La leche de fórmula aumenta el riesgo de obesidad

Investigadores de la Universidad de Brigham Young dieron a conocer que darles leche de fórmula en demasía a los bebés aumenta el riesgo de que sufran obesidad a futuro, pues este hábito puede hacer que se acostumbren a comer alimentos en exceso a lo largo de su vida.

Según sostienen los expertos, las madres cometen el error de procurar que sus bebés tomen todo el biberón, porque a pesar que el incremento calórico que aporta la leche de fórmula suele quemarse, se acaba alterando la auto-regulación alimentaria.

Otras acciones que vuelven propensos a los pequeños a sufrir obesidad son: incorporar los alimentos sólidos antes del tiempo recomendado por los médicos o ponerlos a dormir con un biberón. Por todo esto, los expertos recomiendan cuidar la alimentación infantil, respetando las pautas para prevenir el exceso de peso.

Es importante tener en cuenta que un niño de dos años con sobrepeso u obesidad es más proclive a desarrollar dicha enfermedad durante la niñez, la adolescencia e incluso en la etapa adulta.

Durante el estudio, los expertos se dedicaron a analizar los datos de aproximadamente 8.000 familias, gracias a lo cual establecieron que los bebés alimentados con leche de fórmula tenían hasta 2,5 veces más de probabilidades de ser obesos en un futuro, en comparación con los bebés que toman exclusivamente leche materna durante los primeros seis meses de vida.

Imagen:

universobebes.com

Preocupan los altos niveles de azúcares presentes en las fórmulas lácteas

Tal como lo han alertado profesionales en salud infantil, existen determinadas marcas de leche en polvo que contienen altos niveles de azúcar, lo cual puede perjudicar el desarrollo del bebé. Por ello, es importante saber cuáles son sus efectos negativos antes de alimentar a los niños con esta clase de productos.

De acuerdo a un estudio realizado por la organización El Poder del Consumidor de América Latina, la cantidad de azúcares que contienen las leches de fórmula hace que los niños acaben consumiendo aproximadamente entre  3 y 6 cucharadas diarias de azúcar. Lo cual no es un dato menor, sobre todo si se tiene en cuenta el impacto que esto representa en la lucha por la buena nutrición infantil y el combate contra la obesidad, que es uno de los mayores problemas que afecta a niños de todo el mundo.

Por esa razón, es necesario destacar que la leche materna continúa siendo el mejor alimento para los bebés, especialmente en los primeros seis meses de vida. Sin embargo, cada vez más crece la demanda de productos industrializados para bebés, como es el caso de las fórmulas y alimentos usados para la alimentación complementaria, lo cual es preocupante porque contienen azúcares añadidos.

La raíz del problema reside en que la ruta metabólica de este tipo de alimentos sería radicalmente distinta a la de la leche materna. Teniendo en cuenta esta información, es necesario continuar insistiendo con la lactancia exclusiva pues es el alimento más efectivo y natural para el buen desarrollo del bebé.

Pérdida de peso del recién nacido

Todos, seguramente, alguna vez hemos escuchado decir que los bebés suelen perder peso durante su primera semana de vida. En efecto, este fenómeno es conocido como pérdida de peso fisiológica. Pero, ¿a qué se debe?

En su mayoría, los bebés que nacen a término, entre la semana 38 y 40 de gestación, pesan aproximadamente entre 2.7 y 4 kg. No obstante, es posible que su peso se encuentre un poco fuera de este rango y estar saludables.

Existen diferentes factores que afectan al peso del bebé, como por ejemplo la semana de gestación en la que nace, el sexo, la salud y nutrición de la madre durante el embarazo y la constitución física de sus padres. En cualquier caso, los bebés suelen perder entre un 5% y un 10% de su peso durante los cuatro días siguientes al parto, en relación con el peso corporal que tuvieron al nacer. Incluso, la pérdida de peso presentarse entre los 5 y 7 días posteriores al nacimiento.

Dicha pérdida de peso temporal es producida por el cambio de ambiente, la humedad corporal, la temperatura ambiental y, desde ya, por las primeras heces fecales, la orina y el sudor.   El peso del recién nacido también puede disminuir cuando la madre no produce la cantidad de leche suficiente durante los primeros días. Comúnmente, la producción de leche materna se incrementa a partir del quinto día de haberse producido el parto.  Es preciso señalar que los bebés que son alimentados con leche materna es normal que pierdan hasta un 10% del peso, mientras que en aquellos a quienes les dan leche de fórmula la pérdida es de alrededor del  5%. Por supuesto que esto es algo temporal, ya que entre los 10 y 14 días de vida los bebés recuperan su peso.

