La leche materna: el mejor refuerzo para nuestro bebé

A pesar de que muchas madres no quieran dar el pecho a sus bebes, la gran mayoría sabe que se trata de la mejor forma de prevenirlos contra gran parte de organismos externos que amenacen su salud durante los primeros meses de vida. Y es que, la leche materna es rica en vitaminas esenciales.

Hablamos de vitaminas como la A, B12, C y E, además de llevar consigo sustancias únicas como la proteína leptina, encargada de regular al organismo. De esta forma podemos darle un buen soporte inmunológico, aportarle los nutrientes necesarios para su correcto desarrollo y prevenir a nuestro pequeño contra enfermedades alérgicas, además de reducir predisposición a la obesidad.

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Semana Mundial de la Lactancia Materna: Revaloricemos la cultura de amamantar

Aprovechando la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que tiene lugar entre el 1 y el 8 de agosto, es importante subrayar que esta práctica tan natural no sólo es beneficiosa para la salud del bebé y la mamá, independientemente del tiempo por el que se pueda prolongar, sino que además es una excelente manera para afianzar el vínculo entre las madres y sus pequeños.

Amamantar es un acto muy íntimo. Siglos atrás, dicha práctica se “heredaba” pues, como no había otra manera de alimentar a los niños, ninguna mujer necesitaba aprender a dar el pecho ya que todas crecían viendo cómo se hacía. Incluso, al convertirse en madres, recibían el apoyo de las mujeres mayores de su familia o comunidad. Sin embargo, la situación actual es muy diferente. En las ciudades, las madres deben enfrentar retos mayores. Es bastante factible que un buen númmero de las mujeres que hoy se encuentran en edad reproductiva, no hayan visto más que en contadas ocasiones a otra mujer dándole el pecho a su bebé, puesto que muchas de ellas son hijas de la generación en la que amamantar no era la norma.

En las últimas décadas, hemos visto como ha crecido la oferta de leche de fórmula y mamaderas, entre otros accesorios, lo cual contribuyó en gran medida a que se fuera perdiendo cada vez más la cultura del amamantamiento.

Debido a la falta de referentes, la existencia de mitos como “mi leche no lo alimenta” o “hay que amamantar al bebé cada tres horas” y hasta el hecho de contar con información errónea, las madres de hoy suelen encontrar diveras dificultades al poner a sus bebés al pecho. Las dudas, la angustia o el dolor físico, pueden llegar a interferir e incluso llevar a renunciar al acto de amamantar.

Por todo esto, es fundamental revalorizar la cultura de la lactancia, tal como lo hacen los grupos de apoyo que son promovidos por distintas organizaciones en todo el mundo, para que el amamantamiento vuelva a convertirse en norma. No hay que olvidar que la leche materna es el mejor alimento para los bebés.

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La lactancia materna ayuda a que el cerebro de los bebés se desarrolle mejor

Es sabido que no existe mejor alimento para el bebé que la leche materna. Además de los beneficios a nivel nutricional y emocional de la lactancia, se ha comprobado que también favorece el desarrollo del cerebro de los bebés.

La leche materna contiene anticuerpos que protegen al bebé contra diversas infecciones, bacterias y virus. El que la mamá haya contraído un virus leve no es motivo para dejar de amamantar por temor a contagiar al pequeño sino que, por el contrario,  es necesario que siga dándole el pecho porque, de ese modo, le transmite las defensas creadas por su cuerpo para combatir dicho virus.

Aparte de ser natural, la leche materna le proporciona al bebé las vitaminas, proteínas y grasas necesarias. Es bueno saber que la composición de la misma va cambiando conforme va creciendo el bebé, ajustándose a las necesidades nutricionales en sus distintas etapas de desarrollo.

Al margen de contribuir a que los bebés sean más saludables, prevenir la obesidad e incrementar su coeficiente intelectual, un estudio desarrollado por expertos de la Universidad Brown ha demostrado que la leche materna colabora con el desarrollo cerebral de los pequeños.

Para arribar a esta conclusión, los realizadores de la investigación estudiaron el desarrollo del cerebro de unos 133 bebés y niños, con edades comprendidas entre los 10 meses y los 4 años, mediante resonancias magnéticas (IRM). De este modo, pudieron observar que aquellos niños que ya habían cumplido los dos años y que habían sido alimentados exclusivamente con leche materna, como mínimo hasta los tres meses de vida, evidenciaban un mayor desarrollo en las zonas del cerebro vinculadas con las emociones, el lenguaje y la capacidad de pensamiento, en contraste con aquellos que fueron alimentados con leche materna y leche de fórmula a la vez o sólo con esta última. En concreto, se hallaron diferencias de entre un 20 y un 30 por ciento en el crecimiento de la materia blanca del cerebro.

