuencia, es parte de lo necesario para ir desarrollándose de forma natural.
La cadera podría verse afectada
La consecuencia de perjudicar esto sería que la cadera podría no desarrollarse debidamente. Así lo manifiestan expertos en un artículo reciente publicado por «Archives of Disase in Childhood».
Para evitarlo, lo que tenemos que tener en cuenta es que lo saludable es que el bebé pueda doblar hacia arriba sus piernas y hacia fuera en lo que se refiere a sus caderas. Por lo que envolverle con caderas y brazos pegados sería un error y bloquearía el movimiento normal y natural del pequeño en sus momentos de sueño.
En cuanto al sobrecalentamiento, es algo que también debemos vigilar con cuidado ya que podría provocar la muerte súbita de nuestro pequeño. No quiere decir por tanto que tengamos que someterle a frío por no arroparle, sino que la manta debe permitir el movimiento y no ser demasiado gruesa para la época del año en la que nos encontremos.