Durante el embarazo, las mujeres experimentamos muchos cambios físicos, al margen del crecimiento de la panza según pasan las semanas. El embarazo afecta a la piel, además del cabello y las uñas. En esos casos, lo más conveniente es consultar con un especialista para que pueda explicarle a la futura mamá a qué se deben tales cambios.
Uno de los problemas más frecuentes es la presencia excesiva de vellos, que recibe el nombre de hirsutismo. Todo se debe a los cambios hormonales, por los cuales puede que te salgan vellos en el rostro y el pecho, tal como si fueras hombre. Lo bueno es que esto se soluciona alrededor de seis meses después de dar a luz. En el caso de que el problema te resulte muy molesto, puedes consultar a un médico para ver cuál es la mejor manera de disimular la vellosidad, puesto que hay métodos que son necesarios evitar durante la gestación.
También, puede ocurrir que luego del parto la mujer empieza a sufrir la pérdida del cabello. Pero no hay que alarmarse, ya que ello debería resolverse cuando el bebé tenga entre 6 y 12 semanas de vida. Esto es producto de un fenómeno denominado telogen effluvium, que hace que a la mujer se le caiga parte de los cabellos que están en la fase de descanso, en el ciclo de crecimiento del vello mientras estaba embarazada. De modo que después de la gestación, esos pelos se pondrán más finos y se empezarán a caer.
Las uñas quebradizas es otro de los signos del embarazo. Aunque una vez que las hormonas se normalizan, las uñas recuperan su condición normal.
Por lo que a no desesperarse, si bien el embarazo implica muchos cambios en las mujeres, éstos sólo son momentáneos. Con la llegada del bebé, desaparecerán gradualmente.
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