Asimismo, una vez que los niños fueron mayores, los expertos comprobaron que quienes habían sido amamantados evidenciaban un mejor desempeño en el lenguaje, así como un control motor y una percepción visual mayores.

Y como si esto fuera poco, también se descubrió que los bebés que fueron amamantados hasta después de cumplir su primer año de vida mostraban un mayor desarrollo cerebral en aquellas áreas que controlan las habilidades motoras, en comparación con aquellos que fueron alimentados con leche materna por menos de un año.

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La insulina provocaría baja producción de leche materna

Un estudio realizado en forma conjunta por expertos de la Universidad de California y del Hospital Médico Infantil de Cincinnati relaciona la resistencia a la insulina con la baja producción de leche materna. Hasta el momento, la insulina no era considerada como un factor que influyera en la producción y regulación de la leche materna pues las células de las glándulas mamarias no la necesitan para funcionar. Sin embargo, a partir de esta investigación se ha establecido que la insulina produce un aumento de la susceptibilidad de la glándula mamaria durante la lactancia, lo cual puede hacer que la madre no tenga la posibilidad de amamantar de manera correcta al bebé debido a la falta de leche.

Este estudio se basó en los resultados de un trabajo anterior en el cual se verificó que las mujeres que fueron madres a una edad avanzada, así como aquellas que padecían sobrepeso o tenían bebés con exceso de peso, necesitaban más tiempo para producir leche, situación que evidencia la probabilidad de que la insulina tenga un efecto negativo en la producción de leche.

En la nueva investigación que se ha publicado se determinó que la glándula mamaria es más susceptible a la insulina de lo que hasta ahora se pensaba. En efecto, los especialistas plantean que el 20% de las mujeres de entre 20 y 44 años son prediabéticas, es decir, cuando se cumplen algunos de los criterios asociados al diagnóstico de la diabetes. Según el estudio, alrededor del 20% de las madres estadounidenses corren riesgo de no poder ofrecerles a sus bebés la cantidad de leche materna que ellos precisan por acción de la insulina. Claro que tales datos pueden ser aplicados a madres de todo el mundo.

En el trabajo de investigación, los expertos lograron descubrir que diversos genes se activaban o desactivaban para ayudar a que las glándulas mamarias segreguen calostro en pequeñas cantidades en los días posteriores al parto, para luego producir de manera abundante leche materna y, de ese modo, lograr satisfacer las necesidades de los bebés. En el caso particular del gen PTPRF, descubrieron que puede actuar como una especie de biomarcador que asocia la resistencia a la insulina y una producción de leche insuficiente.

Ahora resta que los investigadores continuen trabajando para encontrar un fármaco que pueda mejorar la acción de la insulina y, al mismo tiempo, fomentar la producción de leche materna.

Las fórmulas lácteas contienen altos niveles de azúcar

Los profesionales de la salud alertaron que algunas marcas de leche en polvo para consumo infantil contienen altos porcentajes de azúcar, lo cual puede perjudicar  el desarrollo del bebé, a corto y largo plazo. De modo que, antes de alimentar a los niños con estos productos, es importante conocer cuáles son sus factores negativos.
En tal sentido, la organización El Poder del Consumidor de América Latina, dirigida por Alejandro Calvillo, ha realizado un estudio, cuyos resultados arrojaron que la leche de fórmula en general contiene entre un 28% y un 54% de azúcares añadidos, lo cual hace que los lactantes consuman de 3 a 6 cucharadas diarias de azúcar.
Esta información impacta fuertemente en la lucha que los profesionales de la salud vienen librando en pos de una nutrición óptima durante la infancia, a la vez que repercute en los esfuerzos destinados a intentar reducir el riesgo de padecer obesidad, uno de los principales problemas que actualmente afectan la salud de los niños.
Por ese motivo, los expertos coinciden en que no existe ningún otro alimento mejor que la leche materna para los bebés, sobre todo hasta los primeros seis meses de vida.
Lamentablemente, por diferentes cuestiones, la leche materna está siendo desplazada por productos industrializados que pueden ser nocivos para la vida de los pequeños, puesto que pueden provocarles enfermedades y hasta incluso la muerte. El hecho de que las fórmulas lácteas y demás productos industrializados, que son usados para la alimentación complementaria, incluyan entre sus componentes altos niveles de azúcares añadidos, inexistentes en la leche materna, es un dato preocupante.
El problema de estos alimentos reside en que poseerían una ruta metabólica radicalmente diferente a la que hace la leche materna.

