Recuperarte después de una cesárea

Dolor en los pechos, cambios de humor y también flujo vaginal diferente, son algunos de los síntomas a los que te enfrentarás tras dar a luz a tu bebé. Se trata de sensaciones nuevas que se mezclarán con esa nueva responsabilidad que vives entre la euforia y la duda de ¿lo haré bien?

Sin embargo, a todo eso se suma que, si has tenido que dar a luz por cesárea quizá te sientas más adormecida de lo normal e incluso, puedes experimentar nauseas en las siguientes 48 horas de dar a luz. Algo que se puede limitar con algo de medicación recetada por tu doctor, seguramente será lo primero que te recomienden usar.

Anestesia o epidural

Pensemos que se trata de una intervención. La cesárea supone, para empezar, estar más tiempo en el hospital. Lo normal: entre 2 y 4 días, durante los cuales te recomendarán caminar de forma lenta. En estos días, podrías tener alguna pérdida de sangre vaginal, lo mismo que sucede con un parto normal y, de sentir molestias mayores, los especialistas pueden recetarte de forma adicional analgésicos, para evitar dolor.

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En cualquier caso, tomar este tipo de medicinas no impide que puedas dar el pecho a tu bebé. Una de las principales preocupaciones de las madres en este sentido. Ya al volver a casa deberás tener una higiene adecuada con la herida, la cual se debe limpiar con agua y jabón neutro.

Además, te pueden recomendar el uso de una faja abdominal los siguientes 30 días. Con ella se reducen molestias a la hora de realizar cualquier tipo de movimiento que suponga estiramientos abdominales importantes. Cualquier cosa que antes hacíamos sin pensar, pero que ahora, podría resultar un poco doloroso para la nueva mamá.

Relaciones sexuales y actividad física

Si quieres mantener relaciones sexuales con tu pareja, después de una cesárea se recomienda esperar 45 días. Tiempo suficiente para estar recuperada. En cuanto al deporte, no es tan concreto el tiempo de espera, lo recomendable sería esperar a tener el alta médica y comenzar con gimnasia de forma progresiva, con el fin de recuperar de forma paulatina la movilidad del abdomen y que la musculatura regrese a su lugar.

Lo más importante: ejercitar la contracción del piso pelviano, que debe recuperar su tonicidad y su sostén. Tengamos en cuenta que, aunque el bebé no llegó a pasar por el conducto normal, se ha visto afectado durante el parto y el embarazo, por lo que es recomendable su cuidado y mantenimiento.

Los niños nacidos a término se desarrollan mejor

Las mujeres que se deciden por un parto inducido o una cesárea sin haber completado la totalidad del proceso de embarazo, resulta interesante que conozcan los resultados arrojados por un estudio que fue desarrollado recientemente por especialistas de la Universidad de Michigan (Estados Unidos). Según los profesionales médicos, se considera normal que el parto se desencadene entre las 37 y las 41 semanas de gestación. Sin embargo, los investigadores determinaron que los bebés nacidos entre las 37 y las 38 semanas tienen un desarrollo inferior, que podría conllevar algún retraso u otro problema, respecto a los que nacen en las dos semanas siguientes.
Por este motivo, es necesario tener en cuenta la importancia de un parto a término. Si un embarazo se desarrolla sin problemas ni complicaciones habría que evitar las cesáreas sin motivo, para dejar que la gestación se desarrolle con normalidad y aguardar a que el parto se desencadene naturalmente. De lo contrario, los especialistas consideran que al truncar este proceso, por más que sea por poco tiempo, podrían surgir ciertos riesgos para el bebé.
Para arribar a esta conclusión, los investigadores efectuaron diversas pruebas a un grupo de 1.562 bebés de Chile con una edad promedio de 18 meses. Luego, se ocuparon de cotejar los resultados con las semanas de gestación que habían transcurrido hasta el momento del parto, comprobándose que en todos los casos los niños nacieron a término y con un promedio de peso de 3 kilos. Pero, a la vez, comprobaron a través de una prueba de desarrollo mental un ligero incremento de la puntuación cifrada en 0’8 puntos, por cada semana adicional que los bebés estuvieron en el vientre materno. Situación similar se evidenció en lo relacionado con la psicomotricidad, donde cada semana adicional estaba asociada a un aumento de 1,4 puntos.
Esta información fue dada a conocer, sobre todo, debido a la tendencia en alza entre las madres estadounidenses que optan por el parto inducido, que está tornándose en algo habitual.

