Los ciclos de sueño de los bebés

bebe-duerme[1]Los recién nacidos suelen dormir buena parte del día, entre 16 y 17 horas diarias. Aunque es extraño que lo hagan de forma corrida, pues en general no duermen  más de 3 o 4 hs seguidas. Esto hace que los horarios de las madres se vean alterados, lo cual resulta muy agotador sobre todo teniendo en cuenta que sus horas de sueño se ven interrumpidas por las noches.
La explicación a esto reside en que los ciclos de sueño de los bebés son bastante más cortos en comparación con los de los adultos porque pasan más tiempo en sueño REM. Este tipo de sueño, tan importante para el desarrollo cerebral de los pequeños, tiende a ser más liviano y, por consiguiente, se interrumpe facilmente.
Recién a partir de aproximadamente las 6 semanas de vida, la mayor parte de los bebés comienzan a dormir menos durante el día y descansan durante periodos más largos por la noche. Pero en general no duermen de corrido. Además, los ciclos de sueño REM se acortan, extendiéndose los periodos de sueño profundo.
¿Cuándo empiezan a dormir entre 8 y 12 horas de corrido por las noches? Por lo general, esto se da entre los 4 y los 6 meses de edad. Pero no siempre es así, ya que algunos bebés continúan despertándose por la noche incluso hasta después de haber cumplido el año.
Es sugerible enseñarles a los pequeños hábitos de sueño saludables para que duerman toda la noche desde un comienzo. Por ejemplo, las primeras seis a ocho semanas, el bebé no puede estar despierto más de dos horas de corrido. De modo que si la madre demora en acostarlo, estará por demás cansado y le costará más conciliar el sueño.
Es importante observar al bebé para reconocer las señales que indiquen que tiene sueño, como cuando se frotan los ojos o se irritan. Si se identifican dichas señales, entonces hay que llevarlo de inmediato a la cuna. De a poco, la madre aprenderá a reconocer cuándo su bebé está listo para dormir.
También, una vez que cumplan sus primeras dos semanas, sirve de ayuda enseñarles la diferencia entre el día y la noche, lo cual se logra jugando con ellos todo el tiempo que sea posible, así como manteniendo su habitación iluminada. Mientras que por las noches, es necesario cuidar el nivel de ruido y mantener las luces bajas. Así, poco a poco comenzará a distinguir el día y la noche.
Aproximadamente a partir de las 6 semanas, lo ideal es dejar que  se duerman por sí solo, acostándolos en la cuna cuando muestren señales de que tienen sueño y evitando mecerlos o alimentarlos hasta que se duerman.

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edukame.com

Las infecciones son una de las principales causas de muerte en los recién nacidos

Las infecciones benignas que pueden llegar a sufrir las embarazadas representan uno de los problemas que enfrentan los bebés recién nacidos. Si bien pueden ser benignas para la futura mamá, para los bebés pueden ser un riesgo, a tal punto de comprometer su salud y supervivencia. Por ese motivo, es de vital importancia tratar lo antes posible cualquier tipo de infección que se presente durante la gestación.

En las últimas dos décadas se ha observado una mejora significativa en lo que respecta a la tasa de supervivencia en niños menores de 5 años, lo cual constituye un verdadero avance. No obstante, no ha sucedido lo mismo en la la tasa de mortalidad entre los recién nacidos, razón por la cual es indispensable la adopción de medidas y protocolos más explícitos que contribuyan a reducir todavía más dicha tasa.

En todo el mundo mueren cada año unos 3,3 millones de recién nacidos, por lo que la tasa de mortalidad en menores de 5 años alcanza el 40,3%. En tal sentido, la sepsis, infección aguda y bacteriana que se desarrolla en la sangre y diferentes órganos, aparece como una de las causas más habituales de muerte en bebés en las primeras cuatro semanas de vida. Otras infecciones que pueden suscitarse son meningitis o neumonía.

Por lo general, las bacterias se concentran en en el tracto vaginal de la madre, lo cual hace pasible que se produzca el contagio durante el parto. Sin embargo, puede ocurrir que la transmisión de los patógenos se produzca previo al alumbramiento, pues los mismos traspasan las membranas y acaban contaminando el líquido amniótico.

