Un desayuno calórico mejora la fertilidad

Para mejorar la fertilidad, las mujeres con Síndrome del Ovario Poliquístico (SOP) deben ingerir un desayuno calórico. Tal afirmación se desprende de una investigación desarrollada por un grupo de expertos de la Universidad de Tel Aviv (Israel), quienes aseguran que el aporte calórico beneficia el mantenimiento del metabolismo y provee energía.

Es importante que las mujeres que sufren SOP y tienen un peso corporal adecuado controlen la dieta así como los tiempos de ingesta alimentaria, pues de ese modo se regulan los niveles de glucosa y de insulina. Este síndrome hace que la producción de insulina sea excesiva, lo cual estimula la producción de testosterona y, por ende, afecta de manera negativa a la fertilidad. El SOP o Síndrome de Stein-Leventhal puede definirse como un trastorno del sistema endocrino que produce un desequilibrio hormonal en mujeres en edad reproductiva, al tiempo que afecta a la ovulación y al ciclo menstrual.

Los investigadores, tras estudiar a un grupo de 60 mujeres que sufrían el Síndrome del Ovario Poliquístico, concluyeron que mediante un desayuno calórico es posible mejorar la fertilidad. Para ser más claros, si la primera comida brinda un aporte importante de proteínas y carbohidratos, la resistencia a la insulina se ve reducida. De modo que, según los expertos, lo aconsejable es disfrutar de un suculento desayuno y luego ir reduciendo el aporte calórico en las siguientes comidas.

Durante la prueba, las mujeres fueron separadas en dos grupos, quienes durante 90 días llevaron una dieta de 1.800 calorías. Si bien los alimentos eran los mismos, la diferencia residía en la distribución de las comidas. De este modo, el primer grupo desayunó 983 calorías y cenó 190, mientras que en las demás comidas consumieron las calorías restantes. En tanto que el segundo grupo hizo lo propio pero a la inversa, desayunó 190 calorías y disfrutó de una suculenta cena de 983 calorías. Tras ello, los investigadores constataron que en el primer grupo se redujo en un 56% la resistencia a la insulina, a la vez que la testosterona disminuyó un 50%, lo que significó un aumento del 50% en el nivel de ovulación. Por esa razón, se recomienda que las mujeres con SOP ingieran un desayuno calórico en pos de mejorar la fertilidad.

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Una dieta adecuada reduce el riesgo de diabetes en los bebés

Una dieta inapropiada durante el embarazo aumente las probabilidades de que los bebés tengan diabetes, según revelaron especialistas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) a través de un estudio que llevaron a cabo. Con esta investigación se confirman los resultados arrojados de estudios anteriores acerca de la alimentación durante la gestación, en los cuales se determinaba que no ingerir determinados alimentos en el embarazo disminuía los niveles de glucosa en los tejidos del feto, afectando por ende el crecimiento del bebé.

Las mujeres creen que cuando están embarazadas deben comer por dos, lo cual no es real sino que deben cuidar el tipo de alimentación, llevando una dieta sana y equilibrada  para el correcto desarrollo del futuro bebé. Asimismo, es necesario cuidar la alimentación para poder evitar el incremento de los niveles de glucosa e insulina en el pequeño, que son dos indicadores que aumentan el riesgo de padecer un síndrome metabólico o diabetes.

Según los expertos, no se conoce mucho sobre el desequilibrio en la dieta de las embarazadas entre hidratos de carbono, grasas y proteínas.

Para la investigación, se realizaron análisis de diferentes parámetros tanto en las madres como en recién nacidos, de los cuales se concluyó que si las embarazadas reciben el aporte necesario de energía por medio de la alimentación, los bebés nacen con un peso normal en torno a los 3,3oo y los 3, 5oo kg. No obstante, durante el estudio se verificó que más de la mitad de las mujeres llevan una dieta rica en grasas saturadas y con pocos hidratos de carbono, e ingieren más carne que verduras y legumbres, lo cual se aleja del equilibrio nutricional.

Los resultados obtenidos confirman cuánto incide la dieta de la embarazada en el desarrollo del páncreas del feto, además de los niveles de insulina y glucosa. Por lo general, los profesionales médicos en su mayoría le recomiendan a las futuras madres cuidar su alimentación y que hagan una dieta Mediterránea, pues a nivel nutricional es una de las más equilibradas. Aunque es preciso continuar con este estudio para corroborar cómo será la evolución de los niños a futuro, para de esa manera poder  diseñar estrategias de mayor efectividad para poder prevenir y colaborar en la reducción de los casos de diabetes en la sociedad.

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¿Qué es la hiperemesis gravídica?

La hiperemesis gravídica consiste en una enfermedad que, por lo general, afecta a las madres primerizas y cuyos principales síntomas son los vómitos persistentes, que se extienden desde el comienzo del embarazo hasta los dos meses y medio de gestación.

