Recuperarte después de una cesárea

Dolor en los pechos, cambios de humor y también flujo vaginal diferente, son algunos de los síntomas a los que te enfrentarás tras dar a luz a tu bebé. Se trata de sensaciones nuevas que se mezclarán con esa nueva responsabilidad que vives entre la euforia y la duda de ¿lo haré bien?

Sin embargo, a todo eso se suma que, si has tenido que dar a luz por cesárea quizá te sientas más adormecida de lo normal e incluso, puedes experimentar nauseas en las siguientes 48 horas de dar a luz. Algo que se puede limitar con algo de medicación recetada por tu doctor, seguramente será lo primero que te recomienden usar.

Anestesia o epidural

Pensemos que se trata de una intervención. La cesárea supone, para empezar, estar más tiempo en el hospital. Lo normal: entre 2 y 4 días, durante los cuales te recomendarán caminar de forma lenta. En estos días, podrías tener alguna pérdida de sangre vaginal, lo mismo que sucede con un parto normal y, de sentir molestias mayores, los especialistas pueden recetarte de forma adicional analgésicos, para evitar dolor.

mama bebe
© maxriesgo – Fotolia.com

En cualquier caso, tomar este tipo de medicinas no impide que puedas dar el pecho a tu bebé. Una de las principales preocupaciones de las madres en este sentido. Ya al volver a casa deberás tener una higiene adecuada con la herida, la cual se debe limpiar con agua y jabón neutro.

Además, te pueden recomendar el uso de una faja abdominal los siguientes 30 días. Con ella se reducen molestias a la hora de realizar cualquier tipo de movimiento que suponga estiramientos abdominales importantes. Cualquier cosa que antes hacíamos sin pensar, pero que ahora, podría resultar un poco doloroso para la nueva mamá.

Relaciones sexuales y actividad física

Si quieres mantener relaciones sexuales con tu pareja, después de una cesárea se recomienda esperar 45 días. Tiempo suficiente para estar recuperada. En cuanto al deporte, no es tan concreto el tiempo de espera, lo recomendable sería esperar a tener el alta médica y comenzar con gimnasia de forma progresiva, con el fin de recuperar de forma paulatina la movilidad del abdomen y que la musculatura regrese a su lugar.

Lo más importante: ejercitar la contracción del piso pelviano, que debe recuperar su tonicidad y su sostén. Tengamos en cuenta que, aunque el bebé no llegó a pasar por el conducto normal, se ha visto afectado durante el parto y el embarazo, por lo que es recomendable su cuidado y mantenimiento.

Ventajas del parto vertical

Todas las embarazadas tienen derecho a decidir cómo y dónde dar a luz. Últimamente, se viene hablando mucho sobre el parto vertical, sobre todo por sus ventajas, ya que al parir en posición vertical la mujer sufre menos dolores y, por ende, necesita menos analgésicos. Asimismo, la primera fase del parto se acorta y el bebé puede pasar con mayor facilidad por la pelvis.

Cada vez son más los especialistas que recomiendan el parto vertical, tanto de pie como en cuclillas, por sus ventajas. Incluso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha inclinado por desaconsejar el parto horizontal por diferentes razones, en especial porque la embarazada posee menos control sobre su cuerpo.

En Málaga, por ejemplo, el Hospital Costa del Sol de Marbella permite este tipo de parto, y la intención es que la iniciativa sea adoptada por el resto de los hospitales andaluces. En tal sentido, el hospital le ofrece la opción a la madre de escoger la forma en la que desea dar a luz, brindándole la asistencia médica necesaria como respaldo en caso de que surjan problemas.

Aquellas que estén contemplando la idea de parir en el hogar, es importante que sepan que algunos ginecólogos no lo recomiendan si se trata del primer embarazo, porque se desconoce cómo podría desarrollarse y los problemas que podrían presentarse.

Hay especialistas que promueven que el parto se debe realizar en un hospital como medida preventiva en caso de posibles problemas, y siguen defendiendo el parto horizontal, con la madre tumbada.

Confirman que la duración de los embarazos es muy variable

Lo que más suelen preguntarles a las embarazadas es cuándo nacerá su bebé, dato que confirma el obstetra con la primera ecografía. Y si bien siempre se ha hablado que un embarazo dura 9 meses, hace tiempo que es sabido que eso no es más que un mito. Lo cierto es que hasta el momento aún no es posible anunciar con exactitud cuándo va a dar a luz una mujer, pues la fecha establecida por el médico en la primera visita es aproximada. En efecto, los datos demuestran que solamente el 4% de las embarazadas da a luz cuando cumplen 40 semanas gestación,  mientras que el 70% lo hace dentro de los 10 días previos o posteriores a la fecha de parto.