Al respecto, la revista científica Plos Medicine publicó un artículo, según el cual la infección en los bebés durante la primera semana de vida es asociada a la infección materna y a la consiguiente colonización bacteriana. Motivo por el cual los expertos ven la necesidad de continuar investigando el tema en pos de reducir la alta tasa de mortalidad neonatal actual.

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elmundo.es

Alertan sobre el incremento de recién nacidos con sobrepreso

La obesidad es un problema que cada vez afecta a más personas en todo el mundo. Al respecto, un grupo de especialistas médicos han alertado acerca del incremento del número de recién nacidos con sobrepeso que se viene dando en los últimos años en los países desarrollados.

De acuerdo a una investigación que fue publicada en la revista The Lancet, en las últimas décadas la cifra de recién nacidos con un peso de alrededor de 4 kilos ha crecido de un 15% a un 25%. Además, los expertos sostienen que se han incrementado los casos de macrosomía o síndrome del bebé grande en los países en vías de desarrollo, debido al sobrepreso u obesidad que padecen las madres, entre otras razones. En Argelia, por ejemplo, país en el cual el 30% de las mujeres sufren obesidad, la cantidad de bebés que nacen con un tamaño y peso excesivo ha aumentado un 15%. En tanto que en países como la India, donde la tasa de obesidad entre las mujeres es del 3,6%, el número de niños con macrosomía no llega al 0,5%. Tales datos permiten ver claramente la relación existente entre el sobrepeso u obesidad de las futuras madres y el nacimiento de bebés grandes.

Ante este panorama, los especialistas sobre los riesgos para las madres y los bebés, tanto antes como después del parto. En efecto, los bebés que nacen con un peso excesivo pueden sufrir distocia de hombros en el parto, lo cual ocurre cuando la progresión del alumbramiento se detiene al salir la cabeza del bebé debido a que el tamaño del cuerpo no llega a pasar por la pelvis, produciendo una fractura de huesos del recién nacido. Con respecto a la madre, ésta corre riesgos de sufrir traumatismos y desgarros serios. Asimismo, los bebés poseen un riesgo mayor de padecer obesidad a futuro e incluso algún tipo de cáncer.

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noticiasteziutlan.blogspot.com 

Relacionan el peso del bebé con el cociente intelectual que tendrá en edad escolar

Un equipo de investigadores de la Universidad de Adelaida (Australia), a través de un estudio realizado recientemente, dio a conocer la existencia de una relación entre el aumento de peso del bebé y el cociente intelectual que tendrá a futuro. Para arribar a dicha conclusión fueron analizados los datos de aproximadamente 13.800 niños nacidos a término. De acuerdo a los resultados obtenidos, aquellos bebés que durante el primer mes de vida experimentaron un aumento de un 40% de su peso, poseen un cociente intelectual que supera en 1,5 puntos respecto a los bebés que aumentaron su peso en un 15%. Vale destacar que la medición del cociente fue realizada a los 6 años de edad.
Al mismo tiempo, se logró constatar que el aumento mayor de la circunferencia de la cabeza está relacionado con un cociente intelectual más alto. En efecto, según  los expertos, la circunferencia de la cabeza indica el volumen cerebral, de modo que un mayor crecimiento de la cabeza es equivalente a un cerebro más desarrollado.
Si bien estudios anteriores han demostrado la existencia de una relación entre el cociente intelectual y la dieta postnatal temprana, esta es la primera investigación que vincula al cociente con el aumento de peso y el tamaño del cráneo. Por esa razón, los autores recomiendan a las embarazadas y a los profesionales médicos en general alimentar de manera adecuada a los recién nacidos para ayudar a que aumenten rápidamente de peso durante los primeros treinta días de vida, ya que así poseerán mayores probabilidades de tener un cociente más elevado.