Si bien se desconoce con exactitud cuáles son las razones que producen la hiperemesis gravídica, así cómo cuál es el motivo de los vómitos, se piensa que probablemente esté originada por el cambio hormonal que se da en el organismo durante el embarazo, y el incremento de los niveles de la hormona gonadotropina coriónica humana, al igual que del estradiol o la progesterona.

La persistencia de los vómitos puede ocasionar desde deshidratación hasta pérdida de potasio o sodio, además de una pérdida del peso corporal de aproximadamente el 5%.

Esta enfermedad afecta al 1% de los embarazos y a pesar de que no reviste mayor gravedad, puede resultar muy molesta producto de los vómitos persistentes. Este problema se puede prolongar durante todo el día, dificultando que la futura mamá pueda llevar a cabo una dieta normal.

Cuando las mujeres gestantes sufren demasiados vómitos, los especialistas generalmente les efectúan diversas pruebas para poder establecer la existencia de hiperemesis gravídica y para determinar un posible cuadro de deshidratación. Asimismo, se les realizan pruebas complementarias para verificar si las embarazadas padecen hipotensión o taquicardia.

El tratamiento de la hiperemesis gravídica es bastante simple. Específicamente, consiste en corregir la deshidratación sufrida mediante sueros con el propósito de que  los niveles de las sales se normalicen.

De todos modos, es importante saber que se dan algunos casos graves en los que es necesario hospitalizar a la futura mamá, para poder frenar los vómitos ya que de lo contrario el desarrollo del bebé puede verse afectado e incluso puede ocasionar un aborto espontáneo.

Aquellas mujeres que presentan esta enfermedad deben comer con cierta frecuencia y en pequeñas porciones, siendo recomendable la ingesta de alimentos secos, como las galletas, además de alimentos ricos en vitamina B6,  como los cereales listos, los garbanzos cocidos, etc.

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Dieta para mujeres con diabetes gestacional

En España, el 8,6% de las mujeres embarazadas padecen diabetes gestacional. Esta cifra da cuenta de un problema, el cual se presenta como una de las alteraciones más comunes durante la gestación.

En las últimas décadas se ha registrado un notable aumento de casos de diabetes gestacional que, según los especialistas, se debe principalmente al incremento de la obesidad en las mujeres.

La diabetes gestacional acarrea diferentes complicaciones. Entre ellas, el aumento de peso del feto y mayores posibilidades de cesáreas. Al mismo tiempo, tras el parto, los bebés serán más propensos a sufrir diabetes, mientras que sus madres tendrán mayores posibilidades de padecerla a largo plazo.

De todos modos, es bueno saber que la calidad de la asistencia a la embarazada con diabetes gestacional mejoró de manera considerable y se espera la creación de unidades específicias de diabetes y gestación en los principales centros de salud españoles.

Las mujeres con diabetes gestacional, pueden verse beneficiadas si adoptan una dieta con bajo índice glucémico. Por lo menos, así lo asegura el Servicio de Salud del Sudeste de Sydney, Australia, en un estudio que realizó recientemente. De acuerdo a lo revelado en dicha investigación, este tipo de alimentación puede ayudar a las mujeres con diabetes gestacional a disminuir de manera  significativa la necesidad de insulina.

La dieta con bajo índice glucémico consiste principalmente en consumir carbohidratos de digestión lenta, como por ejemplo el pan, la patata y el arroz. Además de proteínas magras, presentes en el pollo, la carne y el pescado; y productos naturales, evitando lo más que se pueda aquellos que sean muy procesados.

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Cómo evitar las várices en el embarazo

Durante el embarazo suelen aparecer venas varicosas,  azuladas y sumamente molestas, en la zona de las piernas, pelvis y pies.  Esto se debe a la dificultad que tiene la circulación de retorno, algo muy parecido a lo que ocurre en las hemorroides, edemas o los calambres.

Por lo general, luego del parto las varices suelen mejorar, pero a veces esto no sucede y es necesario hacer un tratamiento u operar. Por ese motivo, es importante conocer cómo hacer para prevenirlas o impedir que se acentúen. En tal sentido, la dieta es una cuestión fundamental. Por eso,  se recomienda beber unos 2,5 litros de agua por día y comer alimentos que sean ricos en fibra, como verduras, cereales y frutas.

Otra cosa que no hay que dejar de lado es el ejercicio. Es recomendable caminar a diario. Aquellas que tengan la posibilidad de hacerlo, lo mejor es realizar caminatas descalza por el agua, hierba o la arena.  La natación también es muy aconsejable, al igual que la gimnasia acuática, con movimientos que incluyan rotaciones de tobillos.

