El parto de nalgas es cuando el bebé en lugar de estar con la cabeza en la parte de abajo, que es la posición natural para nacer, se encuentra al revés. Aunque en raras ocasiones se produce un parto de estas características, según las estadísticas se da en el 3% de los casos, puede ser total, cuando el bebé se halla ubicado de nalgas y con las caderas y rodillas flexionadas, o puede ser parto de nalgas natural, cuando las caderas se hallan flexionadas pero las piernas están estiradas hacia el pecho. También, se considera parto de nalgas cuando los pies o las rodillas son lo primero en salir.
Por lo general, en estos casos lo más común es que se practique una cesárea para, de ese modo, evitar posibles riesgos. Pero existe la posibilidad también de que el bebé nazca por parto vaginal.
Si bien hasta último momento puede que el bebé cambie de posición, lo habitual es que se coloque cabeza abajo en torno a la semana 37 de gestación. Incluso, puede ocurrir que el pequeño continue sentado y que se de vuelta cuando se inicia el trabajo de parto. Existen ciertas técnicas, mediante las cuales el médico puede ayudar a que cambie de posición, como por ejemplo la versión cefálica externa. Asimismo, la mujer puede hacer ejercicios para estimular la movilidad en el feto.
Si de todas formas el bebé continúa de nalgas, la cesárea suele ser lo más indicado aunque se puede llegar a tener un parto vaginal sin complicaciones pero este necesitará de mayor cuidado y atención.
Los problemas que pueden llegar a surgir en un parto de nalgas son lesiones en el bebé al momento del alumbramiento, falta de oxígeno por presionar demasiado el cordón umbilical o separación del hueso de la pierna de su orificio en la cadera.