Existen muchos mitos acerca del momento de dar a luz. Es común oír que si sos primeriza seguro se te va a retrasar, mientras que si vas por el segundo hijo parirás antes. En fin, la cuestión es que cuando se sobrepasan las 37 semanas, todos permanecen a la expectativa porque el bebé puede nacer en cualquier momento.

Al respecto, gracias a un estudio publicado en la revista científica ‘Human Reproduction’, y contra todas las previsiones, ahora se sabe que la fecha de parto puede llegar a variar hasta en 37 días. Para arribar a esta conclusión, un grupo de investigadores del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental (NIEHS) de EEUU realizó un estudio con el fin de establecer cuánto puede variar la duración del embarazo. A la vez que buscaron dilucidar si los cambios hormonales que tienen lugar al comienzo de la gestación afectan su duración.

Para resolver tales interrogantes, evaluaron los datos de un grupo de 125 mujeres, las cuales participaron entre 1982 y 1985 del Estudio del Embarazo Precoz tras haber dejado de  tomar anticonceptivos para buscar un embarazo. En base a ello, los expertos confirmaron que la duración de los embarazos es muy variable.

No obstante, la investigación plantea otras cosas que deberían usar los ginecólogos para predecir la fecha real de parto. En primer lugar, las mujeres de mayor edad, así como las que pesaron más al nacer, son más propensas a dar a luz más tarde. Asimismo, los embarazos anteriores sirven también como factor predictivo.

Imagen:

semanaasemana.com

Métodos para un parto sin dolor

Habitualmente, a las mujeres durante el parto se les aplica la epidural como anestesia para mitigar el dolor. Sin embargo, una nueva investigación sostiene que la anestesia espinal o raquídea, que se debe aplicar en la primera etapa del parto, puede ofrecer mejores resultados.

Del total de las mujeres que dan a luz en el hospital, se estima que el 50% piden que le apliquen la epidural para aliviar el dolor del trabajo de parto, pues esta anestesia local disminuye la sensación de dolor en la zona baja de la espina dorsal.

De acuerdo al estudio desarrollado por especialistas de San Diego, en Estados Unidos, la epidural combinada con otro tipo de analgesia, que recibe el nombre de espinal o raquídea, calma los dolores de una forma más efectiva y rápida.

Para la investigación, se analizaron dos grupos de 400 mujeres cada uno. El primer grupo recibió la anestesia epidural, mientras que al segundo se le inyectó medicamentos en la zona que rodea a la médula como paso previo a la aplicación de la anestesia epidural.

La efectividad de ambos tipos de analgesia fue constatada en distintos momentos del trabajo de parto y el nacimiento. Estableciendo como parámetro una escala de 0 a 10, en las mujeres que recibieron la terapia combinada la puntuación del dolor fue de 1.4, en tanto que aquellas a las cuales se les aplicó la epidural calificaron en 1.9 su nivel de dolor. Y si bien a simple vista uno puede llegar a pensar que los resultados fueron bastante similares, para los autores del estudio dicha diferencia resulta significativa.

De este modo, la anestesia combinada no solo fue más efectiva, sino que también su efecto fue más rápido que el de la epidural estándar. Sin embargo, vale aclarar que el método combinado puede acarrear más efectos secundarios, como por ejemplo tasas cardiacas fetales más bajas, aunque durante el experimento esto no hizo que fuera necesario practicar cesáreas de emergencia.

