Sin duda, el momento del parto es uno de los más especiales para cualquier pareja. Las últimas semanas de embarazo pueden ser un tanto agotadoras en tanto que la mujer se siente menos ágil, cansada y tiene dificultades para dormir. De hecho, ahora que es verano, la realidad es que cualquier embarazada tiene más dificultades para sobrellevar el calor y el efecto propio de las altas temperaturas. Sin duda, un abanico puede ser de gran utilidad en tu día a día.
Pues bien, cada persona vive el momento del parto de una forma diferente, sencillamente, porque cada alumbramiento también lo es. Esto es algo que puede constatar cualquier madre que ha experimentado diferentes vivencias con cada uno de sus hijos. Existen partos más rápidos que otros, más o menos dolorosos… Más allá de esta cuestión, lo cierto es que el momento del parto es único e irrepetible pero también, es íntimo. Es decir, es algo que la pareja va a recordar toda la vida con especial ilusión y cariño.
Un hijo puede unir todavía más a una pareja. Esto sucede cuando los cimientos del amor están fundamentados de la forma adecuada. Es decir, cuando existe un proyecto de futuro y la inquietud de crear un hogar. Sin embargo, los hijos también pueden llegar a alejar todavía más a la pareja. Esto sucede en el caso de que ya estuviese rota y no existía comunicación. Conviene tener en cuenta que la vida cambia mucho después de ampliar la familia y la pareja ya no tiene todo el tiempo del mundo para estar juntos sino que deben dar una atención prioritaria a los niños.
Sin embargo, más allá de esta cuestión una pareja también debe de tener tiempo para disfrutar de su intimidad, cultivar sus planes de ocio, poder tener espacio para el romanticismo, hacer viajes en solitario, disfrutar de los mismos planes que antes. ¿Por qué? Sencillamente, porque además de ser padres, una pareja sigue siendo una pareja, es decir, ambos deben implicarse en la relación para que la chispa del amor no muera como consecuencia del peso de la rutina y de la monotonía.
Imagen: Nutrición pro