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pequelia.es

La composición de la flora intestinal de los bebés puede afectar su crecimiento

Mediante la realización de un nuevo estudio realizado por un grupo de investigadores del Instituto Noruego de Salud Pública (FHI) se ha logrado demostrar la relación que existe entre el crecimiento infantil y el desarrollo de la microbiota intestinal. Según parece, la composición de la microbiota de un bebé recién nacido puede impactar de manera significativa en su crecimiento durante sus primeros años de vida. Dicha conclusión se encuentra relacionada a un estudio anterior, según el cual el desarrollo temprano de la microflora, es decir, los microorganismos que se hallan en el intestino de un bebé, puede afectar la tasa de crecimiento y, por ende, padecer obesidad a futuro.
Para este nuevo estudio, los expertos analizaron e identificaron la microflora existente en el intestino de unos 218 niños en diferentes etapas; a los 4, 10, 30 y 120 días de edad. La intención era poder hacer un seguimiento de la evolución de la microflora, para así poder cotejar los resultados con el desarrollo de los pequeños.
A través de la investigación, los expertos han logrado encontrar indicios de que la composición de la flora bacteriana intestinal de los bebés puede estar asociada a un crecimiento lento o rápido en la primera infancia. De todos modos, hay otros factores que pueden llegar a afectar la composición de la microbiótica intestinal y la rapidez con que se desarrolla el bebé. De lo que sí hay certeza es que un mayor conocimiento de la composición de la microflora y de cómo ésta se desarrolla, es condición necesaria para poder manipular a estos microorganismos de forma exitosa. Es importante saber que de la colonización bacteriana depende la maduración de los sistemas inmunológico y endocrino.
Durante el estudio, los investigadores se encargaron de analizar las muestras fecales de los niños con el fin de conseguir identificar en cada etapa la presencia de grupos específicos de bacterias. De acuerdo a la información dada a conocer, se han detectado especies bacteroides a partir del mes de vida, que fueron asociadas a un desarrollo lento de los bebés. Sin embargo, a partir el día 4 y hasta el día 30, observaron la existencia de especies de E. coli, que se las vinculó a un desarrollo óptimo de los bebés.

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crecerfeliz.es

La composición de la flora intestinal de los bebés puede afectar su crecimiento

Mediante la realización de un nuevo estudio realizado por un grupo de investigadores del Instituto Noruego de Salud Pública (FHI) se ha logrado demostrar la relación que existe entre el crecimiento infantil y el desarrollo de la microbiota intestinal. Según parece, la composición de la microbiota de un bebé recién nacido puede impactar de manera significativa en su crecimiento durante sus primeros años de vida. Dicha conclusión se encuentra relacionada a un estudio anterior, según el cual el desarrollo temprano de la microflora, es decir, los microorganismos que se hallan en el intestino de un bebé, puede afectar la tasa de crecimiento y, por ende, padecer obesidad a futuro.
Para este nuevo estudio, los expertos analizaron e identificaron la microflora existente en el intestino de unos 218 niños en diferentes etapas; a los 4, 10, 30 y 120 días de edad. La intención era poder hacer un seguimiento de la evolución de la microflora, para así poder cotejar los resultados con el desarrollo de los pequeños.
A través de la investigación, los expertos han logrado encontrar indicios de que la composición de la flora bacteriana intestinal de los bebés puede estar asociada a un crecimiento lento o rápido en la primera infancia. De todos modos, hay otros factores que pueden llegar a afectar la composición de la microbiótica intestinal y la rapidez con que se desarrolla el bebé. De lo que sí hay certeza es que un mayor conocimiento de la composición de la microflora y de cómo ésta se desarrolla, es condición necesaria para poder manipular a estos microorganismos de forma exitosa. Es importante saber que de la colonización bacteriana depende la maduración de los sistemas inmunológico y endocrino.
Durante el estudio, los investigadores se encargaron de analizar las muestras fecales de los niños con el fin de conseguir identificar en cada etapa la presencia de grupos específicos de bacterias. De acuerdo a la información dada a conocer, se han detectado especies bacteroides a partir del mes de vida, que fueron asociadas a un desarrollo lento de los bebés. Sin embargo, a partir el día 4 y hasta el día 30, observaron la existencia de especies de E. coli, que se las vinculó a un desarrollo óptimo de los bebés.

