Parto vaginal después de una cesárea

En general, las mujeres que tuvieron hijos por cesárea pueden dar a luz por parto vaginal. Si bien posee una alta tasa de éxito, para algunas embarazadas esta puede ser una mala elección, por eso es importante consultar con el médico acerca de la posibilidad de elegir esta alternativa.
El parto vaginal conlleva diversos beneficios,  puesto que elimina las posibles complicaciones vinculadas a la cesárea, se pierde menos sangre, las lesiones y los riesgos de infección son menores y la recuperación es más rápida.
Un parto normal después de una cesárea puede acarrear ciertos riesgos. Además, dado a la cicactriz que deja una cesárea en la pared del útero, es común que los médicos recomienden una segunda cesárea en vez de un parto natural. No obstante, un parto vaginal es una opción segura para gran parte de las mujeres, excepto que hayan tenido dos o más cesáreas con anterioridad ya que aumentan las posibilidades de que se presenten complicaciones.
La cicatriz dejada por una cesárea es una zona débil y se puede romper en el parto. De darse esta situación, sería necesario realizar una cesárea de urgencia, e incluso una transfusión de sangre o una histerectomía, pudiendo llegar a perjudicar al bebé.

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Complicaciones del parto: inversión uterina

Una de las complicaciones más peligrosas del parto es la inversión uterina, que se da en uno de cada 2.000 nacimientos.
Normalmente, en los 30 minutos siguientes a un parto natural, las contracciones permiten la separación de la placenta de la pared del útero. Luego, la placenta sale por la vagina, ya sea por sí sola o con la ayuda del médico.
En ocasiones, puede ocurrir que la placenta no se separe normalmente. Y, rara vez, los intentos de expulsarla provocan que el útero se invierta ligeramente, haciendo que la parte superior descienda por el cuello del útero o salga por completo de la vagina. Esto es lo que se llama inversión uterina y es una complicación muy grave porque puede ocasionar una gran hemorragia y acabar en shock, por lo que necesita tratamiento con suma urgencia.
De darse esta situación, el médico o, en su defecto, la partera procurará que el útero vuelva a la posición normal, haciendo retroceder el fondo uterino por el cuello del útero. Y, en caso de no conseguir buenos resultados, se devolverá el útero a su posición original mediante una cirugía abdominal.
Aquellas mujeres que tengan antecedentes de una inversión uterina, poseen más probabilidades de que les vuelva a suceder. Por ese motivo, es importante que el médico esté al tanto de la historia clínica de la paciente, como sucede con cualquier otro problema médico o complicación del embarazo. De ese modo, el profesional de la salud estará preparado ante el riesgo de otra inversión, contando con el material y los profesionales necesarios para atender el parto.

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Parto en cuclillas

Para nacer, el bebé debe atravesar el canal de la pelvis que posee un diámetro interior irregular, siendo más ancho en las partes que ingresa y sale del mismo.  Para acomodarse y adoptar la posición correcta, es decir, darse vuelta, precisa de la mayor fuerza posible del útero, así como de la ayuda del pujo de la madre.
Pero cuando la mujer se encuentra acostada, el bebé se tiene que desplazar de abajo hacia arriba para poder salir, pues la forma de los huesos le supondrán una suerte de obstáculo, debiendo vencer la ley de gravedad.
Al estar acostada, la mujer debe realizar un enorme esfuerzo con el abdomen para poder pujar. Y todo esto sin que cuente con ningún punto de apoyo ya que debe colocar sus manos en unos barrotes verticales, mientras que sus pies tampoco tienen dónde apoyarse porque penden de las mismas pierneras.
En el caso del bebé, el panorama no es más alentador, puesto que su propio peso hace que se compriman las arterias que le aportan oxígeno.
Por ello, es que los médicos deben permitirles a sus pacientes que elijan cómo quieren que sea el parto, quienes para eso necesitarán estar al corriente de las opciones válidas a las que tienen derecho.
Beneficios del parto en cuclillas
A diferencia de cuando se está acostada, en un parto en cuclillas la mujer puede respirar más facilmente, debido a que el diafragma no es comprimido por el abdomen. Al tiempo que el peso del bebe se orienta hacia la salida, de modo que la fuerza del pujo se ve potenciada por efecto de la fuerza de la gravedad.
Por otro lado, como los músculos maternos ya no suponen un obstáculo para el bebé, casi no hace falta la episiotomía y el pujo de la mamá basta para dar a luz.
Al permanecer en posición vertical, el bebé deja de comprimir la aorta de la madre, lo cual hace que llegue la sangre sin dificultad.