Imagen:

sobrebebes.es

La actitud de las embarazadas ante la lactancia

La actitud que manifiesta una embarazada frente a la lactancia puede revelar si la madre amamantará o no a su bebé. Por ese motivo, resulta de suma importancia que reciban todo el apoyo necesario, ya sea de la propia familia, de especialistas o instituciones públicas; para ayudarles a superar las dudas y preocupaciones que que posean en torno a la lactancia materna. Así lo han determinado en un estudio un grupo de  investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá), según el cual  ayudar a disipar temores y dudas servirá para que la madre alimente a su hijo con leche materna durante más tiempo.

Mediante dicha investigación se concluyó que las madres primerizas abandonan progresivamente la lactancia antes de cumplir los primeros seis meses, en contra de lo que recomienda la OMS (Organización Mundial de la Salud). Para realizar esta afirmación, los expertos encuestaron en dos oportunidades a unas 402 mujeres, la primera cuando estaban cursando un embarazo de 12 semanas y la segunda tras el parto. Los resultados revelaron que a pesar de que aproximadamente el 99% de las mujeres encuestadas amamantaba a sus bebés, solamente el 54% de ellas continuaron dándoles el pecho tres meses después del parto. Mientras que a los seis meses de haber dado a luz, tan solo el 15% de las mujeres que participaron del relevamiento reconoció que continuaba amamantado.

Al mismo tiempo, se determinó que el 54% de las madres mostraban una actitud neutral frente a la lactancia, es decir, que no tenían especial interés en amamantar a los bebés. La misma postura expresó el 53% de madres que alimentaban a sus pequeños con leche de fórmula a lo largo de los primeros seis meses de vida. Pero tal vez lo más llamativo de todo fue que poco más de la mitad de las mujeres que participaron del estudio optó por interrumpir la lactancia antes de cumplir con el periodo recomendado porque consideraban que no producían leche suficiente para alimentar a sus bebés.

Por otro lado, el estudio determinó que las madres que no eran primerizas eran más propensas a amamantar a sus hijos durante más tiempo. Lo cierto es que lo más recomendable es prolongar la lactancia materna el máximo de tiempo posible. Para eso, es necesario promover la lactancia entre las embarazadas, para modificar su actitud sobre la alimentación del bebé.

La insulina provocaría baja producción de leche materna

Un estudio realizado en forma conjunta por expertos de la Universidad de California y del Hospital Médico Infantil de Cincinnati relaciona la resistencia a la insulina con la baja producción de leche materna. Hasta el momento, la insulina no era considerada como un factor que influyera en la producción y regulación de la leche materna pues las células de las glándulas mamarias no la necesitan para funcionar. Sin embargo, a partir de esta investigación se ha establecido que la insulina produce un aumento de la susceptibilidad de la glándula mamaria durante la lactancia, lo cual puede hacer que la madre no tenga la posibilidad de amamantar de manera correcta al bebé debido a la falta de leche.

Este estudio se basó en los resultados de un trabajo anterior en el cual se verificó que las mujeres que fueron madres a una edad avanzada, así como aquellas que padecían sobrepeso o tenían bebés con exceso de peso, necesitaban más tiempo para producir leche, situación que evidencia la probabilidad de que la insulina tenga un efecto negativo en la producción de leche.

En la nueva investigación que se ha publicado se determinó que la glándula mamaria es más susceptible a la insulina de lo que hasta ahora se pensaba. En efecto, los especialistas plantean que el 20% de las mujeres de entre 20 y 44 años son prediabéticas, es decir, cuando se cumplen algunos de los criterios asociados al diagnóstico de la diabetes. Según el estudio, alrededor del 20% de las madres estadounidenses corren riesgo de no poder ofrecerles a sus bebés la cantidad de leche materna que ellos precisan por acción de la insulina. Claro que tales datos pueden ser aplicados a madres de todo el mundo.

En el trabajo de investigación, los expertos lograron descubrir que diversos genes se activaban o desactivaban para ayudar a que las glándulas mamarias segreguen calostro en pequeñas cantidades en los días posteriores al parto, para luego producir de manera abundante leche materna y, de ese modo, lograr satisfacer las necesidades de los bebés. En el caso particular del gen PTPRF, descubrieron que puede actuar como una especie de biomarcador que asocia la resistencia a la insulina y una producción de leche insuficiente.

