Aunque suele ser raro, existen bebés que nacen con uno o más dientes, o que durante sus primeras semanas de vida les brota uno o más dientes; los cuales no son otros que los dientes de leche que aparecieron antes de lo previsto. Si bien dicha situación no se considera anormal, es posible que genere algunos contratiempos.
En determinados casos, el profesional médico llega a solicitar radiografías para constatar el estado de la cavidad bucal y efectuar una evaluación integral, aunque por lo general es suficiente con un examen superficial ya que los dientes se encuentran expuestos y a simple vista. Lo esencial es verificar que los dientes se hallen firmes así como los tejidos sanos, y que su presencia no dificulte la alimentación del bebé.
Otro contratiempo ante este tipo de situaciones es que los dientes del bebé pueden estar flojos. De ser así, necesitan ser extraídos para impedir que el bebé se los pueda tragar de manera accidental.
Dicho esto, si los dientes están firmes, no hay necesidad de extraerlos para garantizar que no se amontonen los dientes permanentes a la hora de erupcionar.