Un tema que suele generar demasiadas dudas y opiniones encontradas es la posición del bebé a la hora de dormir, debido a que las costumbres sociales ejercen una gran influencia en ello y, por lo general, las abuelas, tías o madres experimentadas aconsejan aquello que realizaron en su momento, lo que puede dar lugar a confusiones.
En la década del 90, la Asociación Americana de Pediatría logró determinar que lo más adecuado es que el bebé sea colocado boca arriba o a lo sumo de costado para dormir, ya que de ese modo se evita que el bebé pueda ahogarse con sus propios fluidos. Dicha práctica, una vez difundida, consiguió reducir un gran porcentaje de los casos de muerte súbita.
En tal sentido, se recomienda que esa sea la posición en la que se coloque al bebé para que duerma, intentando que los piecitos del bebé rocen el borde inferior de la cuna, a la vez que debe estar apoyado a una de las paredes. De esta manera, el niño se sentirá acogido, tal como cuando estaba en el útero materno, algo de suma importancia, en especial al principio, para que duerma lo más relajado posible.
De igual modo, es preciso evitar el uso de cojines, peluches, juguetes, así como el exceso de abrigo, para reducir los riesgos de padecer muerte súbita.
Al mismo tiempo, el cuarto del bebé no tiene que estar muy calefaccionado ni muy refrigerado, lo cual favorecerá el buen descanso del bebé, en condiciones más seguras.