También, es muy importante cuidar la postura. De  ahí que es conveniente evitar permanecer demasiado tiempo de pie y cruzar las piernas al sentarse. A ello se le debe agregar el descanso. Por lo que hay que adoptar la rutina de tumbarse con las piernas en alto.

Al momento de ducharse, lo mejor es tratar que el chorro de agua, fría o tibia, dé directo desde la pelvis hasta los tobillos, siempre de abajo hacia arriba.

Los masajes, que también deben comenzar desde abajo, es bueno usar un gel para piernas cansadas. Por supuesto que antes de usar un producto de este tipo es necesario consultar con el obstetra.

La ropa y el calzado también son importantes. Hay que tratar de evitar todo aquello que quede ajustado y dificulte la circulación de la sangre. Los tacones se recomiendan que midan no más de 3-4 cm.

La temperatura es otro factor que influye en la aparición de las várices. De ahí que resulta fundamental evitar tomar sol en las piernas o depilarse con cera caliente.

Aquellas mujeres embarazadas que ya tengan várices desde antes, el médico seguramente les prescribirá el uso de medias de compresión, tomar alguna medicación o derivarlas con un especialista.

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El consumo de grasas trans aumenta el riesgo de muerte fetal

Una investigación reciente, llevada a cabo por el doctor Charles J. Glueck, del Centro del Colesterol del Hospital Judío en Cincinnati, Ohio, reveló que las grasas trans podrían producir la muerte del feto durante el embarazo.
Durante la realización del estudio, se logró verificar que un índice elevado de mujeres había sufrido la pérdida de su embarazo debido a la ingesta de grasas trans.
Para efectuar dicho estudio, el especialista se dedicó a estudiar a un grupo de mujeres, desde su infancia hasta su llegar a la adultez, que acostumbraban consumir grasas trans. Así, logró concluirse que unas 104 mujeres habían sufrido mínimo un aborto espontáneo durante la etapa en que se realizó el seguimiento. Específicamente, se observó que el porcentaje de abortos espontáneos se  incrementaba entre un 30% y un 52%, de acuerdo a que el consumo de grasas trans fuera menor o mayor respectivamente.
De modo que, a más cantidad de grasas trans consumidas mayor sería el riesgo de padecer al menor un aborto espontáneo. Por consiguiente, se sugiere a las embarazadas reducir al mínimo la presencia de grasa trans durante la dieta.
En realidad, debería evitar su consumo por completo ya que también las grasas trans generan otros daños al organismo de las personas en general, como por ejemplo la probabilidad de sufrir problemas cardiovasculares.

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Alimentación del último mes de embarazo

Durante el último mes de embarazo es muy común que una se sienta cansada y con ciertas molestias, pero esta situación no puede servir de excusa para hacer a un lado la dieta.
En esas cuatro semanas, que restan para dar a luz, será cuando el bebé crecerá más. Razón por la cual, es indispensable que el pequeño reciba todos los nutrientes necesarios.
Debido a que sus órganos, particularmente sus pulmones y cerebro, todavía siguen desarrollándose, es necesario ingerir proteínas y Omega 3 que están presentes por ejemplo en el pescado, pues colaboran con la plasticidad cerebral.
Por otro lado, durante y después del parto, la madre experimentará un marcado desgaste físico. Para ello, precisa consumir alimentos ricos en hierro y proteínas, que intervienen en la producción de hematíes; y grasas e hidratos de carbono, para afrontar el gasto de calorías que implica un trabajo de parto.
No se trata de comer más sino mejor. Cada tanto no viene mal un antojo, pero no hay que abusar de ellos si no se desea engordar desmedidamente. Diversos estudios probaron que en el último mes de gestación es cuando la embarazada sube más kilos, por eso si se gana más peso del sugerido estará expuesta a tener problemas de tensión arterial alta, a presentar diabetes o a tener bebés muy grandes, que en ocasiones pueden complicar el parto.
En contrapartida, si no se gana el peso necesario, resulta fundamental comenzar a comer mejor, no sólo para asegurarse de llegar bien a la fecha de parto sino para contar con la energía suficiente para afrontar la lactancia.
Naturalmente, el metabolismo de las embarazadas se adapta a las nuevas necesidades que supone la gestación, por lo que se aprovecha mejor la energía que aportan los alimentos para proporcionarle la glucosa necesaria al feto. Al tiempo que reduce la motilidad intestinal para una mejor absorción de los nutrientes.

El melón y la sandía en el embarazo

El melón y la sandía en el embarazo 

Sin duda, la alimentación forma parte de la salud y del bienestar de cualquier mujer embarazada. Durante la primavera, disfrutamos de una de las frutas con más efectos positivos en el organismo: la fresa que puede prepararse en batidos, puedes comerse con yogur, en macedonia… Pues bien, con la proximidad del verano, damos la bienvenida a otras frutas excelentes para hacer frente al calor y al efecto de las altas temperaturas: el melón y la sandía.

