La llegada de un hermanito, en todos los casos, trae consigo grandes cambios para el hijo mayor, quien lógicamente al principio se siente desplazado ya que, desde que llegó el bebé a casa, mamá le presta menos atención.
Es por ello que, ante esta situación, los padres debemos evitar realizar cambios drásticos en la vida del pequeño. Es decir, no es conveniente realizar la retirada del pañal ni abandonar el chupete, así como tampoco es aconsejable la incorporación del niño a una guardería o a un nuevo colegio tras el nacimiento de su hermanito, debido a que puede llegar a creer que lo que sucede es culpa del nuevo integrante de la familia. De todos modos, si el cambio es algo inevitable, lo mejor es que se produzca durante el embarazo.
En cuanto a las visitas, es bueno pedirles que le presten más atención al hermano mayor, evitando que sólo se centren en el recién nacido.
Por otro lado, también resulta importante hacerlo participar en el cuidado del bebé, festejando en cada ocasión su ayuda. Hay que mimarlo mucho y, en especial, ser paciente, sin importar que se muestre irritable y efectúe comentarios desagradables respecto al bebé.
Tampoco se debe insistir demasiado en que es el más grande ahora, puede permitírsele ser chiquito de vez en cuando.
Al mismo tiempo, es bueno dedicarle un rato exclusivamente para él de manera diaria.
Pero sobretodo hay que desdramatizar la situación, con el tiempo el niño se dará cuenta de que no es tan malo compartir a mamá y llegará a estar encantado con su hermano, siendo desde ese momento su más fiel protector.