Hay que tener en cuenta una serie de cosas cuando le damos el pecho a nuestro pequeño, para que el momento de mamar no sea un problema. Lo primero, debemos levantar a nuestro pequeño “tripa a tripa”, de forma que no tenga la necesidad de girar la cabeza para poder llegar al pezón. Debemos agarrar el pecho con el pulgar hacia arriba y los dedos, justo por debajo, en la zona que hay por detrás de la aureola. Debemos esperar que nuestro pequeño abra la boca, de par en par. En ese momento, debemos acercar el pecho al niño. Debemos asegurarnos de que nuestro pequeño toma el pezón y buena parte de la superficie de la areola en su boca. Si todo está correcto el bebé va a mamar con la boca abierta y con su nariz y el mentón, que estén bien pegaditos, a nuestro pecho.
El labio inferior de la criatura debe estar vuelto hacia abajo. Debemos evitar que nuestro pequeño mame estando alejado o en una posición en la que sólo chupe el pecho y en la que la boca esté poco abierta. Así, su nariz no está rozando el pecho.
Si nuestro bebé mama de forma incorrecta tendrá lugar una serie de molestias o inconveniencias, que no son muy aconsejables, como son: los pezones doloridos y agrietados, la baja producción de leche o los pechos duros y doloridos. Por tanto, debemos tener cuidado a la hora de controlar la postura de nuestro bebé al mamar. Una posición correcta trae consigo unos pezones sanos, una succión eficaz y que nuestro bebé esté feliz.