Podría detectarse el autismo a través del estudio de la placenta

Los investigadores de la Escuela de Medicina de Yale, en Estados Unidos, sostienen que los defectos en la placenta pueden estar vinculados al aumento en el riesgo de autismo en el bebé. En efecto, el riesgo que posee el feto de ser autista puede medirse al nacer a través de la búsqueda de imperfecciones o anomalías en la placenta.
De este modo, mediante el estudo realizado en Yale es posible medir las probabilidades que posee un niño en apariencia normal de desarrollar a futuro autismo, analizando la placenta de manera cuidadosa. El análisis de la existencia de daños o anomalías en la misma sería crucial para poder efectuar un diagnóstico precoz y empezar de forma temprana un tratamiento apropiado para el desarrollo del pequeño con autismo.
Para realizar tal afirmación, los investigadores examinaron unas 117 placentas de bebés recién nacidos, que pertenecían a familias en situación de riesgo. Así, lograron determinar que las anomalías en loss pliegues de la placenta y las células anormales de crecimiento son claves para poder identificar a los recién nacidos con riesgo de autismo.
Hoy en día, los antecedentes familiares son una de las principales herramientas con las que disponen los profesionales médicos para la prevención del riesgo de autismo, pues aquellos que poseen ya un niño autista presentan nueve veces más posibilidades de tener otro hijo con el mismo problema.
Por desgracia, aquellos que no poseen casos de autismo en su historia familiar tienen que confiar en la detección de los signos o indicadores tempranos, los cuales puede que no se manifiesten claramente hasta llegar a los dos o tres años de vida.

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La gripe en el embarazo aumenta el riesgo de autismo en los niños

La Academia Estadounidense de Pediatría, ha divulgado que aquellas madres que padecen fiebre prolongada o una gripe fuerte durante la gestación  son más propensas a tener un bebé con autismo.

El estudio, que fue realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, ha logrado demostrar que las embarazadas que padecen fiebre durante un lapso mayor a una semana corren el doble de riesgo de tener niños con trastorno de autismo. El mismo riesgo correrían aquellas mujeres que utilizan  antibióticos para aliviar los síntomas de la gripe durante el embarazo.

Según los expertos, las relaciones encontradas entre la enfermedad materna y el autismo en sus hijos no son concluyentes puesto que se trata de argumentos preliminares, por lo que es preciso realizar una nueva investigación para confirmar tales apreciaciones.

Para desarrollar dicho estudio, la información sobre la que se trabajó fueron los resultados de estudios en animales, teniendo en cuenta las deficiencias en el desarrollo neurológico del feto debido a la actividad inmune de las progenitoras.

Cabe señalar que en las últimas dos décadas un gran porcentaje de la población de todo el mundo se ha visto afectada por la gripe y, por consiguiente,  el autismo se ha vuelto un verdadero problema de salud. Esto ha llevado a que los científicos trabajen cada vez más en conocer sobre esta condición.

Durante su desarrollo, los niños con autismo presentan diversos síntomas que sirven como indicadores para poder identificar el problema. Según los cálculos, en uno de cada 88 niños afectados  prevalece este trastorno durante la adultez, pues si oportunamente se recibe el tratamiento médico adecuado  se logra una óptima transición hacia la vida adulta.

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