Si quiere dar el pecho a tu bebé, lo mejor es que empezamos a amamantar pronto, cuanto antes, mucho mejor. La mayor parte de los bebés están preparados para poder mamar, ya durante la primera tras su nacimiento, tras el parto. Es en ese momento, es en que el instinto de succión es mucho más intenso, mucho más fuerte. Además, los propios médicos dice que amamantar, de forma precoz, hace que sea más fácil la correcta colocación del pecho -este paso es muy importante en las madres primerizas-.
Por otro lado, debemos ofrecerle el pecho durante muchas ocasiones, al día, tanto que sea de noche, como sea de día. Debemos asimilar que nuestro bebé va a pasar mucho tiempo amamantado, sobre todo, durante sus primeras semanas de vida. Para hacernos una idea, un bebé recién nacido, que acaba de llegar al mundo, quiere mamar entre 8 y 12 horas, cada 24 horas. No debemos mirar el reloj, ni calcular el tiempo. No debemos esperar a que tenga un horario, habrá que darle el pecho cuando quiera, cuando llore porque tiene hambre.
De esta manera lograremos que nuestro pequeño succione, de manera correcta, es decir, que tenga la calidad de leche que necesite. Debemos tener cuidado que nuestro pequeño succiona de manera correcta y, además, lo haga de la mejor manera posible. No debemos indicar al bebé el pecho del que debe succionar, debe elegirlo él y lo soltará cuando ya haya succionado todo, o cuando a él le aparezca. Tras esto, ofrécele el otro. Y, es que unas veces querrá otro y, otras, no. De esta manera, nuestro pequeño disfrutará de la leche, que le beneficia ya que posee una gran cantidad de grasa y calorías, algo que necesita el bebé para poder crecer de forma sana.