Más allá de los progresos de la medicina, en la actualidad aproximadamente unas mil mujeres mueren por día debido a complicaciones en el embarazo o en el parto.
Dicha situación fue denunciada el pasado mes de marzo por la ONU, al tiempo que la organización Médicos Sin Fronteras manifestó que la mayoría de esas muertes pueden ser evitadas.
El documento, denominado “Reducir la mortalidad materna en situaciones de crisis”, alerta sobre la situación de las embarazadas y parturientas en lugares como Pakistán, Somalia, Sudán del Sur o Haití, con el fin de prestar mayor atención a la asistencia obstétrica de urgencia, en especial cuando surgen complicaciones.
El momento más crítico para las vidas de las madres y sus bebés tiene lugar se produce en el instante previo al parto, durante el mismo e incluso en los momentos inmediatamente posteriores. Según el informe, durante esas horas es cuando se producen la mayor parte de las muertes vinculadas a la gestación.
Por este motivo, luchan para que la atención obstétrica de urgencia sea posible en cualquier parte del mundo donde una mujer vaya a dar a luz.
Al mismo tiempo, las organizaciones han denunciado que los riesgos del embarazo se incrementan en contextos de crisis humanitaria aguda pues a la vulnerabilidad implícita tanto en la gestación como en el parto, se añaden el conflicto, la ausencia de suministros médicos o de personal idóneo, el derrumbe de las estructuras sanitarias o la dificultad para el acceso a ellas. En consecuencia, la cifra de mujeres embarazadas que mueren asciende notablemente.
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