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Los bebés reconocen la lengua materna desde antes de nacer

Investigadores del Instituto para el Aprendizaje y las Ciencias del Cerebro de la Universidad de Washington, en EEUU, desarrollaron un estudio según el cual los bebés pueden entender a sus madres desde el sexto mes de embarazo, pues mientras se halla en la placenta, es capaz de oírla dentro del útero materno e ir aprendiendo diversos sonidos de su idioma al oirlos y recordarlos.
Desde que están en el interior del vientre materno, los bebés tienen la capacidad de reconocer y aprender su lengua materna en base a la interacción de su madre con otras personas y con el mundo que se dispone fuera del vientre. Según Patricia Kuhl, quien participó de la investigación, los bebés demuestran este patrón con solo horas de nacidos.
De este modo, el estudio ha logrado demostrar que el bebé, mientras se encuentra en la placenta, puede oír a su madre así como aprender algunos de los sonidos de su lengua materna. Los resultados de la investigación trasladan la experiencia con sonidos individuales a partir de los seis meses de gestación. Lo que da cuenta de que los bebés son grandes aprendices, por lo que se hallan preparados para aprender desde antes de su nacimiento.

Del trabajo participaron unos 80 bebés recién nacidos, con apenas 30 horas de vida, los cuales conformaron dos grupos, uno con idioma estadounidense en la que los pequeños tenían que demostrar que se hallaban familiarizados con esta lengua desde antes de nacer, y otro con idioma sueco, lengua que los niños escucharon desde el interior del vientre materno.
Para poder comprobar dicha teoría los expertos consideraron el modo en el que los bebés succionaban el pecho de la madre ante el efecto de ciertos sonidos. Así, constataron que los recién nacidos se aferraban menos al pezón cuando oían la lengua materna, todo lo contrario a lo que sucedía cuando escuchaban idiomas que no les eran familiares pues hacían caso omiso.
Este patrón de conducta se observó tanto en los bebés estadounidenses como en los suecos, quienes reconocieron los sonidos de la lengua materna, reaccionando totalmente diferente a otros idiomas.

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Los bebés reconocen la lengua materna desde antes de nacer

Investigadores del Instituto para el Aprendizaje y las Ciencias del Cerebro de la Universidad de Washington, en EEUU, desarrollaron un estudio según el cual los bebés pueden entender a sus madres desde el sexto mes de embarazo, pues mientras se halla en la placenta, es capaz de oírla dentro del útero materno e ir aprendiendo diversos sonidos de su idioma al oirlos y recordarlos.
Desde que están en el interior del vientre materno, los bebés tienen la capacidad de reconocer y aprender su lengua materna en base a la interacción de su madre con otras personas y con el mundo que se dispone fuera del vientre. Según Patricia Kuhl, quien participó de la investigación, los bebés demuestran este patrón con solo horas de nacidos.
De este modo, el estudio ha logrado demostrar que el bebé, mientras se encuentra en la placenta, puede oír a su madre así como aprender algunos de los sonidos de su lengua materna. Los resultados de la investigación trasladan la experiencia con sonidos individuales a partir de los seis meses de gestación. Lo que da cuenta de que los bebés son grandes aprendices, por lo que se hallan preparados para aprender desde antes de su nacimiento.

Del trabajo participaron unos 80 bebés recién nacidos, con apenas 30 horas de vida, los cuales conformaron dos grupos, uno con idioma estadounidense en la que los pequeños tenían que demostrar que se hallaban familiarizados con esta lengua desde antes de nacer, y otro con idioma sueco, lengua que los niños escucharon desde el interior del vientre materno.
Para poder comprobar dicha teoría los expertos consideraron el modo en el que los bebés succionaban el pecho de la madre ante el efecto de ciertos sonidos. Así, constataron que los recién nacidos se aferraban menos al pezón cuando oían la lengua materna, todo lo contrario a lo que sucedía cuando escuchaban idiomas que no les eran familiares pues hacían caso omiso.
Este patrón de conducta se observó tanto en los bebés estadounidenses como en los suecos, quienes reconocieron los sonidos de la lengua materna, reaccionando totalmente diferente a otros idiomas.

