Los ciclos menstruales, por lo general, no son tan regulares, debido a que la mujer no siempre posee la regla los mismos días, sino que hay meses que se adelanta y otros en los que se retrasa, entre uno, dos o más días. De modo que no es tan simple saber cuándo se produce la ovulación y cuáles concretamente son los días fértiles.
Para identificar en qué momento va a producirse la ovulación, hay distintos métodos, como la observación del flujo vaginal y la temperatura basal, así como la hormona luteinizante (LH) y la observación microscópica de la saliva o del flujo vaginal.
Durante el ciclo menstrual el flujo vaginal sufre cambios significativos para la mujer. En los días no fértiles, no suele haber flujo, por eso son denominados “días secos”. Mientras que cuando se presenta, tiene una textura densa y de color blanquecino que dificulta el paso de los espermatozoides por el cérvix uterino.
A medida que se aproxima la ovulación, en la mitad del ciclo, el flujo vaginal comienza a adquirir un color más transparente y menos denso, hasta trasnformarse en un líquido. Lo cual indica que es el momento de la ovulación.
Tales cambios tienen lugar por el aumento de los niveles de estrógeno, una hormona sexual femenina que es producida por los ovarios y que regula el ciclo menstrual.
Luego, el flujo nuevamente cambia de textura y se torna más pegajoso, lo que implica que los niveles de estrógeno disminuyeron y, por ende, también el momento fértil de la mujer.
Por su parte, el método de la temperatura basal también es útil para poder determinar el día de la ovulación. Se trata de tomarse la temperatura a diario y a la misma hora con el mismo termómetro antes de levantarse de la cama, anotándola en una tabla que reúna todos los días del ciclo a lo largo de varios meses.
La temperatura basal del cuerpo varía muy poco de una mujer a otra. Normalmente, se sitúa entre los 36.5 y los 36.7ºC previo a la ovulación, y aumenta 0.5ºC luego de la misma. Por consiguiente, los cambios producidos son mínimos, de tan solo décimas de grado. Lo más conveniente es tomarse la temperatura debajo de la lengua o en el recto, según se prefiera, pero siempre en el mismo lugar.
Cuando la temperatura llega al pico, y se sostiene en un nivel más elevado de lo normal a lo largo de unos tres días, es señal de que se ha producido la ovulación. Dicha temperatura, se va a mantener más alta hasta que vuelva a producirse la regla.
El registro de la temperatura se debe iniciar el primer día de la menstruación y mantenerse a lo largo de todo el ciclo. Para medir la temperatura basal, existen termómetros especiales que pueden comprarse en las farmacias, debido a que poseen una división en décimas de grado más sencilla de leer que en los termómetros convencionales.
En tanto que la hormona luteinizante (LH) constituye una proteína que controla la ovulación en la mujer así como la secreción de la progesterona. A través de una prueba de orina, se puede localizar esta hormona entre 24 y 36 horas anteriores a la ovulación. El test, que se adquiere en farmacias, es bastante fácil de utilizar.
Hay otro test farmacéutico que da la posibilidad de precisar los días fértiles de una mujer, el cual se basa en la observación al microscopio de una muestra de saliva o flujo vaginal y en el cambio de las imágenes que se observan en los momentos cercanos a la ovulación. Dicho test, posee la ventaja de poder ser usado varias veces durante un año, de manera que se compra una sola vez y sirve para ser usado todo el año, sin importar las veces que deseemos comprobar la ovulación.
Todos los métodos hasta aquí mencionados sólo representan indicativos de cuándo va a producirse la ovulación, y pueden ser puestos en práctica de manera conjunta o por separado.
Asimismo, puede usarse un sistema de cálculo aproximado de la ovulación contabilizando las tres últimas reglas y los días en las que tuvieron lugar.