Ahora resta que los investigadores continuen trabajando para encontrar un fármaco que pueda mejorar la acción de la insulina y, al mismo tiempo, fomentar la producción de leche materna.

Las obligaciones laborales son el principal motivo de abandono de la lactancia materna

Considerando los resultados de una encuesta desarrollada por Iniciativa Global para la Lactancia (The Global Breastfeeding Initiative), el tiempo de lactancia materna se ve reducido por las obligaciones laborales. En tal sentido, a pesar de que las madres sostienen que lo mejor es que sus hijos dejen el pecho a los 17 meses, cuestiones como la vuelta al trabajo y los problemas sociales hacen la lactancia se vea interrumpida a los 6 meses de edad. De acuerdo a los datos de la encuesta, un 89% de las madres dejan de amamantar a sus bebés antes del primer año de vida, aunque la media del abandono se produce a los 6 meses. Además, la información que se desprende de dicho sondeo da cuenta de la existencia de una progresión entre el abandono y la edad del bebé, pues el 69% de las madres amamantan a sus hijos durante los tres meses iniciales, pero luego el porcentaje se reduce de manera gradual mes a mes, al punto de que solamente un 18% de las madres continúan con la lactancia hasta que sus hijos cumplen dos años. Con respecto a la tasa de abandono de la lactancia, los especialistas en el tema sostienen que la sociedad puede ser catalogada como responsable de haber modificado el hábito de lactancia a largo plazo. En efecto, muchas madres no pueden mantener la lactancia, por más que así lo deseen, sobre todo debido a la actividad laboral que llevan a cabo, aunque a ello se le suman las dificultades para amamantar en espacios públicos. La inexistencia de conciliación laboral y familiar, así como la imposibilidad de gozar de un permiso de maternidad semejante al de  otros países del mundo, haciendo hincapié en la alimentación y el bienestar del bebé, los prejuicios sociales que surgen al ver al ver cómo una madre amamanta a su bebé en un lugar público, son cuestiones en las que se está trabajando para poder cambiar la situación, aunque para ello parece quedar un largo trecho.

Imagen:

dradriancormillot.com

Relacionan el peso del bebé con el cociente intelectual que tendrá en edad escolar

Un equipo de investigadores de la Universidad de Adelaida (Australia), a través de un estudio realizado recientemente, dio a conocer la existencia de una relación entre el aumento de peso del bebé y el cociente intelectual que tendrá a futuro. Para arribar a dicha conclusión fueron analizados los datos de aproximadamente 13.800 niños nacidos a término. De acuerdo a los resultados obtenidos, aquellos bebés que durante el primer mes de vida experimentaron un aumento de un 40% de su peso, poseen un cociente intelectual que supera en 1,5 puntos respecto a los bebés que aumentaron su peso en un 15%. Vale destacar que la medición del cociente fue realizada a los 6 años de edad.
Al mismo tiempo, se logró constatar que el aumento mayor de la circunferencia de la cabeza está relacionado con un cociente intelectual más alto. En efecto, según  los expertos, la circunferencia de la cabeza indica el volumen cerebral, de modo que un mayor crecimiento de la cabeza es equivalente a un cerebro más desarrollado.
Si bien estudios anteriores han demostrado la existencia de una relación entre el cociente intelectual y la dieta postnatal temprana, esta es la primera investigación que vincula al cociente con el aumento de peso y el tamaño del cráneo. Por esa razón, los autores recomiendan a las embarazadas y a los profesionales médicos en general alimentar de manera adecuada a los recién nacidos para ayudar a que aumenten rápidamente de peso durante los primeros treinta días de vida, ya que así poseerán mayores probabilidades de tener un cociente más elevado.

