Contemplar el cambio de hora en positivo. Este sábado de madrugada asistimos a un momento habitual y rutinario dentro del calendario y es que, mientras que en primavera se adelanta la hora, en efecto inverso, con la llegada del otoño y el inicio del mes de noviembre, la noche del sábado tenemos una hora más para dormir y descansar.
Desde un punto de vista emocional, el cambio de hora nos dice más de lo que parece a simple vista. Y es que, los días son más cortos, el frío se hace más intenso y la luz del verano y los planes sociales interminables parecen una utopía. Y es que, el hogar adquiere mucho más protagonismo durante estas fechas. Por ello, es de esperar que este cambio de hora tiene más consecuencias de las que parece a simple vista.
Sin embargo, más allá de todos los cambios, es importante afrontar esta novedad en positivo. ¿Cómo lograr este objetivo de una forma sencilla?
1) Por ejemplo, durante el otoño se gasta menos dinero en planes sociales que en el verano.
2) Uno de los placeres más agradables es el hecho de llegar a casa, cuando hace frío en la calle, y poder sentir el calor de la calefacción.
3) Del mismo modo, el hogar se convierte en un escenario de ocio y de recreo. Por tanto, es posible disfrutar de planes inolvidables desde la sencillez de la casa, por ejemplo, jugando a juegos en familia.
4) También es positivo visitar a abuelos, tíos y familiares. La costumbre de las visitas no pasa de moda y siempre es garantía de éxito. Sin embargo, en una sociedad individualista, cada vez cuesta más abrir las puertas de casa a los demás.
5) No pasa nada porque el día sea más corto con el cambio de hora porque también se aprovecha más y mejor el tiempo que en los días de verano cuando las horas parecen interminables.
¿Cómo afecta a los bebés el cambio de hora? Pues la verdad es que como todavía no tienen desarrollados sus propios recursos emocionales sienten mucho más este cambio. Pero en cuestión de unos días, todo vuelve a la normalidad.
Disfruta el presente y feliz otoño en familia.
Imagen: Bligoo