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Parto vaginal después de una cesárea

En general, las mujeres que tuvieron hijos por cesárea pueden dar a luz por parto vaginal. Si bien posee una alta tasa de éxito, para algunas embarazadas esta puede ser una mala elección, por eso es importante consultar con el médico acerca de la posibilidad de elegir esta alternativa.
El parto vaginal conlleva diversos beneficios,  puesto que elimina las posibles complicaciones vinculadas a la cesárea, se pierde menos sangre, las lesiones y los riesgos de infección son menores y la recuperación es más rápida.
Un parto normal después de una cesárea puede acarrear ciertos riesgos. Además, dado a la cicactriz que deja una cesárea en la pared del útero, es común que los médicos recomienden una segunda cesárea en vez de un parto natural. No obstante, un parto vaginal es una opción segura para gran parte de las mujeres, excepto que hayan tenido dos o más cesáreas con anterioridad ya que aumentan las posibilidades de que se presenten complicaciones.
La cicatriz dejada por una cesárea es una zona débil y se puede romper en el parto. De darse esta situación, sería necesario realizar una cesárea de urgencia, e incluso una transfusión de sangre o una histerectomía, pudiendo llegar a perjudicar al bebé.

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Girar al bebé que viene de nalgas: Maniobra riesgosa

Cuando el bebé viene de nalgas, los médicos suelen pautar darlo vuelta a partir de las 37 semanas de gestación, para evitar posibles problemas en caso de que el parto se desencadenase. Antes de ese tiempo, el feto todavía puede moverse con facilidad y puede suceder que la posición de nalgas sólo sea temporal.
Para reducir al mínimo los riesgos, los médicos acostumbran como primera medida realizar una ecografía pues, de ese modo, sabrán con exactitud en qué posición está ubicado el bebé, así como dónde se hallan la placenta y el cordón umbilical. Además, tanto la madre como el hijo son monitoreados, registrándose así el latido del corazón del bebé y las contracciones uterinas. Al tiempo que a la madre se le administran una serie de medicamentos para propiciar que la musculatura del útero logre relajarse, lo cual facilita el giro y previene el desencadenamiento del parto. Claro que en caso de que surjan complicaciones, se practicará una cesárea de urgencia.
Antes de iniciar el procedimiento, el médico obstetra se encarga de explicarle en detalle a la embarazada lo que ocurrirá, pues seguramente sentirá dolor, sobre todo cuando el bebé queda por un momento atravesado en el útero. Es importante que la madre esté decidida a someterse a esto, porque sino la maniobra se complicará bastante.
Es preciso destacar que este tipo de maniobra para cambiar de posición al bebé que se encuentra de nalgas, por sencilla que parezca, puede resultar más riesgosa que una cesárea. Si las nalgas están encajadas en la pelvis, será sumamente difícil sacarlas.
El tono de la musculatura del útero, en especial de las madres primerizas, dificulta colocar al bebé en una posición inversa. Además, los fármacos que se usan para propiciar la relajación de los músculos y tornar más fácil el giro sólo son administrados cuando existe amenaza de parto prematuro, ya que pueden producir efectos negativos tanto en la mamá como el bebé.
De todos modos, los médicos evitan realizar esta maniobra por los riesgos que conlleva, inclinándose por una opción más segura: la cesárea.

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El ejercicio físico ayuda a reducir el número de cesáreas

No caben dudas de que hacer actividad física es sumamente beneficioso para cualquier persona y más aún para las embarazadas, en especial porque ayuda a controlar el peso, reduce las probabilidades de sufrir depresión y disminuye el riesgo de obesidad en los bebés. Lo ideal es hacer ejercicio físico regularmente, sobre todo teniendo en cuenta que se descubrió que con su práctica puede reducirse la cantidad de cesáreas.
En tal sentido, un equipo de  investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid demostró que un programa de actividad física regular, realizado bajo la supervisión de especialistas, permite reducir la cantidad de partos instrumentales, en los que se usan fórceps y espátulas; al igual que de cesáreas, en comparación con aquellas embarazadas que no hacen nada de ejercicio.
Con esto, la idea es impulsar a las futuras mamás a que realicen una rutina diaria de trabajo para poder estar activas durante la gestación porque, además de los beneficios que ya mencionamos, permite  mejorar la postura y la apariencia, aliviar el dolor de espalda, fortalecer los músculos que participan en el trabajo de parto y reducir el riesgo de diabetes gestacional. De modo que, según los investigadores, practicar regularmente  ejercicio físico conlleva una mejora en la calidad de vida de los bebés y las mujeres, no sólo en el embarazo sino también durante la maternidad.
Durante el estudio se analizaron dos grupos de embarazadas, uno conformado por  138 mujeres que siguieron el plan de ejercicios pautado por los especialistas, y otro integrado por 152 mujeres que permanecieron inactivas.
Una vida sedentaria, una postura incorrecta o hábitos inadecuados de alimentación, resultan perjudiciales y pueden implicar riesgos para el desarrollo normal de la gestación. De manera que, aparte de hacer actividad física, también es conveniente llevar un estilo de vida saludable.

