Lo primero que tenemos que tener en cuenta cuando decidimos dar el pecho es que, a pesar de todas las fórmulas de farmacia que se han creado, ninguna posee las mismas virtudes o beneficios que la leche materna, y está más que demostrado. Durante las 4- 8 primeras semanas de vida de nuestro pequeño, querrá comer cada hora y media, y cada dos horas. Aunque, también, podemos elegir lo que se conoce como “alimentación por libre demanda”. O sea, darle de comer cada 10 o 15 minutos, cada uno de nuestros pechos. Es bueno que el niño empiece la toma en el pecho donde dejó la anterior.
Si queremos limpiar el pezón, debemos pasarle un poco de agua caliente un poco de agua que esté caliente y, después, le daremos el pecho. Tras esto, debemos secar bien nuestro pecho. También, hay una serie de alimentos que debemos evitar, mientras estemos dando el pecho, como son: coliflor, no fumar, espárragos, granos de cereales, repollo, chocolate, café, condimentos o cerdo. Es muy bueno tomar líquidos durante la época de la lactancia, aunque no está demostrado que, como se creía en la antigüedad, productos como la malta, la cebada y otros cereales vayan a aumentar la cantidad de leche. Dos bebes no son iguales, cada uno necesita un número de tomas, come la cantidad que quiere, reacciona de manera diferente.
Dar el pecho tiene una serie de cosas positivas: es la forma más económica, rápida, segura y fácil de dar de comer a nuestro pequeño. No tenemos que esterilizar teteras; no tenemos que calentar ni mezclar productos, que hemos comprado en la farmacia o en un supermercado. Además, podremos disfrutar del calor de nuestro pequeño, saber como reacciona. Es un acto tan íntimo, que une tanto al hijo con su madre, que sorprende.