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Los bebés nacidos por cesárea son más propensos a ciertas complicaciones

Los profesionales médicos afirman que las futuras mamás sólo deben someterse a una cesárea en caso que sea necesario, pues los bebés nacidos por este medio se tornan más proclives a determinadas complicaciones, como por ejemplo las alergias y las enfermedades respiratorias.
Al respecto, un estudio desarrollado recientemente logró establecer que los bebés que nacen por cesárea tienen cinco veces más posibilidades de sufrir alergias, en comparación con los niños que nacen por parto normal, cuyos desencadenantes pueden ser el pólen de las flores, los ácaros del polvo o el pelaje de las mascotas.
Los expertos del Hospital Henry Ford en Detroit, de los Estados Unidos, creen que esto ocurre porque al no pasar por el canal de parto, tal como sucede durante la cesárea, el pequeño no se expone a las bacterias que están presentes en el cuerpo de la madre y que sirven para volverlo más resistente a las enfermedades e  infecciones.
Para arribar a dicha conclusión, se llevaron a cabo pruebas en unos 1.258 bebés, de los cuales algunos nacieron por vía vaginal mientras que otros lo hicieron por cesárea. Este grupo de bebés fue examinado al cumplor el primer mes de vida, y se repitió a los seis meses, al año y a los dos años de edad. De ese modo, lograron determinar que los que habían nacido por cesárea tenían una propensión mayor a sufrir alergias.
De este modo, comprobaron que la exposición durante la primera infancia a los microorganismos incide el desarrollo del sistema inmunológico y la aparición de cuadros de alergias. Por eso, los investigadores sostienen que pasar por el canal de parto hace que los bebés queden expuestos a ciertas bacterias, hecho que fortalece su sistema inmunitario.

Parto de nalgas

El parto de nalgas es cuando el bebé en lugar de estar con la cabeza en la parte de abajo, que es la posición natural para nacer, se encuentra al revés. Aunque en raras ocasiones se produce un parto de estas características, según las estadísticas se da en el 3% de los casos, puede ser total, cuando el bebé se halla ubicado de nalgas y con las caderas y rodillas flexionadas, o puede ser parto de nalgas natural, cuando las caderas se hallan flexionadas pero las piernas están estiradas hacia el pecho. También, se considera parto de nalgas cuando los pies o las rodillas son lo primero en salir.
Por lo general, en estos casos lo más común es que se practique una cesárea para, de ese modo, evitar posibles riesgos. Pero existe la posibilidad también de que el bebé nazca por parto vaginal.
Si bien hasta último momento puede que el bebé cambie de posición, lo habitual es que se coloque cabeza abajo en torno a la semana 37 de gestación. Incluso, puede ocurrir que el pequeño continue sentado y que se de vuelta cuando se inicia el trabajo de parto. Existen ciertas técnicas, mediante las cuales el médico puede ayudar a que cambie de posición, como por ejemplo la versión cefálica externa. Asimismo, la mujer puede hacer ejercicios para estimular la movilidad en el feto.
Si de todas formas el bebé continúa de nalgas, la cesárea suele ser lo más indicado aunque se puede llegar a tener un parto vaginal sin complicaciones pero este necesitará de mayor cuidado y atención.
Los problemas que pueden llegar a surgir en un parto de nalgas son lesiones en el bebé al momento del alumbramiento, falta de oxígeno por presionar demasiado el cordón umbilical o separación del hueso de la pierna de su orificio en la cadera.

El parto vaginal incrementa el riesgo de sufrir incontinencia urinaria a futuro

Un estudio llevado a cabo en Suecia reveló que las mujeres que tienen a sus hijos mediante parto vaginal, poseen una mayor tasa de incontinencia urinaria durante la menopausia, en comparación con aquellas a quienes tuvieron sus hijos por cesárea.
Esto se debe a que la cabeza del bebé ejerce una gran presión sobre los músculos por los cuales pasa en el momento del parto, por lo cual esos mismos músculos pueden resultar dañados.
El estudio, que fue realizado por la Academia de Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, logró de este modo determinar que el 40% de las mujeres que tuvieron a sus hijos por parto normal sufrieron de incontinencia urinaria en distintos grados al llegar a la edad madura, en contraste con la tasa del 29% de aquellas mujeres que tuvieron a sus hijos por cesárea.
Pero incluso el estudio demostró que en aquellas mujeres que comenzaron el trabajo de parto pero, por diversos motivos, terminaron en cesárea, el riesgo de padecer incontinencia, en comparación con aquellas que tuvieron una cesárea programada, es el mismo.
Esto no quiere decir que se promueva la cesárea, sino que debe estudiarse la forma de evitar la incontinencia futura.
Vale aclarar que el sobrepeso en el embarazo implica una sobreexigencia mayor en la musculatura pélvica, lo cual también incrementa los riesgos a futuro de sufrir incontinencia. Aunque, claramente, este es un factor que puede evitarse.

