Sabemos que el descanso para los pequeños es muy importante. Recuperan energías y sirve para ajustar biorritmos. Es por eso que un recién nacido duerme entre 16 y 18 horas al día. Eso sí, lo hace en seis o siete periodos, con una duración variable dependiendo de muchos factores.
Importante por ello ayudarle a distinguir entre la noche y el día e ir, poco a poco acomodándole a nuestros ritmos de vida, con el objetivo de que no nos descuadre del todo tampoco a nosotros, pero ¿cómo hacerlo?