Los bebés nacidos por cesárea son más propensos a ciertas complicaciones

Los profesionales médicos afirman que las futuras mamás sólo deben someterse a una cesárea en caso que sea necesario, pues los bebés nacidos por este medio se tornan más proclives a determinadas complicaciones, como por ejemplo las alergias y las enfermedades respiratorias.
Al respecto, un estudio desarrollado recientemente logró establecer que los bebés que nacen por cesárea tienen cinco veces más posibilidades de sufrir alergias, en comparación con los niños que nacen por parto normal, cuyos desencadenantes pueden ser el pólen de las flores, los ácaros del polvo o el pelaje de las mascotas.
Los expertos del Hospital Henry Ford en Detroit, de los Estados Unidos, creen que esto ocurre porque al no pasar por el canal de parto, tal como sucede durante la cesárea, el pequeño no se expone a las bacterias que están presentes en el cuerpo de la madre y que sirven para volverlo más resistente a las enfermedades e  infecciones.
Para arribar a dicha conclusión, se llevaron a cabo pruebas en unos 1.258 bebés, de los cuales algunos nacieron por vía vaginal mientras que otros lo hicieron por cesárea. Este grupo de bebés fue examinado al cumplor el primer mes de vida, y se repitió a los seis meses, al año y a los dos años de edad. De ese modo, lograron determinar que los que habían nacido por cesárea tenían una propensión mayor a sufrir alergias.
De este modo, comprobaron que la exposición durante la primera infancia a los microorganismos incide el desarrollo del sistema inmunológico y la aparición de cuadros de alergias. Por eso, los investigadores sostienen que pasar por el canal de parto hace que los bebés queden expuestos a ciertas bacterias, hecho que fortalece su sistema inmunitario.

Diabetes infantil por falta de lactancia materna

A pesar de las intensivas campañas que se realizan constantemente para promover la lactancia materna, hoy en día muchas las mujeres optan por la leche de fórmula para alimentar a sus bebés, por lo que dejan darle el pecho pasados los primeros dos o tres meses de vida.
Es de suma importancia que las madres sepan cuáles son los beneficios de la lactancia materna. Aunque también es necesario que conozcan las posibles consecuencias en caso de decantarse por otros métodos de alimentación, Una de ellas, según la organización civil El Poder del Consumidor, es que se expone al niño a que sea más propenso a presentar diabetes infantil.
En efecto, la falta de lactancia materna incrementa considerablemente las posibilidades de que el bebé padezca de obesidad, lo cual es el campo propicio para desarrollar desde  diabetes hasta enfermedades coronarias, problemas gastrointestinales y alergias.
De este modo, los niños que son alimentados con fórmulas lácteas o algún otro derivado poseen, al igual que los pequeños que nacen por cesárea, un riesgo mayor de sufrir obesidad durante los primeros años de vida.
Por su parte, los pequeños alimentados exclusivamente con leche materna durante los primeros 6 meses de vida poseen un 30% menos de probabilidades de padecer sobrepeso, en tanto que el riesgo de presentar obesidad se reduce un 40%.
Con respecto a los niños nacidos por cesárea, se ha demostrado que estos poseen el doble de chances de presentar obesidad en contraste con aquellos que nacen por parto natural.
Los expertos no dudan en indicar que las leches en polvo que se adquieren en el mercado pueden generarles a los bebés una distorsión del gusto debido al azúcar, por lo que después difícilmente querrán tomar la leche materna por su interés por los alimentos ricos en azúcar.

