La estimulación temprana se funda en estudios científicos del desarrollo del bebé. Hoy en día, se conoce mucho acerca de la enorme influencia de esta primera etapa en la vida adulta de todo niño y del funcionamiento del cerebro de los bebés. Si bien este sistema no es una terapia, posee funciones terapéuticas. Mediante la estimulación temprana se procura sacar el mayor potencial posible del bebé, para su desarrollo físico, psíquico y emocional, empleando actividades y técnicas que son aplicadas de manera sistematizada y por secuencias.
La estimulación temprana busca ser integral, de modo que abarca al entorno y a la familia. Existe un proceso en base a la edad del bebé, en su primera etapa se estrecha la relación con sus padres, para luego pasar a actividades de lenguaje, así como de concentración, motricidad gruesa y fina.
En la estimulación temprana cada caso es único, pues los niños son diferentes en sí mismos, ya que cada uno tiene su ritmo de aprendizaje y desarrollo.
Vale aclarar que la estimulación temprana no tiene que significar un esfuerzo para el niño sino más bien un juego motivador. Por lo que es importante que se respeten sus necesidades.
Es necesario contemplar la trascendencia de los factores que colaboran en la estimulación temprana del pequeño. Tales factores son diversos, aunque existe un patrón que es necesario conocer y aprovechar.
La estimulación temprana pude ser de gran ayuda para los niños con dificultades de aprendizaje y fortalecer esta capacidad en aquellos que no poseen problemas.
Las herramientas de las que se vale la estimulación temprana trabajan aspectos como:
Estimulación prenatal: que se lleva a cabo durante el embarazo para promover un mejor desarrollo durante la gestación, valiéndose de música de relajación o con el tacto a través del vientre, etc.
Los reflejos primitivos: los cuales son movimientos reflejos que, principalmente, posibilitan los movimientos del bebé para el alumbramiento o el reflejo de succión. De persistir éstos, se producen retrasos en el desarrollo.
Estimulación táctil: a través del tacto el niño percibe y reconoce el mundo. Los demás sentidos se encuentran en desarrollo, de ahí la necesidad de estimularlo como base para el resto de los sentidos.
Los tres pilares del aprendizaje: a saber la visión, la audición y el desarrollo motriz, son centrales en la atención en el aula y las facultades para leer y escribir.
La estimulación temprana persigue como objetivo conocer el potencial de cada niño, motivándolo poniéndole actividades y desafíos que lo fortalezcan. Resulta esencial no forzar al niño por encima de sus posibilidades.
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