La velocidad es uno de los estímulos que incentivan a los bebés a dejar de gatear para intentar caminar. Esta relación entre velocidad y aprendizaje para andar, se desprende de un peculiar estudio desarrollado por investigadores del Departamento de psicología de la Universidad de Nueva York. Las caídas no influyen en el proceso de aprendizaje, pues de acuerdo a las pruebas realizadas por los expertos un bebé de entre 12 y 19 meses de vida puede caerse hasta 17 veces, lo cual no impide que deje de intentar trasladarse en dos piernas. El fin es poder caminar y desplazarse con mayor facilidad. Este estudio, fue realizado con niños a quienes se les dejaba desplazarse con libertad en espacios seguros en los que no resultaran lastimados al caer. La totalidad del proceso fue grabado con cámaras para poder analizar cuál era el comportamiento de los pequeños cuando intentaban andar. Según los investigadores, los niños aprenden más fácilmente si se les deja solos y sin ninguna ayuda.
De acuerdo a la investigación, los niños que participaron del estudio dieron un promedio de 2.368 pasos en el lapso de una hora, contabilizándose en ese tiempo unas 17 caídas. Durante este proceso de aprendizaje, los niños aceleraban sus pasos y fueron adquiriendo seguridad al estar erguidos, a la vez que se pudo constatar que la velocidad aumentaba a medida que se reducía la cantidad de caídas.
Además, los bebés que gateaban y miraban cómo otros bebés aprendían a caminar, intentaban gatear más rápido hasta que acababan por intentar aprender a andar adoptando una posición erecta. Ello demuestra el efecto positivo que tiene para los bebés estar en contacto con otros niños durante este proceso de aprendizaje.
A pesar que durante más de un siglo se estudió el proceso de aprendizaje, hasta el momento no se había considerado la velocidad de desplazamiento como un estímulo para los pequeños.