El cuidado de la boca del niño, es decir, la higiene bucal debe comenzar entre los 8 y los 9 meses de vida, momento en que empiezan a aparecer sus primeros dientes, que son los incisivos centrales.
La higiene debe ser realizada utilizando cepillos de cerdas suaves aunque sin crema dental. Incluso, los padres pueden llevar a cabo la limpieza valiéndose de una gasa, preferentemente por las noches.
Es muy importante que los adultos mantengan la boca de sus bebés lo más limpia posible. Para ello, es necesario realizarles una limpieza bucal entre dos y tres veces al día, en especial por las noches antes de acostarlos a dormir ya que es fundamental mantener la boca limpia durante al menos cinco horas corridas. De lo contrario, se favorecerá la formación de microorganismos conocidos como estreptococo mutans, que son los causantes de las caries en el lactante.
A medida que el bebé va creciendo e incorporando en su dieta toda clase de alimentos, resulta esencial limpiarle la boca y los dientes después de cada comida. Con el tiempo, el niño se acostumbrará a esta tarea, que luego tendrá que aprender a realizarla por sí mismo.
Para evitar la aparición de caries, también es importante que los padres no les den muchas golosinas a sus niños, pues los dulces contienen demasiada azúcar y pueden afectar el estado de los dientes en desarrollo. De todos modos, comer golosinas con moderación no es algo malo, pero no mantener una correcta higiene bucal en el niño tras haberlos ingerido sí es perjudicial.
Al llegar a los dos años de vida, el niño ya tendrá 16 dientes de leche, a los cuales habrá que darles un cuidado permanente. A partir de esa edad, es conveniente comenzar a utilizar crema dental con flúor para el lavado de la boca.
Si bien no existe una técnica de cepillado para niños, es importante que los padres hagan una consulta con el dentista para aprender qué movimientos son necesarios realizar para que la limpieza sea correcta.
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