Se trata de frutas que contienen un alto contenido en líquidos, por tanto, ayudan a hidratar. Es decir, en verano se pierde mucho líquido a través del sudor, por tanto, cualquier mujer puede recuperar energías a través de un plato de sandía o de melón, que además, se convierte en el mejor placer tanto en el postre en la hora de la comida o de la cena, como en el desayuno o en la merienda.

En el caso del melón, es un plato que puede complementarse con otros complementos tan ricos como el jamón. El melón y la sandía contienen vitaminas, minerales y agua. Las vitaminas permiten mejorar la salud de la piel. Pero en general, teniendo en cuenta que cualquier mujer embarazada debe de alimentarse bien pero a la vez, controlar su peso para no tomar más kilos de los necesarios, es preciso recordar que la sandía es una fruta muy saludable y que además, engorda poco.

Cualquier mujer tiene más tiempo libre durante el embarazo, por ello, un entretenimiento positivo puede ser crear nuevas recetas de cocina, elaborar nuevos platos para disfrutar en familia, y especialmente, poder saborear sabores nuevos a un precio muy económico y razonable ya que tanto el melón como la sandía con caprichos aptos para cualquier bolsillo bañado por la crisis económica.

A la hora de alimentarte bien en el embarazo, debes seguir los consejos de tu médico para no coger más kilos de los debidos a lo largo de los nueve meses.

Imagen:  Blog Matrona

Cómo debe ser la dieta en la lactancia

Muchas mujeres que fuimos mamá recientemente sentimos cierta preocupación por los kilos aumentados en el embarazo, lo cual nos lleva a buscar la forma de perderlos después del nacimiento del bebé.
En este orden, es necesario saber que la dieta en la lactancia no la debemos tomar a la ligera, puesto que es necesario ingerir todos los nutrientes necesarios para que, por ende, el niño los reciba.
Por ese motivo, las dietas que no son balanceadas, como es el caso de la hiperproteica, no son para nada recomendables. Tales dietas consisten en ingerir una alta cantidad de proteínas, lo que con el tiempo genera en el organismo cambios bioquímicos para nada beneficiosos, tanto para la madre como para el bebé.
Asimismo, bajar de peso sin realizar ejercicio físico se traduce en una pérdida de masa muscular, que a largo plazo produce un efecto rebote. De ahí que el ejercicio es la mejor forma de perder peso.
Por ello, es recomendable seguir una dieta sana y equilibrada, con la cantidad necesaria de calorías, que incluya frutas y verduras, lácteos desnatados, cereales integrales, algunas proteínas magras y abundante agua. Por supuesto, siempre acompañada de la práctica de algún deporte o gimnasia.
Con estos planes alimentarios, podremos perder el peso ganado aunque tal vez nos lleve un poco de tiempo. Lo importante es preservar nuestra salud y la de nuestros hijos.

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Causas y consecuencias de la galactosemia

El azúcar presente en la leche puede generar, en ciertos casos, algunos problemas de salud en los pequeños. Esto ocurre cuando el niño padece de galactosemia, condición genética que afecta a 1 de cada 60.000 bebés y si no es tratada durante los primeros días de vida puede implicar problemas irreversibles para su salud.
La galactosemia consiste en una reacción adversa a la galactosa, el azúcar de la leche,  cuyas consecuencias pueden ser un retraso en el crecimiento, vómitos, bajo peso, reflujo, cólicos y llanto persistente, todos ellos síntomas que aparecen durante los primeros días en los que el pequeño comienza a beber leche.
Esta condición genética hace que el organismo del niño no pueda metabolizar la galactosa, que no es otra cosa que el azúcar que se encuentra en los lácteos. Por lo general, es una patología que se hereda de ambos padres, quienes puede que no presenten ningún problema o condición clínica que de cuenta de la situación. De manera que es realmente difícil diagnosticar al bebé antes de nacer.
Por consiguiente, es muy importante que desde el momento del nacimiento los padres permanezcan atentos a la aparición de los síntomas, pues si es detectada la enfermedad a tiempo las consecuencias en la salud del bebé pueden ser realmente serias. Algunas de las consecuencias son hepatomegalia (aumento en el tamaño del hígado), retraso mental, cataratas, etc.
Para evitar complicaciones, a los niños que sufren este problema se les debe eliminar de la dieta alimentos que contienen galactosa, como postres y cereales, al igual controlar los medicamentos que se les suministra a los bebés, pues el 20 por ciento de los mismos contienen galactosa.
Para ello, hay que sustituir la lactosa por productos elaborados a base de soya. Si la enfermedad es diagnosticada a tiempo el niño puede llevar una vida relativamente normal, aunque con el tiempo puede padecer falla ovárica o déficit intelectual.

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