Los expertos aseveran que hoy en día los niños no juegan tanto como aquellos que si lo hacían dos décadas atrás, lo cual repercutiría en su desarrollo pues el juego es la manera en la que los pequeños experimentan el mundo que los rodea.
Es real que no se necesita mirar mucho tiempo atrás para percatarse de que la infancia de los niños del siglo XXI es muy distinta a los de épocas pasadas. Sólo basta con pensar en nuestra propia niñez, por ejemplo recordando nuestros juegos en la vereda con los amigos del barrio, para darnos cuenta de ello. Hoy los niños están constantemente usando toda clase de aparatos electrónicos, que tienen mucho que ver con el cambio al que hacemos mención pues estos artilugios son los que, sin lugar a dudas, han modificado su visión sobre las cosas.
Las formas de divertirse que hasta no hace mucho tiempo tenían los pequeños involucraban la mente, el cuerpo y la interacción. En tanto que, en la actualidad, los niños socializan de otro modo bien distinto, dado que para ello se valen de las redes sociales y los teléfonos móviles, tornando las relaciones más impersonales porque pasan la mayor parte del día conectados en su casa, sin quedar lugar para las actividades al aire libre.
Pero la tecnología no es la única culpable de este cambio, sino que además tiene mucho que ver la posición que adoptan los padres, quienes por temor a los hechos de inseguridad prefieren que sus hijos permanezcan en casa frente al ordenador.
Todo esto ha llevado a que los niños aprendieran a relacionarse de otra forma, ya sea por e-mail, mensajes de texto o webcam, en detrimento de los clásicos juegos de antes. Incluso, realizan cada vez más actividades extracurriculares propuestas casi en su mayoría por sus propios progenitores que, pensando en el porvenir de sus hijos, procuran encaminarlos hacia el profesionalismo y el éxito. De ahí que el tiempo libre sea usado para realizar todo tipo de cursos, sin dejar mucho margen para descansar y menos aún para jugar.
A causa de la falta de juego la niñez termina antes, lo que conduce a los niños a saltearse etapas de su vida o iniciarse precozmente en otras, algo que se manifiesta luego en su temperamento al llegar a la adolescencia. En el caso de las niñas, éstas maduran a muy corta edad y, por consiguiente, se vuelven sexualmente activas antes de que su cuerpo y mente estén preparados para ello.
Etiqueta: uso de tecnología
Niños sonámbulos por uso excesivo de la tecnología
Los profesionales médicos advierten que han aumentado los casos de sonambulismo en niños y adolescentes, lo cual podría deberse al uso excesivo de la tecnología, como por ejemplo la TV, el ordenador o los videojuegos, desde edades muy tempranas.
Esta apreciación da cuenta de que el descanso infantil al igual que la calidad del sueño se han visto perjudicados en los últimos años, por lo que es común ver hoy a niños que duermen pocas horas, padecen de insomnio e incluso sonambulismo. Todo esto hace que se convierta en un problema crónico, propiciando los cambios de humor y alteraciones en las rutinas de estas personas somnolientas.
El doctor Gonzalo Pin, vicepresidente de la Asociación Española del Sueño y coordinador de la Unidad de Pediatría de Hospital Quirón Valencia, adjudica básicamente los trastornos del sueño en los niños al incremento del uso de tecnología, aunque pueden deberse también a otras cuestiones como la carga genética, lo cual es determinante en este tipo de problemas.
El sonambulismo puede ser definido como una parasomnia producida, en general, durante el primer tercio de la noche, momento en que se pasa de un sueño profundo no REM a un sueño más superficial. De este modo, mientras el cerebro descansa, el cuerpo realiza determinados movimientos sin control cerebral.
Lo cierto es que el 60% de los niños que son sonámbulos, tienen padres que han tenido antecedentes. Lo principal en estos casos es tratar la posible enfermedad de base, como puede ser la apnea del sueño o cualquier otro trastorno respiratorio.
Según datos estadísticos, los niños son los más afectados por el sonambulismo. De hecho, un 6% de los niños de 6 y 11 años sufren estos episodios, los cuales van espaciándose durante su desarrollo. Así, transcurridos los primeros 5 años de la aparición de este trastorno, éste desaparece en aproximadamente un 65% de los niños afectados.
En general, los niños sonámbulos tienen episodios de 5 a 15 minutos, durante los cuales puede que caminen, coman o simplemente hablen. Pero es importante saber que mientras ello ocurra jamás se debe intentar despertarlos, aunque sí es conveniente observarlos para evitar el riesgo de que se lastimen.
Imagen: