En general, en lo que respecta a la crianza de los hijos, los pediatras suelen recomendar, por ejemplo, que los pequeños deben aprender a calmarse solos por las noches sin que los padres hagan demasiado caso a su llanto. Inclusive, sostienen que es preferible dejar que experimenten el mundo de un modo más independiente, evitando sobreprotegerlos para que no se vuelvan inseguros y vulnerables.
Sin embargo, a la mayoría de los padres les parece casi imposible poner en práctica tales recomendaciones ya que ven como una crueldad el hecho de tener que ignorar los reclamos de sus bebés. Todo indica que los padres que deciden no hacer caso a los nuevos modelos de crianza están en lo cierto. En efecto, muchos expertos señalan que se debe hacer todo lo contrario, pues todo parece indicar que criar a un niño con afecto y atenciones constantes puede arrojar óptimos resultados. Según los que sostienen esto, lo ideal es brindarles a los bebés el mayor afecto posible, cargándolos todo el tiempo que se pueda, pues esto es beneficioso para su desarrollo, además que fortalece el vínculo con los padres.
Cargar al bebé en brazos, hablarle o cantarle, lo ayuda a dormir, sentirse seguro, alimentarse y a relajarse. Se ha comprobado que este tipo de crianza, gracias al bienestar que produce el vínculo con los padres, hace que el pequeño duerma mejor, gane peso, se vuelva más sociable y llore menos. Por otro lado, los expertos aseguran que cargar al bebé en brazos lo ayuda a relacionarse mejor con su cuerpo, a ganar flexibilidad y a evitar los molestos cólicos y dolores abdominales.