Cuando decidimos extraer nuestra leche, debemos tener en cuenta una serie de hechos para que esté en las mejores condiciones. Este tipo de acción lo puede hacer cualquier madre: las que tienen niños sanos o las que han tenido un niño prematura, que está en la incubadora; las que la extraen para alojarla en casa, o en el hospital.
Debemos tener las manos bien limpias, antes de realizar la susodicha extracción. También, debemos usar recipientes que hemos lavado con agua caliente con jabón, y hemos enjuagado de forma correcta. También, debemos ponerle la fecha a todos los frascos de leche, antes de almacenarlos -así sabremos de cuando son, sin ningún tipo de problema. Si la depositamos a temperatura ambiente, la leche no pasará de las 24 horas. Si la dejamos en el frigorífico nos durará entre 5 y 8 días. Si decidimos congelarla, nos durará dos semanas -si nuestro congelador es de tipo combi, nos durará entre 3 y 4 meses-. Y, si es un congelador comercial, puede durar más de 6 meses. Si queremos congelar la leche, lo mejor es emplear envases de plástico que sean duros o de vidrio, que sean aptos para los alimentos.
También, en el mercado nos vamos a encontrar con bolsas especiales para poder almacenar leche de maternidad -nunca mezcles leche que esté congelada con leche que no haya estado un ratito en la nevera enfriándose-.
La leche que hemos congelado debe ser descongelada y calentada al baño maría. No debemos dejar que hierva; pues, entonces, se estropeará. Antes de probar la temperatura, debemos agitarla. Y, ni se te ocurra calentarla en el microondas. Si la leche se ha descongelado, debemos guardarla en la nevera por un máximo de 24 horas. Ya no se podrá descongelar.