Diversos estudios coincidieron en que la falta de vitamina D está vinculada a un mayor riesgo de padecer esquizofrenia, una de las enfermedades mentales más frecuentes.
Concretamente, se logró determinar que las personas nacidas en la posguerra, es decir, hasta el año 1959, o durante el invierno, así como también aquellos que nacieron en regiones nórdicas, suelen desarrollar más esta enfermedad.
Lo que sucede es que la vitamina D ingresa al organismo a través de los alimentos, pero se sintetiza mediante la exposición a los rayos UV. Incluso, hay estudios que demostraron que existe un riesgo mayor de desarrollar esquizofrenia a causa de una privación nutricional prenatal, cuando la madre posee bajo peso o cuando sufre un déficit de hierro o de vitamina D. De modo que la buena alimentación y el aporte de vitaminas tiene que empezar con la gestación.
Respecto a los nacidos en la época de posguerra, se vincula este periodo con menos cuidados prenatales y con carencias alimentarias.
Si bien se desconoce el mecanismo por el cual la falta de vitaminas influiría en la salud mental, se cree que el cerebro resultaría dañado desde el desarrollo, a pesar que la manifestación se produciría años después, con un cerebro maduro.
Por eso se le recomienda a las mamás comer sano, exponerse con regularidad al sol, aunque solo unos pocos minutos y en ciertos horarios, y efectuarse todos los controles prenatales.
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