Alteraciones del cordón umbilical

Si bien las alteraciones severas del cordón umbilical no se dan con frecuencia, la mayoría de ellas se pueden detectar recién en el parto. El bebé permanece conectado a la placenta gracias al cordón, proporcionándole al pequeño el oxigeno y los nutrientes suficientes para su desarrollo.
El cordón umbilical se forma entre la tercera semana y el segundo mes de gestación, y sigue creciendo durante el embarazo, pudiendo llegar a medir aproximadamente cincuenta centímetros de largo y unos dos centímetros de diámetro.
Este tubo estrecho está conformado por tres vasos sanguíneos, a saber: una vena, que va  desde la placenta hasta el bebé y transporta el oxígeno y los nutrientes que provienen del flujo sanguíneo de la madre, y dos arterias que son las que conducen los denominados “productos de desecho”, que son eliminados al ser transferidos a la sangre de la embarazada.
Algunas de las alteraciones que suelen presentarse son:
Cordón de una sola arteria: cuando en vez de dos arterias se desarrolla solo una en el cordón. Esta anomalía, que se da en menos del 1% de los casos y que no es posible corregir durante el embarazo, puede ser detectada tempranamente y, en la mayoría de los casos, suele estar relacionada a malformaciones mayores, renales o cardíacas, o alteraciones menores, como parto prematuro o bajo peso al nacer.
Alteraciones en la longitud del cordón: según lo que mida el cordón, éste puede ocasionar ciertas dificultades. Si es demasiado corto, se complicaría el descenso del bebé mediante el canal de parto, al tiempo que podría indicar la existencia de malformaciones o problemas en el desarrollo debido a la falta de espacio. Mientras que un cordón de mayor longitud, si bien no está asociado con defectos, aumenta el riesgo de formación de nudos o de que se enrolle en torno al cuerpo del bebé, causando sufrimiento fetal en el preciso momento del trabajo de parto o incluso antes.
Nudos del cordón umbilical: Estos pueden formarse por los movimientos que realiza el bebé en el interior del útero. No es común que un nudo se llegue a apretar a tal punto de que restrinja el paso del oxígeno y los nutrientes al bebé. En ocasiones, los nudos pueden ser deformaciones en su estructura que no revisten importancia.
Circular de cordón: es cuando el cordón se enrolla alrededor del cuello del bebé o en cualquier otra parte de su cuerpo. Según datos estadísticos, entre el 20 y el 40% de los niños nacen con este tipo de alteración.
Prolapso del cordón umbilical: se da cuando el cordón se desplaza por la vagina antes de que nazca el bebé, lo que hace que se comprima de tal modo que el pequeño puede dejar de recibir sangre. Cuando se da una situación de este tipo, se le practica una cesárea a la madre.  Esta alteración suele presentarse en partos prematuros o cuando el bebé se encuentra de nalgas.

Parto vaginal después de una cesárea

En general, las mujeres que tuvieron hijos por cesárea pueden dar a luz por parto vaginal. Si bien posee una alta tasa de éxito, para algunas embarazadas esta puede ser una mala elección, por eso es importante consultar con el médico acerca de la posibilidad de elegir esta alternativa.
El parto vaginal conlleva diversos beneficios,  puesto que elimina las posibles complicaciones vinculadas a la cesárea, se pierde menos sangre, las lesiones y los riesgos de infección son menores y la recuperación es más rápida.
Un parto normal después de una cesárea puede acarrear ciertos riesgos. Además, dado a la cicactriz que deja una cesárea en la pared del útero, es común que los médicos recomienden una segunda cesárea en vez de un parto natural. No obstante, un parto vaginal es una opción segura para gran parte de las mujeres, excepto que hayan tenido dos o más cesáreas con anterioridad ya que aumentan las posibilidades de que se presenten complicaciones.
La cicatriz dejada por una cesárea es una zona débil y se puede romper en el parto. De darse esta situación, sería necesario realizar una cesárea de urgencia, e incluso una transfusión de sangre o una histerectomía, pudiendo llegar a perjudicar al bebé.

Imagen:

mujer.es.msn.com

Complicaciones del parto: inversión uterina

Una de las complicaciones más peligrosas del parto es la inversión uterina, que se da en uno de cada 2.000 nacimientos.
Normalmente, en los 30 minutos siguientes a un parto natural, las contracciones permiten la separación de la placenta de la pared del útero. Luego, la placenta sale por la vagina, ya sea por sí sola o con la ayuda del médico.
En ocasiones, puede ocurrir que la placenta no se separe normalmente. Y, rara vez, los intentos de expulsarla provocan que el útero se invierta ligeramente, haciendo que la parte superior descienda por el cuello del útero o salga por completo de la vagina. Esto es lo que se llama inversión uterina y es una complicación muy grave porque puede ocasionar una gran hemorragia y acabar en shock, por lo que necesita tratamiento con suma urgencia.
De darse esta situación, el médico o, en su defecto, la partera procurará que el útero vuelva a la posición normal, haciendo retroceder el fondo uterino por el cuello del útero. Y, en caso de no conseguir buenos resultados, se devolverá el útero a su posición original mediante una cirugía abdominal.
Aquellas mujeres que tengan antecedentes de una inversión uterina, poseen más probabilidades de que les vuelva a suceder. Por ese motivo, es importante que el médico esté al tanto de la historia clínica de la paciente, como sucede con cualquier otro problema médico o complicación del embarazo. De ese modo, el profesional de la salud estará preparado ante el riesgo de otra inversión, contando con el material y los profesionales necesarios para atender el parto.

