Los adultos viven con cierto nerviosismo momentos de su rutina laboral. Por ejemplo, la primera entrevista de trabajo, la elaboración del primer currículum, la preparación de una oposición, el primer día en la oficina… Por ello, también conviene poner en práctica la empatía para entender que para un niño, también supone un gran esfuerzo integrarse con normalidad a una nueva rutina.
La nueva rutina llega cuando el peque se integra a la guardería. Por ello, los padres, como adultos, deben acompañar con naturalidad al niño en esta etapa de la vida, que por otra parte, es muy bonita. El niño está en un entorno físico y emocional seguro ya que en las guarderías trabajan profesionales competentes y cualificados que saben cuidar de verdad de los niños porque sienten vocación.
Pero además, los niños pueden hacer nuevos amigos. Amigos que en muchas ocasiones, especialmente, en los pueblos, también se mantienen en la etapa adulta.
1. Para apoyar a tu bebé en su primer día de guardería, dale seguridad con tu presencia. A poder ser, puedes quedarte incluso unos minutos para darle confianza. Habla mucho con las cuidadoras para que te informen de su evolución y de cómo se siente en clase.
2. Es positivo que siempre vaya a buscarle la misma persona a la guardería y también, a llevarle. De esta forma, es un momento especial para compartir con el bebé.
3. Ayuda a tu niño a integrarse con otros niños a través de los juegos.
4. Habla con los padres de otros niños para ir conociéndoles un poco.
5. Cuando estés en el trabajo, desconecta tu motor emocional de preocupaciones automáticas. Es decir, céntrate en tu trabajo, tu hijo está bien cuidado y en caso de cualquier novedad, el centro se pondrá en contacto contigo.
6. Adapta los horarios de la guardería unos días antes de que el niño tenga que ir. De este modo, le costará menos adaptarse.
7. Compra ropa cómoda para que el niño pueda ir a la guardería y jugar sin miedo a que se le manche la ropa o se le estropee.
Imagen: Carrión de los Condes