La elección del nombre de tu bebé

Cuando nos enteramos de que estamos embarazadas, una de las primeras cosas que hacemos es empezar a planificar. Planificamos el ambiente en torno al nuevo miembro de la familia, nos informamos de cómo debemos comportarnos en los próximos meses, qué alimentos podemos y no podemos tomar y también síntomas que podemos vivir.

Sin embargo, cuando todo eso pasa, muchos padres se sientan a pensar en qué nombre pueden ponerle al pequeño de la casa. Si nos encontramos en los primeros momentos, y aún desconocemos el sexo del pequeño, lo más habitual es que hagamos una lista para ir descartando nombres que no queremos.

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Recuerdos y reminiscencias

Al final todo se basa en psicología y en ideas que nos quedan después de tratar y conocer a determinadas personas. Seguramente descartaremos nombres de ex y de personas que no nos son gratas. Esa es la primera criba. Después pasaremos a aquellos que nos suenan mejor y peor o a algunos modernos que pueden ser diferentes.

Hay quien apuesta por nombres de parientes, también por el recuerdo y por la cercanía con ellos. Cada vez menos se sigue la norma de llamar como a padres o madres e incluso abuelos, pero en determinadas zonas, eso también se sigue a día de hoy, y es una preocupación menos ya que lo tienen claro desde el inicio.

Si no es tu caso, lo más recomendable es que, después de descartar algunos que no te cuadran, pases a consultar diccionarios de nombres. Se trata de una herramienta muy útil porque verás algunos que en principio no pensaste, y eso servirá para saber si te gustan o no. Algunos entrarán en tu lista y ya será cuestión de ir descartando.

Esperar a verle la cara

En otros casos, la pareja puede tener unos nombres pensados, dos o tres, pero deciden esperar a verle la cara para saber finalmente cuál es el nombre escogido. Se trata de una práctica que no es muy habitual, pero hay quien se siente así más conforme.

En cualquier caso, sea como sea, no es necesario ni tener todo planificado y pensado ni todo lo contrario. Al final esto depende mucho de la forma de ser de los padres y de lo claro que tengan algunas cosas de antemano. Lo normal es que estas cosas al final, como tantas otras, surjan sobre la marcha.