Imagen:

pequelia.es

Importancia del calostro

Al comienzo del embarazo, algunas mujeres pueden tener secreciones en los pezones, que no es otra cosa más que el calostro. Tales secreciones pueden producirse de manera espontánea, al masajear los senos o por el endurecimiento de los mismos debido a la excitación sexual. Antes de que comience la producción de leche, las glándulas mamarias segregan calostro, un líquido amarillento y espeso cuya importancia reside en que le aporta al recién nacido anticuerpos, calorías, proteinas y vitaminas. La aparición de esta sustancia puede darse en los días previos a dar a luz o tras el nacimiento del bebé.
Aunque la flamante mamá sólo segregue unas gotas de calostro durante las primeras 48 horas de vida del bebé, éstas alcanzan para aportarle lo que necesita.  Cabe destacar que el calostro ayuda al niño para que prepare su primera caca, denominada meconio. Por esa razón, los especialistas recomiendan amamantar al bebé durante su primera hora de vida.
De a poco, el calostro se volverá menos amarillento y será más líquido, lo cual indica que la bajada de la leche es inminente. Durante el primer mes, lo habitual es que el niño demande leche cada un periodo de dos o tres horas, espaciándose las tomas cada alrededor de cuatro horas hacia el final del segundo mes.

La deficiencia de yodo en el embarazo afectaría el cociente intelectual del bebé

El yodo es indispensable en el embarazo, ya que se trata del elemento que hace posible la formación de las hormonas que son sintetizadas por la tiroides. También es importante para el bebé en gestación, dado que ayuda a que su cerebro se desarrolle de manera adecuada. A ello, ahora se le agrega que la deficiencia de yodo durante el embarazo puede influir en el cociente intelectual de los bebés, de acuerdo a lo revelado en dos nuevos estudios.
En tal sentido, ambas investigaciones, que fueron realizadas en Reino Unido y Australia, concluyeron que las madres que no toman los niveles necesarios de yodo aumentan el riesgo de que sus hijos posean un cociente intelectual menor. Pero los resultados van más allá de la gestación, los expertos señalan que la deficiencia de yodo en la lactancia materna también tendría efectos sobre el desarrollo cerebral y a la inteligencia de los niños. Coinciden además en que es un serio problema de salud que debe ser tratado para favorecer el desarrollo adecuado de los bebés.
El trabajo llevado a cabo en el Reino Unido establece la existencia de una relación entre la deficiencia extrema de yodo y los problemas en el desarrollo cognitivo de los bebés. Según la información dada a conocer, un nivel reducido de yodo en el embarazo y la lactancia fue asociado a una menor fluidez verbal a los 8 años de edad y un nivel de lectura y comprensión también inferior a los 9 años, en contraste con los niños cuyas madres poseían niveles normales de yodo.
Por su parte, la investigación australiana develó que la carencia de yodo durante el período gestacional se relacionaba con un efecto negativo prolongado en la alfabetización de los niños, que no podría ser revertido con una dieta con suplementos de yodo durante la niñez.
Afortunadamente, este problema puede remediarse con una planificación adecuada del embarazo. Para eso, las futuras mamás necesitan tomar los suplementos para que sus futuros hijos tengan un desarrollo cognitivo correcto. 

Imagen:

bebesymas.com

La lactancia materna exclusiva previene la muerte súbita

Los beneficios de la lactancia materna, tanto para el recién nacido como para la madre, son ya conocidos. Por un lado, es el mejor alimento para el niño, puesto que aumenta sus defensas. Y, por el otro, ayuda a generar un vínculo más fuerte con su madre.
Los médicos indican que lo ideal son seis meses de lactancia exclusiva, para que el bebé pueda crecer sano. Esto además es ventajoso para la familia porque no tiene que gastar dinero en leche de fórmula, sino que la madre sólo necesita llevar una dieta equilibrada  y un estilo de vida saludable.
Es importante destacar que, según diversas pruebas que se han realizado, la falta de lactancia materna puede acarrear ciertos riesgos al niño, pues está comprobado que los bebés que no son alimentados con leche materna corren un riesgo mayor de sufrir el síndrome de muerte súbita.
Los especialistas indican que es necesario tomar a la lactancia como una obligación, porque se trata de un alimento que supera en nutrientes a cualquier otra alternativa natural o artificial, debido a que previene el riesgo a infecciones, enfermedades y alergias.
Considerando el aumento de desastres naturales que ocurren en distintos lugares del mundo, como terremotos, inundaciones o huracanes, los profesionales de la salud señalan que en dichos casos los niveles de mortalidad infantil son de entre 2 a 70 veces más a causa de que los bebés, al no haber sido alimentados con leche materna, no poseen las defensas altas, quedando expuestos de ese modo a todo tipo de infecciones, enfermedades respiratorias o cuadros de desnutrición severa, etc.

Imagen:

http://media.embarazoybebes.com.ar/wp-content/uploads/2012/08/lactacia-materna.jpg