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Parto de nalgas

El parto de nalgas es cuando el bebé en lugar de estar con la cabeza en la parte de abajo, que es la posición natural para nacer, se encuentra al revés. Aunque en raras ocasiones se produce un parto de estas características, según las estadísticas se da en el 3% de los casos, puede ser total, cuando el bebé se halla ubicado de nalgas y con las caderas y rodillas flexionadas, o puede ser parto de nalgas natural, cuando las caderas se hallan flexionadas pero las piernas están estiradas hacia el pecho. También, se considera parto de nalgas cuando los pies o las rodillas son lo primero en salir.
Por lo general, en estos casos lo más común es que se practique una cesárea para, de ese modo, evitar posibles riesgos. Pero existe la posibilidad también de que el bebé nazca por parto vaginal.
Si bien hasta último momento puede que el bebé cambie de posición, lo habitual es que se coloque cabeza abajo en torno a la semana 37 de gestación. Incluso, puede ocurrir que el pequeño continue sentado y que se de vuelta cuando se inicia el trabajo de parto. Existen ciertas técnicas, mediante las cuales el médico puede ayudar a que cambie de posición, como por ejemplo la versión cefálica externa. Asimismo, la mujer puede hacer ejercicios para estimular la movilidad en el feto.
Si de todas formas el bebé continúa de nalgas, la cesárea suele ser lo más indicado aunque se puede llegar a tener un parto vaginal sin complicaciones pero este necesitará de mayor cuidado y atención.
Los problemas que pueden llegar a surgir en un parto de nalgas son lesiones en el bebé al momento del alumbramiento, falta de oxígeno por presionar demasiado el cordón umbilical o separación del hueso de la pierna de su orificio en la cadera.

El parto vaginal incrementa el riesgo de sufrir incontinencia urinaria a futuro

Un estudio llevado a cabo en Suecia reveló que las mujeres que tienen a sus hijos mediante parto vaginal, poseen una mayor tasa de incontinencia urinaria durante la menopausia, en comparación con aquellas a quienes tuvieron sus hijos por cesárea.
Esto se debe a que la cabeza del bebé ejerce una gran presión sobre los músculos por los cuales pasa en el momento del parto, por lo cual esos mismos músculos pueden resultar dañados.
El estudio, que fue realizado por la Academia de Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, logró de este modo determinar que el 40% de las mujeres que tuvieron a sus hijos por parto normal sufrieron de incontinencia urinaria en distintos grados al llegar a la edad madura, en contraste con la tasa del 29% de aquellas mujeres que tuvieron a sus hijos por cesárea.
Pero incluso el estudio demostró que en aquellas mujeres que comenzaron el trabajo de parto pero, por diversos motivos, terminaron en cesárea, el riesgo de padecer incontinencia, en comparación con aquellas que tuvieron una cesárea programada, es el mismo.
Esto no quiere decir que se promueva la cesárea, sino que debe estudiarse la forma de evitar la incontinencia futura.
Vale aclarar que el sobrepeso en el embarazo implica una sobreexigencia mayor en la musculatura pélvica, lo cual también incrementa los riesgos a futuro de sufrir incontinencia. Aunque, claramente, este es un factor que puede evitarse.

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Buscan reducir los porcentajes de cesáreas en España

En España se está buscando disminuir la cantidad de cesáreas, que actualmente sobrepasan el 25 por ciento de los partos. Hoy en día, son muchas las mujeres que, por distintos motivos, prefieren tener a sus bebés por cesárea, al margen de los casos en que es aconsejada por el médico.
Esta clase de operación es óptima cuando se complica el parto, pero debemos saber que, tras realizarse la primera cesárea, en los siguientes partos los profesionales médicos usan nuevamente el mismo método, evitando el parto natural.
En países como los Estados Unidos, el 90 por ciento de los partos realizados luego de la primera cesárea se producen empleando el mismo método. Si bien en España el porcentaje es bastante menor, continúa siendo significativo.
Ante este panorama, las autoridades están poniendo especial énfasis para que tales porcentajes se reduzcan, aunque los estudios indican que en el caso de un segundo parto la cesárea resulta mucho más segura que el parto vaginal.
Según una investigación realizada recientemente, el riesgo de que un bebé muera en el parto o sufra serias complicaciones supera el 2.3 por ciento, en contraposición a una segunda cesárea programada que alcanza solo el 0.9 por ciento.
No obstante ello, los especialistas coinciden en que no es posible sacar la conclusión de que un método sea más seguro que otro.
Vale aclarar que todos los partos tienen ciertos riesgos, independientemente de cómo se realicen

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