Causas y consecuencias de la galactosemia

El azúcar presente en la leche puede generar, en ciertos casos, algunos problemas de salud en los pequeños. Esto ocurre cuando el niño padece de galactosemia, condición genética que afecta a 1 de cada 60.000 bebés y si no es tratada durante los primeros días de vida puede implicar problemas irreversibles para su salud.
La galactosemia consiste en una reacción adversa a la galactosa, el azúcar de la leche,  cuyas consecuencias pueden ser un retraso en el crecimiento, vómitos, bajo peso, reflujo, cólicos y llanto persistente, todos ellos síntomas que aparecen durante los primeros días en los que el pequeño comienza a beber leche.
Esta condición genética hace que el organismo del niño no pueda metabolizar la galactosa, que no es otra cosa que el azúcar que se encuentra en los lácteos. Por lo general, es una patología que se hereda de ambos padres, quienes puede que no presenten ningún problema o condición clínica que de cuenta de la situación. De manera que es realmente difícil diagnosticar al bebé antes de nacer.
Por consiguiente, es muy importante que desde el momento del nacimiento los padres permanezcan atentos a la aparición de los síntomas, pues si es detectada la enfermedad a tiempo las consecuencias en la salud del bebé pueden ser realmente serias. Algunas de las consecuencias son hepatomegalia (aumento en el tamaño del hígado), retraso mental, cataratas, etc.
Para evitar complicaciones, a los niños que sufren este problema se les debe eliminar de la dieta alimentos que contienen galactosa, como postres y cereales, al igual controlar los medicamentos que se les suministra a los bebés, pues el 20 por ciento de los mismos contienen galactosa.
Para ello, hay que sustituir la lactosa por productos elaborados a base de soya. Si la enfermedad es diagnosticada a tiempo el niño puede llevar una vida relativamente normal, aunque con el tiempo puede padecer falla ovárica o déficit intelectual.

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