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La lactancia ayuda a reducir el riesgo de muerte súbita a la mitad

Todos los bebés corren riesgo de muerte súbita, pues aún se desconoce con certeza qué es lo que la causa. De modo que sólo puede especularse con las medidas que se pueden adoptar para evitarla hasta que el niño supere la etapa de riesgo, que especialmente se encuadra dentro del primer año de vida.
Además de los beneficios conocidos de la leche materna, la lactancia sirve para reducir  el riesgo de muerte súbita a la mitad. Según los especialistas, esto se debe a que la leche está compuesta por  aminoácidos protectores que, al ser ingeridos por el bebé, le da la posibilidad de mantener un nivel de alerta mejor mientras duerme, de modo que hay menos chances de que el síndrome aparezca.
No obstante, las estadísticas demuestran que hay muchos niños que no reciben lactancia materna, ni siquiera durante los primeros seis meses de vida. Razón por la cual es importante que se tome consciencia de que las madres no deben privarle a sus hijos de la leche materna, un elemento tan importante para su desarrollo.
Los aminoácidos que contiene la leche materna producen microdespertares por las noches, reduciendo se ese modo la posibilidad de que los pequeños sufran apneas del sueño, las cuales se relacionan de manera directa con la muerte súbita.
Los expertos aseveran que la leche materna constituye la mejor opción, ya que como se trata de un alimento natural su asimilación es bastante más rápida y genera un vaciamiento gástrico más eficaz que el producido por la leche de fórmula.
Por ello, es esencial que se comience con la lactancia desde la primera hora de vida del pequeño, lo que hará que sea un niño más sociable y saludable a futuro.

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Cuándo los bebés están listos para abandonar la toma nocturna

Por lo general, los bebés pueden abandonar la toma nocturna en torno a los 4  o 5 meses. Antes de ello es imposible ya que su estómago sólo admite pequeñas tomas, razón por la cual precisan comer con tanta frecuencia para el correcto funcionamiento de su organismo.
Luego del primer trimestre vida, el estómago comienza a admitir tomas más abundantes, pudiendo llegar a pasar seis o siete horas desde la última toma para que necesite una nueva, lo cual propicia el descanso del niño y de la familia en general por las noches.
Los niños que son alimentados con biberón, generalmente dejan esta toma de manera espontánea, a diferencia de los pequeños que son amamantados y que la reclaman por más tiempo. Esta situación se da debido a que la leche materna genera una sensación de saciedad menor que la de fórmula.
De todos modos, antes de pensar en suprimirle la toma nocturna al pequeño, es necesario realizar una consulta con el pediatra para determinar si se encuentra preparado o no para dicho cambio. De ser así, se debe comenzar por retrasarle la última toma del día y adelantarle la primera de la mañana. O bien continuar con los horarios de siempre, pero agregándole una toma extra al acostarse la madre.
Lo ideal es que la última toma sea preparada igual que siempre pero con un poco más de agua y, si se quiere, de cereal, para que el pequeño se llene.
De todos modos, no hay que ser tan drásticos durante este proceso. Por lo que si el bebé despierta por las noches y únicamente se tranquiliza tomando el pecho o el biberón, no hay que negárselo sino que hay que intentar darle menos cantidad. Hay que tener en cuenta que generalmente el bebé se despierta no porque no se encuentre listo para abandonar la toma nocturna sino porque está acostumbrado a comer por las noches.

