El 60% de los bebés prematuros crece sin secuelas

Cada año se producen muchos nacimientos prematuros, lo cual hace que los bebés deban sortear diversas dificultades para sobrevivir pues los riesgos que deben afrontar, además de ser numerosos, revisten de gravedad. De todos modos, gracias a los avances de la ciencia y la tecnología, los bebés prematuros tienen actualmente una mayor esperanza de vida.

Según los expertos, el 66% de los bebés prematuros logra sobrevivir los primeros 30 días. Pero lo alentador es que el 60% de esos bebés a futuro no presenta secuelas durante su desarrollo.

Hasta no hace mucho tiempo, los bebés que nacían prematuros corrían riesgos de quedar sordos, ciegos, sufrir parálisis cerebral o muchas otras discapacidades en circunstancias que podían ser evitadas. En la actualidad, los cuidados extremos que reciben los niños que nacen antes de término permiten que estos problemas puedan evitarse.

En el marco de la “Semana del Prematuro”, que se desarrolla cada año del 1 al 7 de octubre, UNICEF continúa promoviendo la consciencia acerca de los hábitos de las embarazadas que pueden desencadenar un parto prematuro, así como de los factores de riesgo existentes.

Este año, la campaña pretende ser un llamado de atención sobre la necesidad imperante de que se implementen programas de seguimiento en las maternidades de alta complejidad, con el propósito de que esos bebés tengan un mejor pronóstico.

Es preciso que todos los niños prematuros de alto riesgo continúen en seguimiento hasta por lo menos alcanzar los 3 años de vida, que es cuando ya se han definido las secuelas de mayor impacto, o hasta que completen con éxito los tratamientos pertinentes. En efecto, deben controlarse de forma periódica las áreas de desarrollo que suelen ser diagnosticadas más tardíamente, como es el caso de los trastornos de conducta o del habla. Al mismo tiempo, deben someterse a evaluaciones psicopedagógicas antes de su ingreso a la vida escolar, y seguir con el acompañamiento para evitar eventuales dificultades en el aprendizaje.

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Hiperamonemia congénita

La hiperamonemia es una enfermedad que se produce cuando un bebé nace con altas concentraciones de amonio en el torrente sanguíneo, lo cual puede llegar a ser muy grave para su crecimiento y buen estado salud. De modo que resulta de gran importancia poder realizar un diagnóstico del problema a tiempo, por lo que es necesario prestar atención a la operación de síntomas específicos, como la diarrea, convulsiones y el vómito, por mencionar algunos.
Las altas concentraciones de amonio en la sangre, se originan cuando dicho componente no es eliminado del cuerpo mediante la orina. En caso de no realizarse una detección precoz,  puede ocasionar daños irreparables en el sistema nervioso central, a causa de su elevado nivel de toxicidad.
Si no se somete al pequeño a un tratamiento inmediato, puede llegar a sufrir secuelas neurológicas severas e irreversibles, las cuales pueden derivar en discapacidad tanto intelectual como motora. Es importante saber que la mayor parte de estos trastornos  neurológicos, ocurren por la exposición del organismo de los bebés al amonio. Por ese motivo, es importante verificar a tiempo los niveles de amonio, los cuales de ser elevados harán necesario realizar un control del bebé a través de distintos procedimientos.
Según los especialistas, uno de cada 25 mil recién nacidos posee un riesgo alto de sufrir de hiperamonemia congénita, pudiendo llegar a ser fatal en algunos casos. De ahí la necesidad de estar atento a la aparición de los síntomas, pues solo de ese modo se podrá actuar y tratar de inmeditato, para poder prevenir las secuelas a largo plazo y aumentar la esperanza de vida en los bebés afectados por esta enfermedad.

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