Se trata de un signo de alerta para muchos padres, especialmente durante los primeros meses. Es por eso que se recurre con frecuencia al pediatra para evaluar a qué es debido. Una de las principales causas estaría en la lactancia, podríamos no estar haciendo las cosas correctamente, y cuanto antes se nos enseñe como enmendar el fallo, antes pondremos remedio y el recién nacido comenzará a engordar.
El problema vendría si la pérdida de peso se relaciona con una enfermedad, por ello siempre se aconseja descartar esta posibilidad acudiendo a los que más saben: los expertos. En cualquier caso, vamos a tratar de ofrecerles unas claves para evitar preocuparse de más.
Qué debemos saber, sobre todo las madres primerizas
La leche no sube hasta que pasan tres días desde el nacimiento, hasta entonces la madre generará una sustancia denominada calostro, rica en oligoelementos. En principio el pequeño no necesita más, pero si observamos que pierde peso, podría ser porque no producimos la suficiente cantidad.
Algo que solventaríamos con un suplemento de leche artificial, al menos en esos primeros días de vida en donde no contamos con la leche normal. En cualquier caso, el peso de nuestro bebé puede estar situado entre los 2.500 y los 4.000 gramos, dependiendo de las dimensiones que tenga y, lo normal, es que pierda un 10% de su peso en esos primeros dos o tres días de vida, por lo que aquí no sería necesario consultar a ningún profesional. Estaría dentro de lo normal.
Lo que no sería normal sería, por ejemplo, que el recién nacido rechace las tomas, presente fiebre o tenga vómitos de forma repetida. Aquí el problema podría ser mayor, por lo que acudir al pediatra sí sería recomendable.
Necesitamos cambiar de postura
En ocasiones el lactante no toma suficiente alimento, Es por eso que debemos vigilar cuántas veces moja el pañal. No sería recomendable menos de cinco. Además del número de deposiciones. Al menos debería hacer una cada 48 horas.
En estos casos, la solución puede encontrarse en cambiar la postura del bebé para que agarre mejor el pecho, y pueda comer con mayor facilidad. Pensemos que tanto él como nosotras estamos aprendiendo, y lo normal es que al principio cometamos errores por novatos, pero no se trata de nada que no haya pasado antes ni que tenga una solución completa.
Una cifra que puede servirnos de referencia, sería que el pequeño debería aumentar de peso entre 140 y 150 gramos cada semana.