Los meses de calor son un poco complicados para los más pequeños, ya que es muy común que sufran de las tan molestas diarreas. Lo mejor es prevenir a través del conocimiento y con la máxima higiene. Se habla de diarrea cuando aumenta el número de deposiciones, se hacen de menor consistencia y, en la mayor cantidad de los casos, son más líquidas. En los lactantes y niños más pequeños provoca una importante pérdida de agua y de sales, lo que provoca un grave riesgo de sufrir deshidratación.
Si unido a la diarrea, se producen vómitos, habrá más problemas, por que el niño tendrá más complicado el hecho de reponer, por vía oral, la cantidad total de líquido que pierde. Si en la materia fecal nos encontramos con moco, pus o sangre, es un indicativo de que hay inflamación en el intestino grueso y debe haber más estudios y tratamientos. No debemos dejar pasar la diarrea, pues es un riesgo y, si hay sangre, pus, moco o fiebre alta, debemos ir al médico.
Para prevenir las diarreas y sus complicaciones, debemos lavarnos las manos antes de llevar a cabo cualquier manipulación de alimentos y los biberones, conservar todo en el frigorífico y no guardar restos de leche, en la nevera. Debemos hervir el agua antes de preparar leche en polvo, para que no haya ningún tipo de germen en el agua.