Los tratamientos con suplemento de hierro que los especialistas acostumbran a indicar a los niños que nacen con poco peso parecerían dar óptimos resultados, pues además de evitar anemias y problemas de salud en los bebés servirían para prevenir futuros problemas de conducta, como la depresión o la ansiedad. Al menos, así lo expresa un estudio realizado por la Universidad de Umea, en Suecia.
De la investigación, que estuvo a cargo de Staffan Berglund, participaron unos 285 bebés nacidos con poco peso, que fueron controlados durante su desarrollo. Cuando los niños cumplieron las primeras seis semanas de vida, los investigadores tomaron la decisión de separarlos de manera aleatoria, suministrándoles diariamente a algunos de ellos unas gotas con hierro hasta que cumplieron los seis meses.
Al llegar a los 3 años y medio, se les efectuó a los niños un test con el propósito de medir su coeficiente intelectual, realizándoles a la vez preguntas a los padres sobre el comportamiento de sus hijos. Con la información recavada, los expertos procedieron a comparar los resultados obtenidos de los niños que tomaron las gotas con hierro con los que no lo recibieron, contrastándolos luego con otros 95 niños que nacieron con un peso normal.
De ese modo, logró comprobarse la existencia de diferencias entre los bebés que recibieron el tratamiento con hierro, quienes junto con los que nacieron con un peso adecuado arrojaron mejores resultados en los estudios, en tanto que los niños a los que se les suministró el placebo exhibieron ciertos problemas de conducta durante su desarrollo, tales como problemas de aprendizaje, de atención, de sueño, depresión y ansiedad. Por lo que de ello se desprende que una deficiencia de hierro a lo largo de la infancia podría incidir en el aumento de posibilidades de presentar problemas de conducta.
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