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Buscan reducir los porcentajes de cesáreas en España

En España se está buscando disminuir la cantidad de cesáreas, que actualmente sobrepasan el 25 por ciento de los partos. Hoy en día, son muchas las mujeres que, por distintos motivos, prefieren tener a sus bebés por cesárea, al margen de los casos en que es aconsejada por el médico.
Esta clase de operación es óptima cuando se complica el parto, pero debemos saber que, tras realizarse la primera cesárea, en los siguientes partos los profesionales médicos usan nuevamente el mismo método, evitando el parto natural.
En países como los Estados Unidos, el 90 por ciento de los partos realizados luego de la primera cesárea se producen empleando el mismo método. Si bien en España el porcentaje es bastante menor, continúa siendo significativo.
Ante este panorama, las autoridades están poniendo especial énfasis para que tales porcentajes se reduzcan, aunque los estudios indican que en el caso de un segundo parto la cesárea resulta mucho más segura que el parto vaginal.
Según una investigación realizada recientemente, el riesgo de que un bebé muera en el parto o sufra serias complicaciones supera el 2.3 por ciento, en contraposición a una segunda cesárea programada que alcanza solo el 0.9 por ciento.
No obstante ello, los especialistas coinciden en que no es posible sacar la conclusión de que un método sea más seguro que otro.
Vale aclarar que todos los partos tienen ciertos riesgos, independientemente de cómo se realicen

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Parto de nalgas

Un parto de nalgas se da cuando el bebé no se encuentra en la posición habitual para el parto, es decir, con la cabeza abajo. Aproximadamente a los ocho meses de gestación, no hay mucho espacio en el útero y, en la mayoría de los casos, los bebés maximizan su pequeño espacio ubicándose cabeza abajo, posición que recibe el nombre de «presentación cefálica o de vértice».
En los partos a término, alrededor del 97 por ciento de los bebés adoptan la posición denominada presentación cefálica, y el resto se encuentran mayormente de nalgas.
Hay diversas posturas de nalgas: nalgas francas, cuando el bebé posee las nalgas abajo, con las piernas dobladas y los pies cerca de la cabeza; nalgas completas, cuando tiene las nalgas abajo y las piernas cruzadas estilo indio; y la posición podálica, cuando están uno o los dos pies abajo, preparados para salir primero.
Habitualmente, el médico tiene la posibilidad de conocer en qué posición se halla el bebé al tocar el abdomen de la embarazada, pudiendo así localizar tanto la cabeza como la espalda y las nalgas del bebé. Si con el tacto abdominal no queda bien claro cuál es la posición del bebé, el médico puede optar por realizar un tacto vaginal para poder precisar de ese modo qué parte del bebé se encuentra en la pelvis. De todos modos, en algunos casos puede que necesite hacer un ultrasonido para corroborar la posición del bebé.
Lo más común es que, si el bebé está de nalgas, se le practique a la madre una cesárea, pues esa es la forma más segura de dar a luz. Aunque existen casos en que aun así el bebé nace por parto vaginal.
En la semana 37, el bebé aún se puede dar vuelta por sí solo. Por lo que  previo a realizar la cesárea, se le practica a la madre un ultrasonido para confirmar que el bebé continúa de nalgas.

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Embarazo múltiple = Embarazo de alto riesgo

Al embarazo múltiple se lo califica como un embarazo de alto riesgo obstétrico debido a las mayores probabilidades de complicaciones, ya sea a lo largo del embarazo como en el momento del parto en sí.
Incluso, será por ello que en los embarazos múltiples, a diferencia del el embarazo único, lo más frecuente es que se practique una cesárea sobre todo por la posición que poseen los bebés en el momento que se desencadena el trabajo de parto.
Comúnmente, los bebés se presentan ubicados con la cabeza hacia abajo, con lo que se llama posición cefálica o Vertex. Sin embargo, en los casos de embarazo gemelar, los bebés que se hallan esta posición no alcanzan a superar el 50%, y uno o los dos bebés se encuentran en posición transversa, acostados en el abdomen materno, o en posición podálica, es decir, sentado.
Cabe preguntarse, si es posible realizarse un parto vaginal en este tipo de embarazos. En verdad, en los casos en que los dos bebés se encuentren en posición cefálica, de cabeza, es posible realizarse un parto vaginal siempre y cuando no surjan complicaciones tanto con el cordón umbilical como con la ubicación placentaria.
Por el contrario, la cesárea es necesaria cuando uno o ambos bebés se hallan ubicados en una posición distinta a la cefálica, lo usual es realizar una operación cesárea para reducir los riesgos de un traumatismo obstétrico en los bebés. Más allá de que la mamá sea tratada por un médico obstetra muy experimentado, las maniobras que se deben realizar para el parto de un bebé, ubicado en posición podálica o en situación transversa, pueden resultar muy perjudiciales tanto para el bebé como para la madre.
De más está decir que no es aconsejable realizar un parto domiciliario en este tipo de casos, ante la eventual aparición de complicaciones que puedan necesitar de una operación cesárea de urgencia.