Imagen:

bebesymas.com

Podría detectarse el autismo a través del estudio de la placenta

Los investigadores de la Escuela de Medicina de Yale, en Estados Unidos, sostienen que los defectos en la placenta pueden estar vinculados al aumento en el riesgo de autismo en el bebé. En efecto, el riesgo que posee el feto de ser autista puede medirse al nacer a través de la búsqueda de imperfecciones o anomalías en la placenta.
De este modo, mediante el estudo realizado en Yale es posible medir las probabilidades que posee un niño en apariencia normal de desarrollar a futuro autismo, analizando la placenta de manera cuidadosa. El análisis de la existencia de daños o anomalías en la misma sería crucial para poder efectuar un diagnóstico precoz y empezar de forma temprana un tratamiento apropiado para el desarrollo del pequeño con autismo.
Para realizar tal afirmación, los investigadores examinaron unas 117 placentas de bebés recién nacidos, que pertenecían a familias en situación de riesgo. Así, lograron determinar que las anomalías en loss pliegues de la placenta y las células anormales de crecimiento son claves para poder identificar a los recién nacidos con riesgo de autismo.
Hoy en día, los antecedentes familiares son una de las principales herramientas con las que disponen los profesionales médicos para la prevención del riesgo de autismo, pues aquellos que poseen ya un niño autista presentan nueve veces más posibilidades de tener otro hijo con el mismo problema.
Por desgracia, aquellos que no poseen casos de autismo en su historia familiar tienen que confiar en la detección de los signos o indicadores tempranos, los cuales puede que no se manifiesten claramente hasta llegar a los dos o tres años de vida.

Imagen:

http://pijamasurf.com/wp-content/uploads/2012/09/nino-autista1.jpeg

Mantenerse de pie acorta la primera fase del parto

Permanecer de pie o caminar acorta la primera etapa del parto, mientras que mantenerse tumbada produce el efecto contrario, al menos así lo expusieron los miembros del  Instituto de Salud de Mujeres y Niños del Hospital Townsville en Queensland, Australia, que realizaron un estudio al respecto.
Los investigadores lograron descubrir que la primera fase del parto era notablemente más corta en aquellas embarazadas que permanecían de rodillas, de pie, sentadas o caminando en comparación con aquellas que se mantenían acostadas.
Para arribar a esta conclusión los investigadores se basaron en 21 estudios que fueron realizados en países desarrollados desde la década del 60 hasta la actualidad. A raíz de ello, pudieron descubrir que la primera etapa del alumbramiento se extendía hasta una hora menos en las mujeres que se mantenían erguidas con respecto a las que permanecían tumbadas.
Según los datos vertidos por quienes llevaron a cabo dicho estudio, en casi todos los países desarrollados las embarazadas pueden optar por mantenerse de pie o simplemente caminar durante las primeras fases de la labor de parto sin que ello les genere problema alguno. Por lo que los especialistas no dudan en afirmar que mantenerse en movimiento o erguidas de pie es beneficioso para las mujeres durante la primera etapa del alumbramiento.
Teniendo en cuenta estos resultados, sugieren animar a las mujeres a que adopten la posición que consideren más cómoda, evitando en cualquier caso tumbarse.
De todos modos, los investigadores sostienen la necesidad de ofrecer más información a las embarazadas para que comprendan cómo las posiciones adoptadas en el parto pueden influir en los niveles de dolor, satisfacción y control.

 Imagen:

http://i.bssl.es/unomasenlafamilia/2010/02/daraluzdepie.jpg

¿Sirve caminar para desencadenar el parto?

Hay muchas mujeres que piensan que realizar actividad física de manera intensa, como por ejemplo andar mucho en bicicleta, puede llegar a desencadenar el parto. Sin embargo, no se han encontrado estudios científicos que avalen dicha creencia.
Realizar grandes caminatas o comer picante, son sólo algunos de los consejos  provenientes del saber popular que las personas suelen dar cuando el bebé demora en nacer.
Pero si no es con una caminata o comiendo algo picante, ¿cómo se inicia el parto? El parto se desencadena por acción del feto, quien al producir determinadas genera las contracciones en el cuerpo de la madre.
En aquellos casos que es necesario provocar el parto, los médicos obstetras utilizan la maniobra de Hamilton, que se trata de realizar la separación en el cuello del útero de la membrana y la bolsa amniótica. Si en el lapso de pocas horas no se producen contracciones, entonces los profesionales optarán por administrarle a la madre prostglandinas por vía vaginal, cuando el cuello del útero no se encuentre maduro, u oxitocina por vía endovenosa, cuando ya está maduro el cuello uterino.
¿Qué pasa si el parto tarda en producirse? Si el embarazo se extiende hasta las 41 o 42 semanas de gestación, pues no hay motivos para preocuparse ya que esto suele ser normal cuando se calcula de manera errónea la fecha probable de parto, por lo que aún se encuentra dentro de los tiempos normalmente previstos. Además, el médico llevará a cabo intensos controles para tener la seguridad de que todo marcha bien.

Imagen:

http://parto.elembarazo.net/files/2009/04/parto-de-pie.jpg