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La leche materna podría impedir la transmisión vía oral del VIH

Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, publicado en la revista Public Library of Science Pathogens, logró comprobar que la leche materna suministrada a un grupo de ratones de laboratorio es sumamente eficiente para impedir la transmisión vía oral del VIH.
Actualmente, los principales afectados por el virus de inmunodeficiencia humana son los niños. Según las estadísticas, sólo el 65%  logra convivir con el virus y sobrevivir más de un año, y menos de la mitad llega a los dos años de vida.
En la mayoría de los casos, el amamantamiento es el principal factor que incrementa significativamente la cantidad de infecciones. No obstante, generalmente la mayor parte de los bebés que son alimentados de manera exclusiva con leche materna, de mujeres infectadas con VIH, no posee la infección a pesar de encontrarse expuestos al virus. Este es un dato por demás alentador. De ahí que los científicos de la Escuela de Medicina de la UNC, para saber si amamantar transmite el virus de inmunodeficiencia humana o si de lo contrario sirve de protección al bebé contra el mismo, se dedicaron a desarrollar una comunidad de ratones de laboratorio humanizados.
De por sí, los ratones son inmunes a casi todas las enfermedades que afectan a los seres humanos. De todos modos, es bueno aclarar que dichos ratones son confeccionados de a uno mediante la introducción de células madre de médula ósea humana al llegar a las seis semanas de vida.

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La leche de soja y la de vaca poseen un efecto alimenticio similar

Un estudio realizado de manera reciente por Thomas M. Badger, profesor de la University of Arkansas for Medical Sciences, en Estados Unidos, reveló que el efecto alimenticio en los bebés que poseen las fórmulas de leche de soja es igual al de la leche de vaca. Incluso, la investigación demostró que, al llegar al año de vida, el desarrollo mental de los bebés que son alimentados a base de leche materna, de soja o con fórmula común, es bastante similar.
No obstante ello, los especialistas aconsejan alimentar a los bebés con leche materna pues no existe mejor fuente de nutrientes para los infantes que ella. De ahí la recomendación de sostener la lactancia exclusiva de los pequeños hasta los seis meses, y luego combinarla con alimento sólidos hasta al menos el primer año de vida.
Pero la realidad marca que muchos padres empiezan a alimentar a sus hijos con leche de fórmula antes de cumplir los seis meses de vida, y muchos otros por sus hábitos vegetarianos eligen la leche de soja. Pero no hay que preocuparse ya que los resultados revelan que el efecto alimenticio de ambas es relativamente el mismo.
Para el estudio se realizó un seguimiento a 131 bebés a los que se alimentó durante seis meses únicamente  con leche materna, a otro grupo de igual cantidad que fueron alimentados con leche de vaca durante los dos primeros meses de vida, y un tercer grupo compuesto por 129 bebés alimentados con leche de soja.
El equipo que llevó adelante la investigación se encargó de realizarle a cada uno de esos niños, durante su primer año de vida, un test trimestral, con el propósito de estandarizar el nivel de lenguaje, entre otras características propias del desarrollo. Los resultados entre los tres grupos se asemejaron bastante, revelando que el desarrollo de los niños se enmarcaba en un rango normal. Sin embargo, aquellos pequeños alimentados exclusivamente con leche materna presentaban una mínima ventaja con respecto a los demás.

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Efectos negativos de la cafeína en el lactante

Todas las madres deberían saber que todo lo que ellas consumen durante la etapa de lactancia repercute en el bebé recién nacido a la hora de alimentarlo. De todos modos,  existen mujeres que desconocen el efecto que sus costumbres alimentarias pueden ocasionar en sus hijos, como ocurre en aquellas madres que toman café.
Las mujeres en periodo de lactancia que consumen cafeína, les pasan a sus hijos por medio de la leche materna ese compuesto que ellos son incapaces de metabolizar, por lo que su consumo les puede provocar síntomas negativos como por ejemplo irritabilidad, trastornos del sueño e insomnio, lo cual resulta muy perjudicial para la vida del lactante.
Normalmente una madre si está amamantando, debería consumir toda clase de alimentos con moderaciónes, debiendo limitar en particular el consumo de cafeína.
Esto es algo que todas las madres deberían saber  desde el comienzo mismo del embarazo, momento en el cual tienen que reducir o preferiblemente eliminar la ingesta de cierto tipo de sustancias, como es el caso de la cafeína. Además, es necesario que sepan que, una vez nacido el niño, consumir café expone al bebé a sensaciones desagradables puesto que es incapaz de asimilar la cafeína tal como lo hace un adulto.
Además del café, las mujeres que se encuentren en periodo de lactancia tienen que evitar el consumo de té, bebidas de cola, bebidas deportivas, chocolate y medicamentos. De hacer caso omiso a ello, los bebés que reciben dichas sustancias a través de la leche materna las van acumulando en su organismo de manera involuntaria y paulatinamente su estilo de vida se ve claramente perjudicado.

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