El cordón umbilical es sumamente importante, dado que tras el nacimiento del bebé, se corta para luego ser separado de la placenta, que lo mantuvo unido a la madre durante toda la gestación, cumpliendo funciones esenciales para el crecimiento del recién nacido que acaba de arribar al mundo.
Luego de que el niño nace y el especialista realiza el corte del cordón umbilical, restos del mismo quedan colgando para formar lo que todos conocemos como ombligo, una pequeña cicatriz que se forma después de algunas semanas cuando dichos restos se desprenden. Por ello, previo a dicho desprendimiento es preciso tener ciertos cuidados.
Durante el período de cicatrización del cordón umbilical, las mamás debemos tener el cuidado de conservarlo siempre limpio. De lo contrario, es muy probable que aparezcan infecciones, dando lugar a secreciones amarillentas o verdosas. Por consiguiente, hay que prestar mucha atención si el cordón umbilical no seca y se torna maloliente, o si se observa cierto enrojecimiento alrededor de la piel.
Al mismo tiempo, debe revisarse que el mismo no se convierta en una hernia, o que se produzca un pequeño sangrando durante el período de cicatrización, lo cual suele suceder cuando el cordón umbilical se cae antes de lo pensado. Dicho proceso debe suceder naturalmente, no debiendo arrancarse o quitarse más allá de si se encuentre agarrado de un hilo para evitar probables complicaciones.