Durante el embarazo, el feto percibe todas las emociones de su madre, pues el organismo de la mujer responde a ellas liberando hormonas que le llegan por medio de la placenta al bebé. Situación que puede provocar ciertas alteraciones en el desarrollo del bebé en gestación.
Sin embargo, un estudio realizado recientemente por investigadores británicos ha revelado que podría llegar a revertirse dicho efecto debido a que el mismo desaparece cuando la madre le propina caricias al recién nacido. Por eso, los especialistas aseguran que las caricias que la madre le hace a su hijo durante las primeras semanas de vida son muy importantes.
Cuando la mujer sufre en el embarazo de un alto grado de estrés, éste afecta por igual a la madre y al bebé, pudiendo llegar a modificar el tipo de respuesta que tendrá el niño a futuro ante situaciones de estrés.
Asimismo, el estrés en el embarazo puede hacer que los niños puedan sentir más temor o enojo frente a situaciones que no son capaces de controlar. Al llegar a la adolescencia e incluso a la adultez, pueden presentar problemas de conducta y trastornos de ansiedad.
En la investigación, denominada Estudio Wirral sobre Salud y Desarrollo Infantil, los expertos pudieron observar que la relación existente entre los síntomas de estrés y depresión en el embarazo y las emociones futuras de los niños puede variar de acuerdo a la frecuencia con que los bebés fueron acariciados por sus madres durante sus primeras semanas de vida en zonas como piernas, brazos, cabeza y espalda.