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La acrilamida causaría bajo peso en los recién nacidos

Expertos de la Universidad de Estocolmo (Suecia), de manera conjunta con el CREAL (Cento de Investigación en Epidemiología Ambiental), desarrollaron una investigación a través de la cual han podido concluir que la acrilamida se relaciona con el bajo peso de los recién nacidos. De acuerdo a este estudio, en función de la exposición de la embarazada a la acrilamida, el peso del bebé puede variar hasta 132 gramos, e incluso parecería que también afectaría el perímetro de la cabeza del bebé, puesto que se ha constatado hasta 0,33 centímetros de variación.

La acrilamida, es un compuesto orgánico que se forma en los alimentos ricos en almidón, en especial cuando se trata de cocciones que superan los 120º C, como es el caso de las patatas fritas. No obstante, los expertos además hacen referencia a ciertos alimentos y bebidas, como el café, los cereales, el cacao y los productos de panadería, etc. Es en estas cocciones donde aparece la acrilamida, compuesto que se metaboliza en el hígado convirtiéndose en glicidamida, que no es otra cosa más que un metabolito que diversos estudios han establecido que es muy cancerígeno.

Asimismo, los vegetales con alto contenido de azúcar y con escaso contenido proteínico pueden generar la formación de acrilamida durante el horneado o la fritura de los mismos. Lo mismo ocurriría con los alimentos ricos en carbono. Por lo que  su consumo en el embarazo aumenta el riesgo de que nazcan bebés con bajo peso y con su tamaño craneal más reducido.

Para dicha investigación, fueron tomados los datos de 1.101 embarazadas de diferentes países europeos, para analizar la dieta que mantuvieron entre 2006 y 2010, con el propósito de verificar el tipo de alimentación de las mismas y conocer el promedio de ingesta de acrilamida.  Luego, esa información fue utilizada para conocer la relación existente entre el peso y perímetro craneal de los bebés.

Por supuesto que esta no es la primera investigación que se lleva a cabo sobre la acrilamida,  pues lo que se intenta es reducir o eliminar dicho compuesto debido a su alta toxicidad, sobre todo cuando se metaboliza y pasa a ser glicidamida.

Los recién nacidos pueden recordar el sonido de las palabras

A pesar que ya se conocía que desde el momento del nacimiento existen determinadas áreas del cerebro que se activan al escuchar palabras, hasta el momento se ignoraba si el cerebro de los bebés recién nacidos tenía la capacidad de codificar y recordar el sonido de las palabras. Para dilucidar este enigma, un grupo de investigadores italianos realizó un estudio, cuyos resultados indican que los bebés, más allá de tener unos pocos días de vida, pueden recordar las palabras que escucharon desde el instante que nacieron.

Esta investigación es toda una revelación, pues ésta es la primera vez que se logra demostrar cierta capacidad lingüística de los bebés. En efecto, la región frontal derecha del cerebro se podría encargar del reconocimiento vocal desde las fases iniciales de adquisición del lenguaje.

El estudio, para el que fueron evaluados 44 bebés, fue llevado a cabo en el hospital Santa María de la Misericordia de Udine (Italia) por investigadores de la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (SISSA).

Durante el proceso de investigación, los expertos efectuaron pruebas que consistían en decirles a los bebés palabras sencillas, repitiéndoselas al cabo de dos minutos. Específicamente, el test radicaba en repetir las mismas palabras, cambiando además las vocales y dejando las mismas consonantes, y viceversa.

Para poder determinar la capacidad de recordar el sonido de una palabra y reconocerlo, se examinaron a los niños con una técnica no invasiva que recibe el nombre de “espectroscopía en el infrarrojo cercano”. Dicho procedimiento, permitió establecer cuáles redes corticales se activaban durante la prueba, que es la misma zona del cerebro que se activa en las personas adultas al recordar las palabras.

Para quienes estuvieron a cargo del estudio, el hecho de que se active esa zona en los bebés recién nacidos durante el reconocimiento vocal da cuenta de que los perqueños pueden reconocer únicamente aquellas palabras que contienen las mismas vocales de otras oídas anteriormente.

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